Corbyn estaba apuntado
en la lista de besos que
poseía Jade.
El nombre de Jade estaba
escrito en la lista de besos
que tenía Corbyn.
Los dos desconocían el reto
que tenían ambos y conseguir
el beso de la victoria costaría
más que un simple roc...
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- Esto es mi culpa. - sollozó Jade ocultando su rostro entre sus manos.
- No seas así. - la tranquilizó Emma acariciando su espalda - Seguro que está bien.
La paliza que le habían dado a Corbyn había sido brutal. Los chicos fueron los únicos que pudieron ayudar al rubio y sacarle de allí antes de que la cosa se pusiera peor.
- ¡No podía mover su pierna! - gritó exasperada - ¿Qué pasa si se le ha roto? ¡No podrá jugar al baloncesto! Y todo eso solo por ser una bocazas.
El chico no pudo levantarse del suelo solo después de que la campana sonora. Gritaba exasperado por su pierna mientras sollozaba por el dolor. Jonah y Daniel le cargaron y fueron directos al hospital.
Emma no dijo nada ante el argumento de Jade, frunció los labios y la abrazó.
(…)
- ¡Corbyn!
El rubio volteó hacia su llamado y sonrió. Jade corrió hacia él con lágrimas en los ojos y le abrazó lo más fuerte posible.
- ¿Qué te han hecho? - susurró con la voz rota observando su rostro.
Su ojo derecho estaba morado, su ceja rota y tenía algunos moratones más en el rostro. Jade bajó la mirada por todo su cuerpo. Tenía ematomas por todos los brazos.
- Estoy bien... - murmuró débilmente.
- ¿Qué tal tu pierna? - retiró la sábana de encima de sus piernas antes de que Corbyn pudiera detenerla.
La morena ahogó una exclamación y se tapó la boca con las manos. Su tibia izquierda estaba escayolada.
Un sollozó escapó de la boca de Jade y Corbyn agarró su mano para poder atraerla a su pecho y rodearla con sus brazos.
- Está bien Jade, tranquila, no es nada. - murmuró en su cuello mientras acariciaba su pelo.
La chica cerró los ojos arrepentida y lo apretó más fuerte.
Era su culpa. Había dejado que esos matones destrozaran a Corbyn sin poder hacer nada. Miley y Ryan les habían tendido una trampa desde el principio. Nunca quisieron que solo se fuera uno del instituto (como dictaban las reglas), su plan inicial era echar a los dos y ella había caído en su red como una boba. Y ahora, el rubio tenía una pierna rota, una ceja partida, ematomas y un ojo morado por su culpa. Todo era su culpa y esa sensación en su pecho no le dejaba respirar bien.
- ¿Quién te ha hecho eso?
El susurro del chico le hizo levantar el rostro. Corbyn miraba la muñeca de Jade con el ceño fruncido por la gran marca roja.
- Fue Ryan... - le miró - Pero eso no importa ¿Tú te has visto a tí? Te juro que si veo a esos asteroides andantes les voy a...
- Nada. - interrumpió él - Son peligrosos y dementes. Seguro que tampoco les importaría pegar a una chica... - apretó la mandíbula y Jade bufó.
