Capítulo 38

913 107 79
                                    

El verano había pasado más rápido de lo que ellos planeaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El verano había pasado más rápido de lo que ellos planeaban.

Había transcurrido en salidas con los chicos, cenas con la familia Clifford, baloncesto, estudios y días en la piscina de la casa Besson.

- ¡No quiero que te vayas! - chillaba Ashley aferrándose a la pierna de su hermana con fuerza - ¿¡Quién me salvará del filete quemado de mamá?!

- ¡Ey! - exclamó la mujer ofendida - ¡Está delicioso!

- Sí mami. - comentó asintiendo con rapidez y miró a Jade aterrada - Sálvame. - murmuró.

La morena rió por lo bajo y acarició el pelo de su hermana con ternura, agachándose a su altura.

- Sabes que debo irme. - susurró Jade y Ashley asintió con pesadumbre - Pero voy a volver, no te preocupes. Y te compraré muchas cosas en Los Ángeles.

- ¿¡Me comprarás una vaca?! - chilló la niña emocionada con los ojos brillantes.

Jade frunció el ceño ante su sugerencia y abrió la boca varias veces sin saber que responder.

El timbre de la casa sonando la salvó.
Su madre se adelantó a abrir la puerta.

- ¡Corbyn! - exclamó la mujer y sus dos hijas se giraron hacia la puerta. - ¡Hola, cariño! ¿Estás nervioso por el viaje?

- Claro que lo está. - intervino Michael saliendo de la cocina.

La mirada de todas las chicas se posaron en él con enojo y alzó los hombros disculpándose.

- Un poco. - contestó Corbyn por fin en un murmullo adorable.

Faltaba un mes para que la universidad empezara, y la pareja había decidido viajar a California para prepararse y arreglar los trámites de pago. Y ya de paso, pasar sus últimos momentos a solas en Los Ángeles.

- ¡Corbyn! ¡Corbyn! - Ashley saltó hasta el rubio y le abrazó - ¡Jade me va a comprar una vaca!

El ojiverde miró a su novia con una ceja alzada y una sonrisa.

- Sí, bueno. Emm... Lo intentaré. - dijo la morena con una risa nerviosa.

Luego Corbyn se acercó a ella y la saludó con una sonrisa mientras la estrechaba entre sus brazos y le susurraba lo emocionante que sería la experiencia que iban a vivir.

- ¿Lleváis todo? - cuestionó la señora Clifford nerviosa y los dos asintieron mirando sus maletas. - ¿Os despediste de vuestros amigos? - volvieron a asentir? - Bien, pues creo que es hora.

Jade se abalanzó sobre su madre con lágrimas en los ojos.
Ashley y Michael se ensamblaron al abrazo con pena y tras unos segundos, la morena invitó a Corbyn a unirse.

- Os voy a extrañar mucho. - susurró la chica secándose las lágrimas con una sonrisa triste. - Ojalá papá estuviera aquí.

- Oh cielo. Está aquí. - susurró la mujer observando la casa con anhelo - Y aquí. - señaló el corazón de su hija y Jade la volvió a abrazar de nuevo. - Solo tener cuidado, ¿Está bien? - Corbyn y Jade asintieron - Michael, ve llevando las maletas al taxi.

El susodicho asintió resentido y salió de la casa.

- Ahora que se ha ido... - corrió hasta un armario y sacó una bolsa que entregó a su hija con rapidez.

- ¿Qué...? - Jade detuvo su pregunta en cuanto abrió la bolsa y pudo ver el contenido en ella.

Corbyn casi se ahogó al percatarse de ello y las mejillas de los dos se encendieron con vergüenza.

La bolsa contenía preservativos de distintas marcas. Muchos preservativos.

- Sé que sois jóvenes y, bueno... Pensé que esto os haría falta. - rió la mujer algo incómoda - No quiero ser abuela antes de tiempo.

- ¡Mamá! - exclamó la castaña entre dientes.

- ¿Por qué les regalas chicles? - preguntó Ashley inocentemente al ver lo que había dentro de la bolsa que habían descuidado por un momento - ¡Yo también quiero!

- Oh dios. - susurró Corbyn nervioso y avergonzado.

- Ya te compraré a tí los que quieras. - contestó la mujer a Ashley ignorando la primera pregunta.

(...)

Cuando llegaron al pequeño apartamento en Los Ángeles se dejaron caer en el sofá mientras tiritaban por el frío y la humedad en su ropa.

- Creía que en California no llovía. - se quejó Corbyn abrazando a la morena intentando entrar en calor.

- No suele llover, pero en algunas épocas sí. - respondió ella agotada, escondiendo su rostro en el pecho de su novio. - Quiero volver a casa.

Nada había ido bien desde que aterrizaron en California.

El aeropuerto había perdido sus maletas y solo tenían la pequeña mochila de Corbyn con algunas prendas, su portátil y agua, y el bolso de Jade, que contenía las llaves del apartamento, sus dos móviles, algo de maquillaje y su monedero, el cual no dudaron en arrebatar cuando pagaban por un paraguas.

Luego estaba la lluvia. Había empezado como una pequeña llovizna, pero terminó en una gran tormenta que los empapó.

No pudieron pagar por un taxi por el tema del dinero y tuvieron que andar durante un kilómetro y medio para llegar al apartamento.

El rubio miró a Jade sorprendido por lo dicho.

- ¿Por qué? - exclamó preocupado.

- ¿Por qué? - repitió ella con una risa seca - Quizás porque no tenemos dinero, ropa, estoy empapada y extraño a Emma y mi familia.

El ojiverde se fijó en las lágrimas que asomaban por los ojos de la chica y alzó su mentón para que le mirara.

- Ey, no llores. - retiró sus lágrimas en una caricia de su dedo pulgar y dejó su mano en su mejilla, trazando diferentes dibujos en su piel. - Todo se va a solucionar, te lo prometo. Te puedo dejar alguna sudadera o... Podemos dormir desnudos. - ella rodó los ojos con una risa melodiosa para los oídos del rubio - Tú no te preocupes, mañana todo será mejor.

- ¿Cómo puedes estar así? - preguntó Jade limpiando sus propias lágrimas mientras Corbyn la miraba embelesado - Nos ha pasado de todo hoy. Ha sido un día de mierda y tú... Sigues feliz como si nada hubiera sucedido. - se detuvo a coger aire - ¿No extrañas tu casa?

- Jade... Mi hogar está donde te encuentres tú. - afirmó el chico con una sonrisa deslumbrante - Y no me importa lo que pase, si estás conmigo sé que nada puede ir mal. Mientras estemos juntos la vida sigue, y nuestro sueño también. ¡Así que límpiate las lágrimas y regálame una sonrisa!

La morena no pudo contradecirle en nada de lo dicho, y su sonrisa apareció automáticamente tras sus dulces palabras.

- Esa es mi chica. - susurró tiernamente y dejó un lento beso en sus labios para después afectarla más a su cuerpo. - Algún día nos vamos a despertar en la misma cama, será una rutina. Nuestros cepillos estarán en el mismo vaso, comeremos en la misma mesa, saldremos a pasear todas las tardes, hablaremos de cualquier idiotez y te podré besar todas las noches sin miedo a ser descubierto por tu hermano. - la chica rió un poco mientras sus ojos brillaban imaginándose todo aquello - Algún día podremos estar juntos para siempre, te lo prometo.

Y ese para siempre estaba más cerca de lo que ellos pensaban.

💋💋💋

Las amo, ¿lo saben?💙

THE KISS LIST; 𝗖.𝗕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora