Corbyn estaba apuntado
en la lista de besos que
poseía Jade.
El nombre de Jade estaba
escrito en la lista de besos
que tenía Corbyn.
Los dos desconocían el reto
que tenían ambos y conseguir
el beso de la victoria costaría
más que un simple roc...
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- ¿Ya te vas? - preguntó la señora extrañada.
Jade asintió recogiendo su mochila y dejando un corto beso en la mejilla de su madre.
- Pero es muy pronto. - frunció el ceño la mujer.
- Lo sé mamá. - suspiró - Pero tengo examen a primera hora y quiero ir a la biblioteca a estudiar. Además Corbyn no me puede llevar por lo de su pierna.
El estruendoso sonido de una moto se oyó desde fuera de la casa. Específicamente; la moto de Corbyn.
- Pues parece que sí que ha venido a por tí. - comentó la madre sonriente.
- Eso es imposible... - susurró Jade corriendo hacia la puerta.
Abrió la puerta y todas sus esperanzas de que el rubio estuviera allí se esfumaron al verle a él.
La chica fingió una sonrisa saludándole con la mano.
- Hola. - dijo Blake - ¿Te llevo?
Jade asintió con los labios apretados.
- ¿Por qué llevas la moto de Corbyn? - preguntó confusa.
- Porque me dijo que te sentirías mejor si te viniera a recoger en ella. - sonrió amigable - Además, me la ha prestado toda la semana, con condiciones bastante estrictas. - rió al igual que Jade - ¿Subes o qué?
La morena sonrió poniéndose uno de los cascos y sentándose detrás de él.
Le parecía muy tierno que Corbyn hubiera mandado a Blake para que la recogiera. Típico de su rubio favorito.
Llegaron a clases después de un largo tramo.
- ¿Te llevo también en la salida? - preguntó el castaño con amabilidad.
Jade se acordó del coche en el que venían los chicos. Era de cinco plazas y ya iban cinco. Ellos no podrían llevarla. Luego pensó en Emma, ella venía en autobús y ninguna parada pasaba cerca de su casa.
- Vale. - sonrió - Y gracias.
Blake sonrió como respuesta y se bajó de la moto.
Los dos entraron al instituto juntos y estudiaron uno al lado del otro en la biblioteca.
Jade sacó su mirada del libro para observar de reojo al castaño. Blake mascaba chicle con una mueca graciosa mientras sus ojos se movían aburridos por el libro de literatura. La morena se aguantó una risa al verle de tal modo. Le parecía divertido.
Los ojos del castaño se posaron en Jade al oír esa pequeña risa, después sonrió cerrando el libro.
- ¿Qué te hace tanta gracia? - preguntó elevando una ceja.
- No es nada. - respondió ella calmando su risa - Parece que la geografía no te gusta.
