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—Ya nos podemos ir, no necesitamos fingir más, tu amigo número uno—solté con todo el sarcasmo que pude—está cansado. No sé como pude pretender todo este tiempo que nada ocurre entre nosotros—Protesté.

La ira centelleaba dentro de mí después tolerar toda la coquetería con el dichoso primo, quería largarme de ahí, me puse en pie, pero Jason obviamente no controló su mala costumbre de frenarme obligándome a tomar asiento frente a él, apoyé la barbilla sobre mis manos enfocándome en un punto inexistente en su frente, tratando de mantener mis nervios en control.

—¿Qué demonios te pasa?—casi gritaba— Yo no soy tu enemigo ni pedí que termináramos, fuiste tú con tus ideas de mártir enamorado quien nos tiró a este sin sentido. —Su voz era una espada cortándome cada vez que salían palabras de su boca—¿Tú crees que solo porque dejemos de estar juntos se resolverán los problemas? No Christian, yo...

—Tú lo acabaste de decir, yo soy el número uno en tu grupo de amigos, comportémonos como tal. Mis decisiones son mi problema no el tuyo...

—También son mi maldito problema—dio un golpe en la mesa, agradecí que no había nadie alrededor— yo sé que le he añadido bastante mierda a tu vida desde que estamos juntos, pero se supone que es ahora cuando nos fortalecemos mutuamente, sin huir, ni hacer estupideces con la excusa de que es por el bien del otro. Si tú de verdad supieras lo que es por mi bien, no me alejarías de ti, me fascina como eclipsas tus emociones de la noche a la mañana.

Comencé a dar pequeños golpes con los dedos sobre la mesa, luego ajusté mi gabardina, todo me irritaba, el frío clavándose a mis labios que comenzaban a resecarse, su mirada quemándome arrastrando el pensamiento de cómo abrazó a ese tipo seguía repitiéndose en mi mente junto a cada una de las posibles reacciones que yo pude haber tenido. Clavé mis ojos en los suyos intentando no perderme en su mirada claramente cansada.

—Tienes razón, desde que salgo contigo me va muy bien el papel de mártir enamorado. No lo hice por tu bien sino por el mío, porque no estoy a tu nivel y no voy a permitir que tu familia me humille. Ya no puedo Kim Jae Hyun, me incomoda tener que comportarme como un muñeco de cristal perfecto e inquebrantable cuando estoy alrededor de ellos, cada vez que voy contigo a esas fiestas de "clase alta" a las que tu familia adora asistir, donde la gente me mira como atracción de circo y balbucea a nuestras espaldas, porque eso es lo que la gente de tu clase hace, son embusteros, envidiosos y prejuiciosos. —Mi voz comenzó a titilar tal vez por la falta de fuerzas para enfrentarlo o por cómo mis palabras salían disparadas, el tormento devoró su expresión y verlo así causó más estragos de lo que había imaginado.

—Perdóname si te sentiste así—se acarició el puente de la nariz como si buscara las palabras correctas—deberías saber que estaba a punto de desafiar a mi familia por ti, pero veo que fuiste tú quien me dio la espalda primero. —Ladeé la cabeza, nos estábamos hiriendo—Te voy a conceder todos tus deseos, eres libre, soy yo quien no quiere seguir aguantando esto.

Escondió el rostro entre las manos abatido.

—De acuerdo—musité, liberando las lágrimas que había estado conteniendo, todo salió mal, se suponía que lo arreglaríamos, que por una vez yo dejaría mis miedos guardados en un rincón, poniendo nuestra felicidad de primera, mis sentimientos estaban ahí, pero mi orgullo, mis inseguridades y el desaliento ante todas las adversidades por las que atravesábamos, no me permitieron, éramos las personas correctas en el tiempo equivocado.

—No llores bebé lo siento...— Alzó la cabeza tomando mi mano suavemente.

Quiso besarme, pero lo empujé lejos cuando percibí que su primo se acercaba lentamente como serpiente que acecha a su presa, con una sonrisa suspicaz en sus labios, ya conocía a ese tipo de chico.

Roommates to Lovemies [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora