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Íbamos llegando al restaurante Troika en Itaewon, el frío no era tan intenso como los días anteriores, sin embargo, el vanidoso de Mason me tiró una chaqueta negra que tenía en su carro, inesperadamente le concedía ese toque masculino oversize a mi atuendo realzándolo. Caminé a una prudente distancia detrás de él, su espalda ancha la postura erguida y varonil, sus ojos rasgados y su mandíbula, saqué mi celular haciéndole una foto, Mason era hermoso como Narciso, pero también padecía su mal, demasiada arrogancia.

Estaba cansado de los chicos como él, pensé cuando se giró sacando su móvil haciendo ese gesto de antes, mordí mis labios inconscientemente meditando en lo que acaba de hacer, me había ido con un extraño, regresé mi mirada a él que entreabrió sus labios, luego sonrió con su mirada de halcón apuntando hacia mí con su celular.

—Quédate cómo estás—gritó apuntándome con el celular, luego se agachó como si fuera un fotógrafo profesional y me alejé. —No, espera. —Corrió a mi lado y movió mi cuerpo como si fuera un robot de plastilina—Solo una foto—hizo una pausa recogiendo una piedra del piso y poniéndola en mis manos—Mírala como si fuera tu corazón, como si estuvieras listo para entregarlo.

Mis manos comenzaron a sudar, la manera en que sus palabras me tocaron, tal vez porque estaba sensible, pensé en Jason y sollocé un segundo.

—Yo no tengo corazón—ironicé—ya lo entregué y no me lo han devuelto—tiré la piedra lejos y me apresuré enfundando las manos en los bolsillos de su chaqueta.

—¡Oye espera! —trotó a mi lado de nuevo— ¿Cómo puedes caminar tan rápido con esas piernitas cortas? —Buscó mi mirada trotando de espaldas, quise reír ante su actitud infantil, pero ni siquiera podía fingir una sonrisa.

—¿Podrías parar con todo esto? No te conozco, no tengo hambre ni quiero perder mi tiempo con un perfecto extraño. —Protesté sin darme cuenta de mi infantilismo, incluso estaba dando golpecitos con el pie, Mason se cruzó de brazos cambiando su mirada jovial a gélida, me paralicé ante su expresión, realmente él no se merecía esa perreta que acaba de montar, soltó un largo suspiro, ladeó la cabeza y entrecerró los ojos. —Lo siento.

Me acerqué a él tomando una de sus manos, grandes y cálidas, vacilé un momento, él no dejaba de ser un extraño, pero quizás no nos veríamos de nuevo, podía hacer lo que quisiera y él no parecía molestarse, apretó mis dos manos, sudadas y sonrió de nuevo, dejé escapar el aire y proseguí.

—Tengo muchos problemas...inseguridades, soy mentiroso y me gusta auto mutilarme con mis propios pensamientos, soy tóxico, afeminado, mi pelo me molesta, rompí con mi novio cuando debería apoyarlo—mi voz se quebraba de nuevo—Acabé empujándolo a los brazos de alguien más y ahora estoy hecho cenizas y...

Sentí sus brazos tensarse a mi alrededor.

—Tu pelo huele bien y deberías regresarlo a su estado natural que supongo es rizado, crees que eres afeminado, pero eso te hace lindo y atractivo, estás asustado de mí porque soy un extraño que acabó de irrumpir en tu espacio personal, porque detestas eso, que se atasquen en tu atmósfera sin tu consentimiento, ¿quién no? Respecto a tu novio, tendrás que contarme con más detalle para entenderte mejor.

Su voz era firme y amable, sus palabras fueron ese soplido que le das a una herida reciente. Lloré, necesitaba hacerlo desde el día anterior, vivía en negación conmigo, con mis sentimientos. Mis dos brazos no encerraban su espalda del todo, sin embargo, él con uno de los suyos cubría mis delgados hombros.

El golpe de su aroma en mis fosas nasales, nueces sutiles. Nos mantuvimos así por un rato hasta que mis sollozos fueron desapareciendo dando paso a la vergüenza sentí el vapor correr por todo mi cuerpo cuando me separé de su abrazo.

Roommates to Lovemies [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora