Capítulo XX: "El Crunchy Rolo"

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(Adam)

-Lo que ustedes harán es ir de fiesta no sé a dónde, y cuando regresen yo habré hecho lo que quería con Kling. -eso sonó bastante mal, pensé.

- ¿Y qué de mí? No acompañaré a los ancianos. -dijo Christian.

- ¡Hey! Ten más respeto con la edad adulta. -dijo mi padre.

-Pues sólo vayan a divertirse un buen rato sin que me preocupe, sé que saldrá todo bien, necesito un tiempo con Kling, por favor.

-Está bien lo haremos, pero para las doce de la noche tienes que ya haberlo finalizado todo. -dijo mi madre.

-Prometido. -dije.

Comencé a preparar la comida junto a la cocinera del palacio, organicé la decoración junto al diseñador de eventos, y ordené la habitación como siempre la quise ver en alguna ocasión especial hasta con velas aromáticas. Me dirigí con mi guardia favorito don Oracio le expliqué la situación y para cuando llegase Kling ingrese de manera normal al reino y espere en la puerta principal. Al parecer tenía todo controlado.

Mis intenciones primordiales eran acercarme físicamente hablando con Kling, quería que me deseara de la misma manera en la que yo lo he estado haciendo últimamente, al parecer él es más de piedra que yo, en el sentido emocional.

Debido al trabajo en exceso que tuve el día de hoy me sentía bastante agotado, pero nada ni mis ganas de dormir harían que mi plan se derrumbara.

-Bueno hijo, ¿cómo luzco? -preguntó mi madre.

-Bastante radiante como siempre. -dije sin prestar mucha atención.

- ¡Pero ése ánimo!, te creí bastante. -dijo mi madre algo irónica.

-Lo siento, tengo mi mente en cómo resultarán las cosas hoy.

-Tienes que estar tranquilo campeón, sólo recuerda usar correctamente el condón y estarás bien. -dijo de fondo mi padre.

-Y recuerda también que la primera vez siempre duele. -dijo mi hermano dándome palmadas en la cara.

-Graciosos, pueden retirarse de mi palacio. -dije bromista.

Se fueron del reino camino a no sé dónde, sólo sabía que tenía hasta la media noche para hacer todo lo que me propuse en el día. La invitación Kling la recibió el mismo día de hoy y había confirmado con una rosa de vuelta, lo que me agradaba aún más su presencia.

Era la hora de esperar a mi rey y me vestí informalmente formal, camisa blanca desabotonada desde el tercer botón, pantalones ajustados con doblez al final de color café claro, y zapatos formales blancos, algo bastante casual para estar en una cita privada.

(Kling)

Intenté ajustar lo menos posible el pantalón de tela que me compré en la tienda debido a que la talla era un poco más grande y al parecer fallé, el lado positivo de este es que se me veía irresistible al caminar, me acentuaba el trasero, lo negativo era la comodidad, no podía sentarme siquiera. Al menos el color del pantalón me agradaba bastante era celeste metálico adornada con una cadena colgante a la cadera, arriba una camiseta de cuello tortuga tono negro a juego con zapatos de vestir formales, y un abrigo largo también negro.

De camino al palacio no tenía que preocuparme de ir viendo el estado de mis caballos ya que me fueron a buscar en una carroza real, estaba entusiasmado y super nervioso por lo demás, sólo tenía en mente cómo actuar ante la belleza irresistible del príncipe y no estropearla diciendo algo estúpido como "hola, soy Kling y te amo" si bien lo sentía, pero no podía ser tan desesperado.

El príncipe de mi puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora