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-¿Crees que aquí podríamos…- Pepper caminaba en círculos, las paredes, el piso, los muebles, la colcha sobre la cama, el armario, el teléfono, absolutamente todo le causaba extrañeza, se sentía dentro de una maqueta-.. no sé, besarnos?

Peggy carcajeó dejando su abrigo en el perchero.

-No lo sé, señorita, no quisiera perturbar su pulcrisimas reputación.

Pepper rió.

-¿Y quién dijo que mi reputación me importa?- preguntó sentándose en la cama. Margaret negó con la cabeza sonriendo.

-No creo que sea buena idea, mi casera es una vieja gruñóna y las paredes son finísimas- respondió y Pepper asintió.

-Pero nunca podemos vernos- hizo berrinche con el labio inferior estirado. Peggy rió una carcajada.

-Tu quieres venir aquí, fanática de lo vintage, ya te dije que prefiero ir a verte yo- habló arrodilladose frente a la pelirroja y acariciandole las piernas.

Pepper rodó los ojos.

-No soy fanática de lo vintage, quiero ser equitativa- susurró con un piquito de pato y vocecita infantil.

-Potts… esta época es una mierda, en la tuya hay televisión a color, eso debería ser razón suficiente para vernos allí.

-Tu tienes trabajo aquí.

-Tu también allá.

-El tuyo es mucho más importante- Peggy rodó los ojos.

-¿Quieres sexo? ¿Estamos peleando porque quieres sexo?- la morena se levantó del suelo. Virginia negó con la cabeza, lo pensó un segundo y luego asintió.

Peggy sonrió balbuceando por lo bajo, tomó su abrigo y abrió la puerta.

-¿A dónde vas?- preguntó Pepper levantándose confundida.

-A la época en la que la OMS ya no tiene a la homosexualidad en la lista de enfermedades mentales- respondió saliendo de la habitación obligando a la contraria a seguirla apurada y refunfuñando.

Avengers Academy Things IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora