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Clint tal vez había tomado más de la cuenta, pero un Clint ebrio no era un problema para nadie, él reía de más y hacía chistes sin sentido que provocaban diversión en todos los demás intoxicados. Además, bajaba un par de pantalones y salía corriendo o comenzaba peleas absurdas con Loki, bueno estas dos últimas cosas también era capaz de realizarlas sin ayuda de alcohol barato de fiesta y no es que le agraden a todo el mundo, por lo contrario, hará que lo maten.

Ahora mismo se había calmado y bebía coca-cola cortesía de Bruce, mientras estaba sentado con las piernas cruzadas en una silla plástica como un niño pequeño demasiado cerca de su novio.

-¿Bruce?- preguntó y el contrario le dirigió una mirada desde detrás de sus gafas entre medio de toda esa oscuridad y las luces de colores. Clint rompió a reír. Bruce sonrió extrañado- Hazme un truco de magia- pidió y el científico acentuó su extrañeza.

Habría sido sólo un comentario pasajero de una persona que acarreaba con todo un torneo de quién bebe más shots de tequila encima, si no fuese porque lo volvió a repetir otras treinta veces en el pequeño tramo de cinco minutos y hasta para alguien tan diestro en el arte de tener paciencia, como lo era Bruce, ya cansaba.

-Okey- dijo brusco Bruce tomándole las manos movedizas y mirándolo a la cara. El rubio se calló al instante- ¿Quieres un truco de magia, bebé?

-Ajá- asintió con un movimiento de cabeza.

-¿Luego te tomas una taza de café y te vas a dormir?

-Brucie, el café es para despertarse, no para dormir, que tontito eres- le picó la nariz. Bruce rodó los ojos.

-Mira tus manos- dijo extendiendo ambas extremidades ajenas. Clint obedeció- Tienes 11 dedos- dijo y el contrario no comprendido.

-¿Qué..

-Uno, dos..- contó los dos primeros de la derecha- guarda estos tres- habló de los restantes y apartó esa mano- cuatro, cinco, seis, siete, ocho- contó todos los de la mano izquierda- ahora..- tomó la derecha y contó los tres dedos que había guardado- nueve, diez y once- levantó la vista. Clint estaba en shock.

-¿Qué…

-Magia- sonrió Bruce porque el truco era tan tonto pero Clint estaba tan ebrio y tan poco familiarizado con los números que jamás iba a descubrirlo en ese estado.

-Casate conmigo. Hazme padre. Te lo imploro- habló rápido y arrastrando las palabras mientras veía como el moreno se levantaba de su silla. Tuvo que elevar el rostro para mantener el contacto visual, lo observó desde allí abajo con el labio inferior alargado como en un pequeño berrinche.

Clint no tenía más de 10 años mentales y Bruce no hacía más que confirmarlo cada día. Adorable. Tarado.

-Tomate un café, agua y ve a dormir- dijo dándole una palmada en la espalda y ofreciendo su mano como ayuda para pararse.

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Avengers Academy Things IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora