Capítulo 26

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— ¿Tienes novia? — Pregunta Mía a su hermano.

— ¿Si?

Elliot idiota, ¿no puede solo decir que sí? Creo que el chico es más tonto de lo que pensé.

— ¿No lo sabes? — insiste la rubia.

— Si.

Mía rueda los ojos por las palabras bobas del pelirrojo.

— ¿Si lo sabes o si es tu novia?

— Sí — Vuelve a decir él con una sonrisa forzada.

Dios, dame paciencia.

— Será mejor que vayamos todos a cenar.

Christian dice y se pone de pie, estirando mi mano para que también me levante del sofá. Puedo ver en su expresión el fastidio que le causa la interacción de los hermanitos Travelyan.

Por fortuna, la cena transcurre con tranquilidad y sin más bromas tontas de Elliot o los quejidos de Mía. Luego Christian y yo nos encargamos de los platos.

— ¿Y dónde se queda Mía? — Pregunto por curiosidad.

— En la cama de Elliot.

— ¿Y Elliot?

— En el sofá.

Tomo el último plato para secarlo y guardarlo en el estante superior, tan concentrada que la voz que nos habla desde la barra me sobresalta.

— ¿Por qué tengo que dejarle mi cama? — Elliot tiene el ceño fruncido.

— Porque es tu hermana — Dice mi chico.

— Hagamos cambio, Ana duerme conmigo y tú te quedas con Mía.

— ¿Por qué? — chillo molesta.

— No voy a compartir cama con mi hermana — rueda los ojos — Y dudo mucho que tú y ella puedan dormir juntas sin intentar matarse.

Ríe divertido como si esa fuera la mejor idea. Chico idiota, ¿Por qué tendría que compartir a mi novio?

— No, Elliot — Agito mi dedo índice en su cara — Yo voy a dormir con Christian, y tú y tu hermana donde les pegue la gana.

— Qué aburrida — Hace una mueca que le arruga la nariz — Tendrías que ser más social, Ana.

Estoy a punto de decirle lo que puede hacer con su socialización, cuando Christian me empuja por los hombros hasta el pasillo. Entramos a su habitación y cierra la puerta con seguro.

— ¿Quieres una camiseta para usar de pijama?

— Claro, pero primero voy a tomar una ducha. ¿Quieres venir?

Muerdo mi labio inferior esperando a que diga que si, pero él solo se sonroja. Supongo que tener a la rubia odiosa por aquí no lo pone de humor y sé que puedo hacer algo al respecto.

Voy a la ducha de su habitación, tomo un relajante baño con agua tibia y me envuelvo en su toalla para salir. La ventaja de tener el cabello tan corto es que se seca casi de inmediato.

— ¿Lista para dormir?

Christian está acostado sobre la cama, con las sábanas a un lado y llevando solo unos boxers negros ajustados.

— Si.

Agito mi cabello otra vez para que los restos del agua se sequen, me quito la toalla y la dejo colgada sobre la silla de su escritorio.

— Estoy lista.

Digo con seguridad mientras camino desnuda hacia la cama y me tapo un poco con las sábanas. Un ligero gruñido se escapa de su garganta.

— Mierda — susurra — ¿Tienes frío?

— No, pero abrázame si quieres.

Recostarme en la cama es lo único que tengo que hacer para tenerlo sobre mi al momento.

Puedo ver el brillo de excitación en sus ojos con la luz de la lámpara junto a su cama, y sé que cayó en la tentación.

— ¿Esto cuenta como sexo de reconciliación?

— Creo que sí, y tenemos que seguir la tradición o no estaremos oficialmente bien.

Se ríe un poco y agita la cabeza. Deslizo las manos por la orilla del elástico de sus boxers y confío en que ya no le preocupe que nos escuchen.

— Sé lo que haces — Me advierte besando mi cuello.

— Conectar con mi novio de nuevo, solo eso.

Hago un gesto de inocencia, a pesar de que no puede verla porque sus besos ya bajan por mi pecho. Su barba haciendo cosquillas todo su camino hacia abajo.

— ¿Cuándo fue la última vez que te afeitaste?

— ¿Por qué? — Detienen los besos para mirarme.

— Curiosidad.

— La curiosidad puede ser peligrosa, Ana — Dice con una sonrisa.

— ¿Por qué? ¿Eres un asesino en serie? ¡Uy! ¡Como el chico del libro que estoy leyendo!

Christian suelta una carcajada, el sonido de su risa es la cosa más linda que he escuchado nunca.

— Lamento la interrupción, continua por favor.

Señalo de nuevo el punto por debajo de mis pechos que él besaba y retoma su labor. Lo extrañé tanto que estoy considerando seriamente el asunto de vivir juntos, aunque justo ahora no es el momento.

— Christian — Jadeo.

Me aferro a sus brazos para atraerlo, quiero besarlo y acariciarlo por todas las horas que estuvimos apartados. Y como no puedo esperar más, me enderezo sobre los codos para levantarme y empujarlo.

Se sienta en medio de la cama y yo rápidamente subo a su regazo para besarlo. La calma con la que me besa me hace sentir diferente, especial.

Se toma su tiempo para besar mis mejillas, mis ojos, la punta de mi nariz, mi cuello de nuevo y yo quedó atrapada en su ritmo. Su forma tan dulce y tierna de tratarme me derrite.

Dejo que él guíe nuestros movimientos hasta que de nuevo estoy sobre lo espalda, su barba hace cosquillas en mi cuello mientras se desliza en mi interior a paso lento.

— Christian — gruño con un poquito de impaciencia.

— Shh, solo disfruta.

Dice y es suficiente para mí, para que pueda dejarme llevar. Poco a poco la delicadeza va quedando de lado y los gemidos escapan ruidosos de mi boca.

Sus brazos extendidos a los costados de mi cabeza me permite tener una vista de lujo de su expresión de placer, ligeros jadeos entrecortados me dicen que él también está cerca.

— Te amo...

Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas. Mierda. Lo que se dice durante el sexo debería tener algún tipo de excusa, como si el filtro entre tu cerebro y boca desconectara.

A pesar de mis palabras, no detiene sus movimientos fuertes y precisos hasta que me hace gemir de placer, seguida de él.

Cuando vuelve a mirarme, sonríe y suspira. Lo único que se me ocurre hacer es cerrar los ojos para intentar calmarme.

— Yo también te amo...

Amigos + Beneficios (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora