Capítulo 24

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— Ay, mierda...

Escucho la voz de Kate a lo lejos, pero no me muevo ni abro los ojos.

— ¿Ana?

Dios, la cabeza me da vueltas a pesar que sigo con los ojos cerrados. Los abro lentamente, pero lo único que distingo es la alfombra de la sala en la que estoy acostada.

— ¿Kate?

— ¡No grites!

Me enderezo para verla. Lleva la coleta del cabello de lado y desorganizada, el delineador de los ojos ligeramente corrido. Lo que más me llama la atención, es que está sentada en el piso frente a mi en sostén y ropa interior.

— ¿Así dormiste? — Pregunto.

— No te rías, que estás igual.

Mierda. Me echo un vistazo rápido para descubrir que si, también estoy en sostén y bikini de encaje negro. En mi defensa, creí que tendría acción con mi novio.

— ¿Dónde está mi ropa?

— Allá — señala Kate hacia la barra de la cocina — Y allá.

Los pantalones cuelgan de la encimera y la blusa está tirada bajo la mesita de la entrada. La ropa de Kate sobre uno de los sofás, retorcida como si la hubiera usado para amarrar algo.

— ¿Qué rayos hicimos?

— No lo sé, pero seguro fue divertido. Aunque tengo hambre.

Toma el teléfono móvil de la mesita y sacude la cabeza sorprendida.

— ¡Son las tres de la tarde! ¿Cuánto dormimos?

— ¿Qué? ¿He perdido medio día aquí dormida?

— Ohh Ohh, eso no es lo peor — Kate se pone pálida de pronto — Tengo muchos mensajes enviados.

— ¿Mensajes? ¿A quién?

Mierda, mierda... A Barry.

Presiono los labios para no reírme de su expresión, pero fallo terriblemente.

— ¿Y que le dijiste? ¿Qué dice el mensaje?

— “Te amo, eres el amor de mi vida”.

— ¡Kate!

— ¡Espera! ¡Envié otro!

— ¿A Barry? ¿Qué dice?

— “Te odio, eres un grandísimo imbécil”

— Bueno, ese lo merecía — Me río.

— Luego envié fotos a Elliot.

— ¿Qué fotos?

Nos miramos la una a la otra, ambas en ropa interior. ¡Dios, no! Que no sea lo que estoy pensando.

— Fotos mías, así — Kate se señala — Y parece ser que tú las tomaste.

— ¿Qué?

Kate me extiende su teléfono con la galería de imágenes desplegada. Numerosas fotos de ella en ropa interior se aprecian ahí, también muchas otras de mi dedo sobre la cámara. Ahora yo entro en pánico.

— ¡Ay mierda! ¿Y por qué yo estoy desnuda?

— ¿Dónde está tu teléfono?

Me levanto rápido de mi sitio, pero de nuevo la cabeza me da vueltas. Mi teléfono está sobre la encimera junto a mi pantalón.

— Lo tengo, déjame ver qué... Mierda. Le envié fotos a Christian, y muchos mensajes.

Rayos, ni siquiera me atrevo a leerlos. Subo en el panel de lectura para ver los mensajes desde el inicio.

*Hola, ¿Cómo va todo por allá?*

*Aburrido sin ti* — Es su respuesta.

*Pues lo siento, preferíste la compañía de esa chica. No sé si pueda perdonarte*

— ¡Ay Mierda! ¿Lo dejé?

Kate corre a mi lado para leer también los mensajes. La primera foto que le envié es una selfie lanzando un beso.

*Me está dando calor*

Envié junto a una foto de mí sacando la blusa por encima de mi cabeza. Mi sostén de encaje resalta con lo pálido de mi piel.

*Mucho calor*

Otra foto de mí desabotonando el pantalón.

*Si tan solo estuvieras aquí*

Una foto más con los jeans deslizándose por mis rodillas.

*Pero decidiste hacer de niñero*

La foto ahora la toma Kate, porque estoy recostada en el sofá en ropa interior.

*Espero que haya valido la pena*

Mis dedos juegan con los tirantes de mi sostén, como si fuera a terminar de sacarlo.

Los mensajes se detienen en ese último mensaje, pero la notificación de llamadas sigue activa.

14 llamadas perdidas de Christian.

Ahora no sé cuál sea el problema. Si el hecho de que le envié mensajes estando ebria, desnuda o que "alguien más" me hubiera hecho las fotos.

— Borra todo — Dice Kate tomando de nuevo su teléfono — Si ellos preguntan fingiremos demencia.

— ¿Crees que funcione?

— Estábamos bebiendo, solas, es su palabra contra la nuestra.

— Bien.

— Y no lo llames, estamos molestas con ellos por abandonarnos.

— Claro.

Tuvimos que apurarnos con la lavandería, usar remedios caseros para las ojeras y limpiar un poco porque la alfombra huele a licor de cereza.

Y aunque pensamos que los chicos aparecerían por aquí para interrogarnos, no lo hacen.

Por eso el lunes en la mañana, ambas nos levantamos de mal humor para ir al trabajo. “Ellos deben dar el primer paso”, dijo Kate.

Estoy sola en mi pequeña oficina, los pies cruzados sobre el escritorio y el manuscrito de un asesino en serie en mis manos. No sé si sería capaz de leer un cliché en este momento.

Mi teléfono vibra contra el escritorio, pero me aferro a las hojas en mis manos para resistir la tentación. Y la curiosidad.

Mierda.

No puedo.

— Un vistazo, solo uno pequeño.

Miro rápidamente la pantalla, pero el nombre que aparece es justo el que estuve esperando desde ayer.

Christian.

— Supongo que si va a disculparse necesito leerlo, ¡él dió el primer paso Kate!

Grito como si ella pudiera escucharme. Abro el mensaje, pero no lo comprendo del todo.

*Chicas hermosas, por todo el mundo*

*Podría estar persiguiéndolas pero estaría perdiendo mi tiempo*

*Ellas no tienen nada de ti, nena*

*Nada de ti, nena*

— ¿Qué rayos...?

*Ellas pueden decir hola y yo puedo decir “hey”*

*Pero no deberías preocuparte de lo que digan*

*Porque ellas no tienen nada de ti, nena*

*Nada de ti, nena*

Amigos + Beneficios (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora