No suelto la mano de Mina ni siquiera para subir al auto de Elliot. Nos acomodamos juntas en el asiento trasero y espero a que el ruido del motor amortigue mi voz para hablarle.
— Necesito un favor – susurro.
— ¿Cuál?
— Necesito que entretengas a Elliot.
— ¿Por qué? Creí que te gustaba.
— En realidad no – una sonrisa tímida aparece en mi rostro mientras jugueteo con mis manos.
— ¿Entonces por qué vamos con ellos?
Mina me mira con expresión confundida, así que no me queda más que sincerarme. Con la cabeza señalo hacia el asiento delantero, del lado del copiloto.
— ¡Oh! – chilla – ¡Él es tan lindo, Ana!
— ¡Shh! ¡Shh! – la regaño.
Christian voltea sobre su hombro para mirarnos, así que dejamos de cuchichear para que no se den cuenta de nada. Sé lo que no quiero de Elliot, pero necesito descubrir en qué punto estoy con su amigo.
Aunque esto se siente muy extraño. ¿Qué pensará Elliot cuando sepa que me interesa su amigo? ¿Qué pensará Christian si le digo que es él quien me interesa? ¿La vida es así de complicada o solo soy yo complicándola?
Mierda. No sé si es el alcohol que ya he tomado de los mojitos pero siento un bajón en mi ánimo. Me preocupa no salir bien parada de esto y preferiría apartarme antes de salir lastimada, tal vez solo tenga que...
— ¿Ana? Ya llegamos – Mi amiga sacude mi mano para llamar mi atención.
— Si, perdón, estaba distraída. Vamos.
Apenas ahora me doy cuenta que Mina es la que platica con ellos mientras subimos al ascensor. Lo primero que hago cuando entramos al departamento es sentarme en el sillón, como lo estuve la semana pasada con Christian.
— Estás muy seria – Elliot extiende un vaso hacia mí y lo tomo.
— Estoy algo cansada. Es todo.
— Entonces bebe para que te relajes.
— ¿Intentas embriagarme?
Elliot suelta una carcajada y se sacude el cabello rojizo con la mano. Antes de que pueda sentarse a mi lado en el sofá, Mina se deja caer con la bebida.
— Tienen un bonito departamento.
— Si. Gracias.
Al pelirrojo no le queda más remedio que retroceder hasta el sofá frente a nosotras y sentarse a un lado de Christian.
Hemos bebido un par de tragos cuando veo que Elliot se dirige a la cocina por otro trago. Mina palmea mi pierna y me guiña un ojo antes de levantarse para seguir a Elliot.
El chico de ojos grises sigue sentado en el sofá frente a mi y le sonrío antes de señalar el puesto libre a mi lado. Él no lo piensa mucho y se acerca.
— Tranquilidad al fin – dice.
— Si, ¿Cómo has estado?
— Bien, ya sabes, la escuela me mantiene ocupado.
— Oh, si claro, eres el sexy maestro de música – Mierda, ¿Ya lo llamé sexy?
Christian suelta una carcajada y niega con la cabeza.
— Nadie me había llamado sexy en un tiempo.
— No en tu cara – respondo mordiendo mi labio inferior.
— Bueno, normalmente la atención está allá – señala con la cabeza hacia la cocina – Con Elliot.
— Vamos, eres tan sexy como él, incluso más.
Vuelvo a morder mi labio sintiéndome, por primera vez, tímida.
— Creo que a tu amiga le gusta Elliot, ¿Estás de acuerdo con eso?
— Ya te lo dije, solo somos amigos. Tal vez ellos se entiendan mejor.
Él me mira con los ojos entrecerrados y me rasco la ceja, nerviosa. Si, todo esto suena raro.
— Pensé que tú venías por Elliot.
— No.
— ¿No? – ahora arquea la ceja – ¿Vienes a hacer de chaperona con tu amiga?
— No – me río y golpeo su brazo – En realidad estoy aquí porque quiero saber qué llevas en el portafolio. Me tiene intrigada.
Ladea la cabeza confundido y tengo que señalar hacia el sillón pequeño donde está su pesado portafolio.
— ¿Solo eso te causa curiosidad? Adelante entonces, ábrelo.
— ¿Seguro? ¿Vas a dejar que una desconocida curiosee en tus cosas?
— Bueno, aún no decido si en todas mis cosas – sonríe divertido – pero puedes revisar el maletín.
— Y habremos acabado con el misterio – Exhalo un suspiro exagerado.
— Luego podrías revisar el estante de mis libros, mi escritorio, el clóset – señala hacia su habitación.
— Rayos, tendré que venir muchas veces más hasta saciar mi curiosidad. Y déjame decirte que soy muy curiosa.
— Tal vez estaba contando con eso.
Estiro la mano para tomar sus lentes y poder ver esos impresionantes ojos grises que me tienen encantada. Los coloco sobre la mesita detrás de mí junto con mi vaso para mirarlo.
No sé a dónde nos lleve este coqueteo inocente, pero me permito acariciar su rostro sintiendo su espesa barba entre mis dedos. Sus labios delgados, su nariz recta y perfecta, sus cejas gruesas.
Christian se aparta, dejando mi mano al aire y a mí desconcertada. Mira por sobre su hombro hacia la cocina y justo ahora soy consciente que busca a Elliot... Y a Mina. No están.
Vuelve hacia mí rápidamente y apoya su mano en mi nuca para atraerme a sus labios. La presión es tan suave y perfecta que un ligero gemido se escapa de mi garganta.
Me acerco a él para corresponder su beso, que crece en intensidad. Se aparta solo para pasar la lengua por sus labios y volver a besarme con fuerza, haciéndome reclinar sobre el sofá.
Mis manos se aferran a su rostro, acarician su cabello, recorren sus brazos fuertes escondidos bajo esa camisa y ese saco azul que resalta sus preciosos ojos.
Cuando mi cabeza toca el cojín del sofá, sus manos se mueven por los costados de mi cuerpo. La discreta blusa que llevo en color negro se desliza hasta dejar mi abdomen al descubierto.
Se sostiene del respaldo del sofá para no poner todo su peso sobre mi mientras su mano derecha presiona mi cadera, por debajo de la blusa.
Otro gemido se escapa de mis labios y lo siento sonreír en medio del beso. Y justo cuando voy a tomar impulso para besarlo como nunca antes, una puerta se abre.
Nos quedamos inmóviles, con la respiración agitada mientras Mina pasa por un lado hacia la salida del departamento... ¡No!
— Tengo que irme.
— ¿Ahora?
— Si, no puedo dejar que mi amiga se marche sola. Lo siento.
— Bien, tienes razón.
Christian se endereza para que yo me levante. Acomodo rápido mi ropa y tomo mi bolso del sofá. Me acerco a él de nuevo y tomo su rostro con mis manos.
— Adiós – susurro y lo beso.
Y sin mirar atrás, salgo del departamento hacia el ascensor, justo a tiempo para entrar con Mina.
— No preguntes – me dice – Lo hice por ti.
Arqueo la ceja antes de voltear a verla. ¡Si, como no!
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Amigos + Beneficios (Versión Fanfic)
FanfictionMientras llega el indicado... ¿Disfruto al equivocado? Porque el amor no siempre es perfecto. ~ • ~ La historia es mía, pero los personajes pertenecen a E.L. James y su trilogía 50 Sombras de Grey. Registro SafeCreative: 2103047086445