La Bitacora de Jehan [Completa]

Repentina Búsqueda

No sabía siquiera como había pasado eso, solo estaba seguro que si seguía con vida, dinero en sus bolsillos y entre cervezas, era gracias a Feuilly. Claramente Grantaire alguna vez le había dicho, no cambies de ruta, pero ese día en especial, al salir del trabajo, tenía que ir a comprar un libro nuevo que había encargado y de ahí, ir por abono para las plantas y sobretodo, traer lombrices nuevas porque ya era momento de cambiarles la tierra

Así que al salir del trabajo pese a que empezaba el ocaso se había aventurado calles abajo por el Sena buscando todo lo que necesitaba y su entusiasta sonrisa por el paquete con el libro, junto con la pésima elección de atuendo que aunque mezclado pesimamente se notaba fino, Jehan siguió andando sin captar la atención de aquellos que en la obscuridad que se ponía sobre Paris despertándolos, observaban la ciudad en busca de algo para su beneficio

El poeta por su parte ni siquiera se enteraba de ello, solo celebraba el buen tiempo en que había podido hacer casi todas sus diligencias, ahora solo debía ir por el cebo y podría volver a casa, juró reacomodándose el libro envuelto que moría por llegar a leer, cuando sintió la mano en el hombro y se vio estampado contra la pared, conteniendo el aliento al sentir el filo frio bajo el cuello, sin saber siquiera que estaba pasando

-Pobre burgués perdido, vacía los bolsillos, niño bonito- le ordenó el anónimo al que no podía ver

-S...sí, ya va- soltó con voz temblorosa sin moverse siquiera ganándose otro golpe contra la pared que le hizo ver borroso por un momento y oír a lo lejos el eco de una orden y de repente se supo libre como para llevarse la mano a la frente y masajearse antes de sentir la mano en el hombro llamándole- ¿Feuilly?- llamó reconociéndolo- ¿Qué... qué haces aquí?- dudó revisando el lugar

-Eso te pregunto yo a ti, este lugar es peligroso para ti, ¿cómo se te ocurre venir solo?- reprendió el obrero hasta entender que no lo oía bien, exhaló y rodeándolo con el brazo le llevo con él- ven, vamos, estas no son horas de andar la calle y menos solo- reconoció deteniéndose a alzar el libro que estaba en el suelo emprendiendo camino a algún bar que les pudiera dar hielo- ¿Qué haces en estas zonas?- duda cuando llegaron al lugar y le dejó en un sitio que el poeta detallaba ya más espabilado sin pasar por alto que la mirada más verde que hubiese visto pareciera taladrarle a un par de mesas- ¿Jehan?- llamó Feuilly empujándole el hombro para que reaccionara y tomara el hielo que no había recibido por ver a saber qué- ¿estás bien?- dudó sentándose frente a él

-¿Quién es?- respondió sin apartar la vista del desconocido que tan conocido se le hacía en ese preciso instante como para que Feuilly girara a ver y frunciera el ceño al verle- ¿sabes quién es? Nos ha estado viendo desde que llegamos- reconoció poniéndose el paño con hielo en la frente obligándose a apartar la mirada cuando el muchacho de cabello negro les sonrió casi con maldadosa inocencia y dio otro sorbo a su bebida volviendo su atención al gigantón que está con él

Solo un idiota pensaría que se había olvidado de ellos, no hubo instante en que Jehan no sintiera que los de esa mesa los vigilaban, Feuilly se negó a responderle, zanjó todo a un "Sé quién es" y tras terminarse una cerveza se levantó indicándole irse, lo último que el poeta hizo al salir, fue volver la vista a la mesa del desconocido antes de trotar para alcanzar a Feuilly y empezar a sentirse seguidos

Alerta como perro en acecho, Feuilly emprendió camino vigía de Jehan y de todo alrededor, pero de repente, disminuyó el paso para nerviosismo de Jehan, que notando el deteriorado estado de esas calles, finalmente activaba sus señales de alarma como para querer volver pronto a casa y tomarse del brazo de Feuilly en busca de protección.

El castaño solo lo miró, negó y continuó avanzando hasta oír pasos tras ellos, maldecir entre dientes, cerrar los ojos, prometerle que todo estaría bien, pero ordenarle que si le decía que corriera, lo hiciera. Temeroso y volviendo la vista atrás Jehan afirmó, pero temió a lo que no veía.