El Piso del Burgués

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Solo esperaba que no tuvieran anécdotas vergonzosas de él, porque honestamente no recordaba nada, se detuvo bajo el marco de la cocina y ahí les vio a los cuatro, Bahorel nuevamente comiendo pan sentado en la hornilla, Grantaire viendo el vapor que salía de la taza de café que tenía frente a él como si ni siquiera estuviera presente, apoyado en una de las paredes y con otra taza de café en la mano, alguien que le era desconocido e irreal que le preguntaba a algo a Bahorel sobre la universidad y, comiendo algo directamente de la sartén, un castaño que fue el primero en determinarle

-Despertaste, días- saludó el ojimiel y de inmediato el resto giraron a verle

-Ah... días- susurró por lo bajo, ¿dónde estaba? Al menos Grantaire y Bahorel estaban ahí porque tendría que ser más incómodo despertar en otro piso, con gente ajena- yo, lamento la intromisión- se excusó y antes que pudiera decir algo se escuchó desde alguna parte esa voz que poco le faltó para causarle una jaqueca

-¡¡HUELE A COMIDA!!- se escuchó Courfeyrac desde su habitación y pese a que Jehan le buscó, no lo vio hasta que el abogado llegó a la cocina- días, eh... ¿con que si despertaste?, maldito seas Grantaire, tenías razón, despertaría temprano, como sea, te pago cuando vuelva, que tenemos hambre- le juró al pintor que afirmó y le dio paso para servir en dos platos y en tazas algo de café- ¿ya se conocen?- les preguntó intercalando mirada entre el rubio y el castaño que parecían recriminarle algo- no me jodan, si hubieran ido no tendrían queja alguna- les recriminó y se apiado de Jehan que seguía a un lado del marco de la puerta- mis compañeros de piso, amigos de esta vida y las anteriores- les presentó- Bastián o Alexandre si prefieres- indicó señalando al rubio que afirmó a modo de respuesta antes de volver a beber su café viendo hacer al ojiverde- y Nathan, pero dile Ferre- continuó terminando de servir para poner en una bandeja- Enjolras, Combeferre- les habló a sus compañeros que le miraron ante el llamado- estos de aquí son, Jehan y sus amigos Nicholas Grantaire y Sebastien Bahorel... sí, escucharon bien, sus amigos, porque los amigos de Jehan si le acompañan a fiestas- recriminó y de la cocina salió Enjolras tras negar y exhalar apático a oírle y Combeferre solo negó entretenido de su intento por hacerles ir a una juerga- algún día les haré ir a una y me lo agradecerán- juró y tanto Bahorel como Jehan veían la situación entretenidos mientras Grantaire al fin se dignó a probar el café

-Tu amante espera, ya lárgate de aquí- se limitó a decirle Combeferre con una sonrisa divertida de ver lo fácil que se distraía la mente del ojiverde y al recordarlo volvió a pasar a la habitación central del piso para cerrar tras él- Courfeyrac siempre es así- explicó- lo lamento si hizo algo demasiado... él- resumió lo mejor posible

-Nadie lo recuerda- juró Grantaire con la vista fija en el marco de la puerta sin ver algo fijo- ¿piensas entrar?- le preguntó finalmente a Jehan que afirmó y al parecer el poeta fue el único que escuchó a Grantaire exhalar antes de beberse el café en una sola tomada

Todavía estaban en la cocina empezando a hablar de todo un poco, cuando se escucharon pasos de más y momentos más tarde Courfeyrac volvió con ellos dejándole el dinero de la apuesta a Grantaire. Nadie ahí tenía que preguntar por la muchacha que salió a hurtadillas y se negó a ser llevada a su casa, pero todos sabían que eso era lo que había pasado, algunos porque habían hecho lo mismo, otros porque lo habían visto hacer eso demasiadas veces como para conocer la rutina de memoria, por lo que solo se unió a la conversación de comparar vivencias y estilos de vidas; por su parte a Jehan le agradaba el pequeño grupo que se había formado y sentirse parte de él, no solo ser un espectador, sino tener el tiempo suficiente como para aportar al tema y reír con ellos

Hasta el momento, ninguno de sus amigos era de Paris como tal, pero todos llevaban más tiempo que él en esa ciudad, por lo que era el nuevo y en esa mañana supo suficiente, porque la conversación fluía con facilidad, definitivamente hablar con las personas en Paris era agradable y fácil como en ninguna otra parte donde hubiera estado o tal vez era que el mismo Jehan causaba esa confianza como para hablar. Como fuera, en ese rato, supo que de no ser por la universidad, jamás se hubiesen conocido porque vivían en polos opuestos, él había pasado gran parte de su vida al sur costero en la ciudad de Montpellier; Combeferre le quedaba algo cerca, siendo de Marsella; Grantaire era de Orleans; Bahorel, del norte, de Amiens como tal; Courfeyrac era de Inglaterra pese a que su familia fuera de Lyon y Enjolras era de Versalles que... en teoría, sería de Paris, pero todos sabían que Paris jamás sería Versalles, ni aunque lo intentara, Versalles era un país dentro de la capital, tal como el vaticano lo era dentro de Roma. Ahí entendió Jehan que las ciudades que Courfeyrac conociera, fueran precisamente Lyon, Marsella y Versalles

La Bitacora de Jehan [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora