Valiente Cobarde

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Me he llenado de valentía para intentar ir al muelle,

No he sido capaz de entrar ninguna de estas noches,

Es que el día que más valiente me sentía y me repetía que no pasaría nada,

Escuché que allá igual custodian y la rondan delincuentes y, me dio miedo

Estoy tentado de preguntarle a Courfeyrac si me acompaña

Pero no me animo a hacerlo, aunque el otro día, vi a Combeferre, creo,

No estoy seguro que fuera él, pero se parecían mucho

Y no tengo palabras para explicar mi sorpresa, no es que sea malo, pero...

No creí que las frecuentara tanto como para que le distinguieran

Esta es la sexta noche que intento ir, así que se me ha de desear suerte

Pd. Entre los dos, definitivamente el valiente, es Dante, se lo he contado y

Ni siquiera se inmuta, él no le teme a nada, hace frente a las adversidades,

Ojalá hoy tenga su valentía felina y sentidos también

Dejó escrito en su libreta y exhaló inconforme y nervioso de ir a ese lugar y a qué iría, inhaló, exhaló de nuevo y jugando con el borde de su levita, se dignó a salir o no saldría esa noche, se conocía bien como para saber que de no irse, encontraría la excusa para quedarse en casa y aun así, su mente no dejaba de procesar prosas y descripciones sentimentales, pese a seguir avanzando maldiciendo por lo bajo al reconocer a Combeferre a pocas calles, quiso desaparecer, pero igual sonrió y le acompañó sin omitir la mirada extrañada que le dedicó el médico

-¿Te sientes bien?- dudó la tercera vez que Jehan se frotó los nudillos y enrojeció hasta las orejas

-Ah... si- mintió en susurro- ¿Quién sabe? Tal vez, allá encuentre musas- bromeó forzando la sonrisa

-¿Musas?- replicó acomodándose los lentes preocupado de esa idea- supongo, pero no es recomendable idolatrarlas- aconsejó dudando si decirlo o no- corres riesgo de querer regresar y confundir sentimientos, en ellas, es un trabajo, no muy digno, pero trabajo- aclaró lo evidente y Jehan se apresuró a afirmar

-¿Tú... has venido?- frenó al darse cuenta que tras bajar esos escasos escalones habría llegado a los muelles- ¿no te da miedo venir solo? He oído que no es muy seguro- explicó revisando el lugar

-¿Venir? Ah... si, pero no así- aclaró al verle enrojecer de nuevo por sentir eso imprudencia- el hospital, es costoso y ellas siguen siendo personas, en estas circunstancias, pueden enfermar con más facilidad, sobretodo en esta época de fríos y tal vez, nieve- explicó y solo entonces el poeta notó que el castaño llevaba el maletín en la diestra- son agradables, sus patrones también, siempre y cuando vayas a hacer lo que debes y no ocupes a las que están de turno y ¿de ser peligroso?... supongo, más hacia los muelles del fondo, cobran menos así que los frecuentados por "gentuza"- explicó al notarle tan perdido de ni siquiera saber a dónde ir, pero acercársele reacio a ir a alguno de los lugares y sobresaltándose cuando alguna de ellas siquiera les determinaban

-¿Nunca te han hecho daño aquí?- insistió revisando que los primeros muelles, eran música, risas, alcohol, zalamería y parecía que fueran felices tanto clientes como meretrices, pero Combeferre seguía avanzando saludando a una que otra y el ambiente se iba volviendo más bohemio, silencioso y finalmente, degradante, a esos aun no llegaba, pero se alcanzaban a ver- no deberías venir solo

La Bitacora de Jehan [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora