Consuelo al Corazón

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¿Habría ido Courfeyrac solo con el poeta al comedor? No, no era tan valiente, así que bajaría con la poca cordura que hubiera en esa casa a falta de Combeferre. Se juró el abogado sabiendo que de paso, podría poner a Enjolras al tanto de las cosas que habían pasado, quisiera saberlo o no. Así mataba dos pájaros de un solo tiro para su diversión y de paso, se evitaba pensar desvaríos peligrosos que involucraran a Jehan, por ahora seguiría en el balcón terminandose en un par de caladas el cigarro para atender finalmente su hambre y desde ahí llamó a gritos para que se oyera al otro extremo de la casa

-JULIUS CESAIRE BASTIAN ALEXANDRE ENJOLRAS, TENGO HAMBRE- le gritó faltándole el aire para cuando terminó esa frase, esperó tamborileando el barandal del balcón y a los pocos minutos pasó hacia la habitación del pasillo abriendo la habitación ajena- ¿me oíste? Que vamos a comer algo, con suerte, la cocina siga abierta y no te atrevas a decirme que ya bajaste, ni tú te crees eso- advirtió antes de obtener precisamente esa respuesta y oír pasos tras él- Jehan- saludó de nuevo al curioso poeta que lo había seguido- Jehan también viene, así que deja de hacerle esperar- chantajeó en nombre del visitante que solo dio un respingo y sin alzar la cabeza salió tras ellos cuando Enjolras aceptó el chantaje del abogado y cerrando tras él salió de la habitación dejando al poeta frustrado de no alcanzar a ver nada de su habitación- más vale tu endemoniado felino se haya quedado dentro y no por toda la casa- le advirtió olvidándose un rato del poeta que intercalando mirada entre ellos, les siguió unos pasos atrás divertido de lo que oía y fascinando de verles ser

Encontró lógico que Courfeyrac les pusiera al tanto, Jehan como ya se había dicho, jamás había tenido amistades así, mucho menos una tan longeva como para rozar lo delirante y con manos a la espalda se imaginó así en unos años con todo su grupo de amigos antes de sentarse junto a ellos y notar que la decoración de la mesa a su lado, eran dientes de león

-Marie- musitó captando la atención de ambos- no es nada, solo... son dientes de león- se explicó señalándolos- así se llama mi dientes de león- le contó al rubio y le recordó al azabache

-Cierto, la Marie de Grantaire, lo había olvidado y ¿Ya sabes quién es?- dudó Courfeyrac atento a la mesera que empezaba a traer platos a las otras mesas

-Es su hermana- comentó como si nada Enjolras ante el silencio de Jehan y el colapso del poeta fue notorio como para girar a verle al igual que Courfeyrac- ¿Qué? Es su hermana- recalcó subiendo los hombros ante la mirada ambos

-¿Y tú como sabes eso?- atinó a preguntar el abogado

-Él me dijo- aclaró y el colapso se hizo mayor como para apoyarse en la mesa exigiendo una respuesta concreta del momento exacto y las palabras precisas, es más, recrearles el instante de ser posible- no dijo que fuera la flor, pero sí que tiene una hermana menor que se llama Marie- se explicó y Jehan seguía necesitando datos, ¿Cuándo y por qué le dijo aquello?

-Enjolras, ¿por qué te dijo eso?- insistió Courfeyrac ya que otra cosa más no diría

-Él preguntó si tenía hermanos, yo respondí y devolví la pregunta, ahí me dijo- resumió de forma terriblemente cruel para el poeta que siempre era de minuciosa descripción

Habiéndole pasado a él, Jehan hasta les contaría el clima que había, pero mecánica como era la respuesta de Enjolras le creaba al castaño la necesidad de ir con Grantaire mismo y con el derecho que nadie le daba, reclamarle, ¡Él le había preguntado y en cambio a Enjolras se lo dice como si nada! Eso lo frustró lo suficiente como para terminar de comer, estar un rato más y hasta alcanzar a saludar a Combeferre y salir de ahí directo al piso del pintor y tocar estrepitosamente fuerte

-¿Qué demonios?- dudó Grantaire al abrir y verle ahí- pensé que venían a correrme del piso- aseguró y ante el silencio el pintor le dejó pasar- ¿ocurrió algo?- se preocupó siguiéndole hasta el sofá

La Bitacora de Jehan [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora