CAP. 18

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Los sueños de Elsa siempre han sido tan infantiles como una pequeña niña de doce años, era su única escapatoria para olvidar toda la presión que sentía durante toda su vida, deseando no despertar para permanecer fuera de la realidad por siempre. Hoy en día algo extraño estaba sucediendo, ver a Jack en la cocina de la mansión Arendell preparando un delicioso desayuno no podía ser real, estaba soñando de nuevo, debía alejar esos absurdos pensamientos de su cabeza, fue por ello que golpeó su cabeza con fuerza, llamando la atención del peliblanco

— Buenos días... — Su sonrisa la convenció de que realmente no era un sueño, el brillo de sus ojos le comprobaron que aquello no era una alucinación. Pero, dios mío, aquello le parecía tan difícil de creer que volvió a golpearse la cabeza con más fuerza — ¿Sucede algo?

Elsa negó mostrando muecas de dolor, a lo que Jack volvió a sonreír, acercándose a ella posa su mano en la parte adolorida de la mujer, dando pequeños masajes con delicadeza

— No te lastimes... Por favor — El corazón de Elsa comenzó a latir sin control, sus mejillas se tornaron en un rosa carmesí haciéndola ver la chica más preciosa del mundo ante los ojos de Jack. Se contuvo a realizar un movimiento arriesgado y volver a sus asuntos culinarios — Será mejor que termine con el desayuno

La peliblanca asintió observando como las hábiles manos del pálido hombre cortaban los vegetales, vertía aceite en el sartén, movía la espátula con gran velocidad; salió de la cocina con una boba sonrisa adornando su rostro, ¿realmente se había despertado tan temprano solo para cocinar el desayuno?, mientras los días transcurrían se daba cuenta lo cercana que se volvió hacia ese peliblanco chico, algo que jamás pudo imaginar cuando estudiaba su bachillerato. Siempre pensó que sus encuentros fueron casuales, que Jack solo la trataba como una simple conocida, no se atrevía a pensar más allá de ello, pero sus emociones colapsaron en el momento que apareció en la cena donde se anunciaba su compromiso no deseado

Aún había muchas dudas en su mente, cómo sabía la dirección de la mansión, qué hizo para lograr entrar, y aunque ya se hacía una idea, ella prefería escuchar la respuesta por parte de Jack, pero lo haría más tarde, el día de hoy era muy importante, y tal parece que no tendrá tiempo para tener todo en orden

— ¿Qué tanto piensas? — Elsa dio un pequeño brinco del susto, mientras Storm sonreía por la tierna acción de su hermana

— No es asunto tuyo... — Storm formó un puchero, pero esa linda expresión cambio al notar como su hermana la veía de una forma extraña — ¿A dónde vas?

— ¿¡Afuera!?, ¡yo no iré afuera! — La pálida chica soltó una leve risa, no se molesto en preguntar y solo añadió

— Regresa antes de las siete, ¿de acuerdo? — Su pequeño hermano asintió feliz y se marchó no sin antes dejar un dulce beso en su mejilla — Y saludas a Toothless de mi parte — Terminó por decir soltando a carcajadas al ver la mirada avergonzada del rubio

Al verlo marcharse, dejo salir un suspiro dándose cuenta que Anna tampoco estaba en la mansión, optando por visitar la habitación de su abuela, miró la enorme puerta de madera llegando a arrepentirse una vez estando ahí, no quería llegar a molestarla, por lo que dio media vuelta y aceleró sus pasos, pero una dulce voz la hizo detenerse. Miró a sus espaldas encontrándose con la radiante sonrisa de su abuela, no se resistió a correr hacia ella y abrazarla, ¿desde cuándo no lo hacía?, se sentía la persona más cruel del mundo al no demostrarle afecto a sus abuelos

La señora Arendell acarició la suave mejilla de su nieta invitándola a pasar, la condujo a una pequeña mesa y dos elegantes sillas con un juego de té, sirviéndole una taza de este

— Es una mañana tranquila, ¿no es así? — Elsa asintió tomando la taza entre sus manos dándole un pequeño sorbo, su abuela la miró con preocupación, haciéndose bastante notable su triste expresión — ¿Sucede algo, cariño?

Hiccup Es Mi... ¿¡Amiga!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora