CAP. 19

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Tratando de aguantar las ganas de reír, Kristoff miraba todos los documentos que debía firmar en el mostrador junto a Thomas, mientras Anna fingía leer en un pequeño sofá dándole miradas de odio y rencor, acomodándose sus anteojos toma el bolígrafo y coloca su firma en cada uno de los papeles, mientras el joven estudiante trataba de descifrar cada una de las expresiones de la invitada de su jefe, en un principio le pareció extraño que llegara con un acompañante, cada vez que el señor Kristoff visitaba la librería prefería aparecer solo, ni siquiera tenía el valor de traer a las señoras Trollan, ya que cada problema que se presentaba, era más recomendable que ellas no se enteraran

Porque para creer que era merecedor de tener el apellido Trollan, era sacar a flote por lo menos una librería de su propia creación él mismo, tal vez por eso este local no era reconocido como uno de las famosas propiedades de su familia, por ello casi todo el tiempo permanecía vacío el lugar, no exigiéndole mucho en su trabajo. No parecía tener una buena relación con la señorita Arendell, las expresiones que ambos adultos demostraban se lo  decía

— No esta en buenos términos con su prometida, ¿no es así, señor Trollan? — Kristoff detuvo el bolígrafo dejando un punto feo y enorme, apretó este con fuerza, después lo soltó y quitando sus anteojos dijo

— ¿Prometida? — El joven empleado asintió al saber que la noticia de su compromiso con la familia Arendell ya era muy conocida en la zona, fue por ello que no le vio ningún problema en preguntar

— ¿He dicho algo malo? — El hombre comenzó a reír levemente mirando a Anna quien esta continuaba leyendo, recordó sus palabras, «aún si eso les funciona, tengo a una señorita Arendell para que mis negocios funcionen» fue inevitable imaginar por un momento a esa pelinaranja mujer caminando al altar con un elegante vestido blanco, realmente le pareció muy tentador esa imagen — ¿Señor Trollan? — Lo volvió a llamar al notar que solo miraba a Anna

— Prometida... — Volvió a mencionarlo, solo que esta vez con una sonrisa maliciosa — Si, ella es mi prometida. No te preocupes, le gusta mucho leer, tal vez de ahora en adelante venga mucho aquí para que ya no este enojada conmigo

— ¡Wow!, usted realmente debe amarla mucho, si quiere puedo ayudarlo — Kristoff negó sonriente volviendo a colocar sus anteojos y tomar nuevamente el bolígrafo

— No es necesario, puedo conquistarla a mi manera... — Thomas asintió acomodando libros en la estantería mientras el rubio hombre trataba de no carcajearse, dejó por un momento los documentos y su atención volvió en Anna, recordó la noche anterior. El destino era verdaderamente cruel al presentársela de esa manera, le pareció increíble que deseó haberla conocido en otros momentos, si hubiera sido en otras circunstancias, tal vez la idea de ser su prometida no le hubiera parecido tan graciosa y absurda 

— Señor doble cara — Kristoff esfumó sus pensamientos viendo a la mujer frente a él — Debo irme, mis hermanos necesitan ayuda para...

— ¿Para...? — Intentó incitarla a terminar la oración, pero Anna solo negó y calló — Como sea, vamos... Te dejaré — A punto de guardar sus pertenencias, la mujer volvió a negar

— No te molestes, puedo tomar un transporte y llegar a tiempo — A punto de reclamar su celular comienza a sonar — Bien, me iré...

Fue increíble como en menos de dos segundos salió corriendo del local, Kristoff gritó su nombre y trató de seguirla hasta la salida de la librería, se detuvo al ver la gran distancia que le llevaría alcanzarla, por lo que maldijo entró al local

Hiccup Es Mi... ¿¡Amiga!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora