Una Pareja Moderna [Namjin x Jungkook]

4

Namjoon estaba parado al lado de la puerta cuando Seokjin lo vio, y aunque éste no supo por qué, por unos escasos segundos una alarma sonó en su cabeza, dándole a entender que había sido descubierto in fraganti haciendo algo muy malo.

Ya recuperado de su inicial sorpresa y un poco confundido, Jin, quien iba vestido solo con un bóxer de color amarillo canario, saltó de la cama haciendo que la cabeza de Jungkook rebotara contra el colchón, despertando así de manera abrupta al muchachito.

—¡Amor, volviste! —gritó fuertemente el pelinegro alargando la última palabra, mientras corría y se trepaba encima de su novio.

Seokjin envolvió sus brazos alrededor del cuello de Namjoon, y sus piernas subieron hasta la cintura de éste, asfixiándolo un poco. El mayor repartió cortos besitos por toda la cara del recién llegado, desesperado por sentirlo cerca después de meses enteros sin verlo.

Todo esto ocurrió bajo la atenta mirada de un somnoliento Jungkook, el cual observaba la escena que ocurría bajo sus narices como si estuviera dentro de una burbuja, pues no podía creer que hace solo unos instantes escuchó las palabras "amor" saliendo de la boca de Jin.

Jungkook estaba confundido y enfadado ¿por qué mierda Seokjin no le había mencionado que tenía un novio? Oh, dios mío, pensó entrando en pánico, él había sido el amante de un hombre con pareja que los acababa de encontrar durmiendo juntos y semi desnudos.

La confusión del menor se elevó a un grado superior cuando notó que el guapo moreno no se hallaba furioso al ser víctima de infidelidad en su propia casa, en su propia cama, y que tampoco iba a sacarle la mierda al tipo con el que su novio lo engañó. Al contrario, parecía estar maravillado por ver a Seokjin, ya que lo abrazaba como si no lo quisiera soltar jamás.

Jungkook tomó su ropa y se vistió a una velocidad descomunal, a la vez que escuchaba una gruesa y extraña voz decir: 

—Te extrañé demasiado hermoso.

—No sabes cuanto te extrañé yo, amor. Estuve muy solo sin ti —respondió el pelinegro causando que Namjoon lo mirara con una ceja arqueada, pues no le pasó desapercibida la presencia del joven acompañante de su novio.

—Así veo, Jin. ¿Qué tal es?

—Nam, si me sentí realmente solo sin ti aquí, solo que ayer salí y pues..

—Responde a mi pregunta, Seokjin —ordenó, mientras bajaba a Seokjin de su cuerpo.

—Es delicioso —susurró finalmente cerca del oído del moreno, provocándole escalofríos. La mirada de Namjoon recorrió el cuerpo del joven, que en ese momento abrochaba su camisa blanca.

—Luce como un adolescente. Por favor no me digas que es menor de edad, si es así te voy a colgar de las bolas, Seokjin.

Jungkook ignoraba que mientras terminaba de abrochar sus zapatillas, aquel par mantenía una silenciosa conversación acerca de como era en la cama.

—Por supuesto que es legal, idiota. No me acuesto con niños.

Tan enfrascados estaban en su charla que se sorprendieron cuando una tos los interrumpió.

—Eh..., sí, bueno. ¿Me podrían dejar pasar? —cuestionó un sonrojado Jungkook de manera ruda.

Seokjin se volvió para mirar al menor, tomando los brazos de Namjoon y posándolos en su propia cintura respondió: 

—¿No quieres quedarte a desayunar?

Jungkook le lanzó una mirada cargada de incredulidad, señaló con la cabeza a Namjoon, quien solo lo observaba estoicamente.

—No le has dicho —comentó Namjoon, dejando un beso en el cuello de Jin.

—Mierda, lo olvidé. Lo siento Jungkook.

Ya no me llama bebé, pensó el castaño con un deje de malestar en el estómago.

—No tengo ni la menor idea de que demonios están hablando, adiós —Jungkook habló precipitadamente, los rodeó e intentó cruzar la puerta cuando un apretado agarre en su brazo lo detuvo.

—No seas grosero con tus hyungs, debes respetarnos niño —dijo el moreno.

—Namjoon no —comenzó el mayor.

—Primero, no le debo ningún respeto a un imbécil infiel como tú, — Jungkook señaló a un sorprendido Seokjin —ni a un loco como tú —dijo esta vez señalando a Namjoon—. Y tercero, no me llames niño.

—Jungkook no es lo que crees, nosot —

—No me interesa escucharte —interrumpió el menor nuevamente la explicación de Seokjin. Sacudiendo su brazo, quitó la mano de Namjoon de forma brusca y salió de la habitación.

Jungkook no tenía ni idea de por donde debía salir, puesto que anoche sus ojos, manos (y pene) estaban completamente segados por el pelinegro y no se le ocurrió mirar por que pasillo lo llevaba. Llegó a la cocina, al cuarto de lavado y hasta a una pequeña salita de cine cuando por fin dio con la salida.

Al caminar sin rumbo cinco minutos, buscando donde pudiera haber un paradero de buses y pensando en lo ocurrido la noche pasada y esta mañana, analizando lo idiota que fue al irse con un extraño, de pronto se inquietó, algo andaba mal, algo le faltaba, algo primordial. Tocó sus bolsillos y efectivamente, solo su celular estaba ahí, su billetera yacía olvidada en el suelo de la habitación donde había vivido la experiencia más erótica de su vida. 

No se podía marchar sin sus documentos, tarjetas de crédito ni sin efectivo. Dio media vuelta y tras meditar unos instantes llegó a la conclusión de que aunque volver a ver a la parejita de enamorados sería una verdadera tortura, andar sin dinero sería infinitamente peor.

Además quería probarse a si mismo que él no era un estúpido inmaduro al dejar tirada sus cosas en la casa de Jin solo para evitar ver su estúpido y bello rostro siendo besado por el estúpido y alto moreno. Porque si, Seokjin era bello, pero también un estúpido. Un estúpido infiel.

—¿Por qué mierda parece que estoy tratando de convencerme a mi mismo de que Seokjin es una mala persona? —dijo en voz alta Jungkook con voz cansada.

Dando un último suspiro se encaminó a la gran casa, siendo consciente de que al entrar tendría que poner su cara de poker. No quería sobre-analizar por qué su pecho dolió cuando los vio besándose, al fin y al cabo Seokjin solo fue una buena follada.

Bufando, pensó "¿una buena follada"? Querrás decir una estupenda, maravillosa, perfecta follada".

Harto de sus propios pensamientos, se quedó de pie unos segundos ya habiendo llegado a su destino. Al segundo en el que tocó el timbre y una hermosa sonrisa le dio la bienvenida, supo que estaba perdido y que su estabilidad emocional sufriría las consecuencias de ser un adolescente hormonal.

Un muy estúpido adolescente hormonal.

n/a: perdón por no subir rápido, no tengo mucho internet acá