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Maratón 4/6

Entramos al boliche y subimos a la parte V.I.P, ahí suelen ir las personas conocidas y es muchísimo más cómodo, ya que si te reconocen no te saltan encima, te rasguñan o te pegan con el afán de sacarse una foto.

Lo primero que hicimos fue ir a la barra, me pedí un fernet y Agus un trago de no se que. La música era una re poronga, era trap y ojo, no quiero decir que el trap es malo, es más a mí me encanta, pero es malísimo para bailar, poneme un nose, la bomba tucumana, los dragones, no trap, que lo único que puedo hacer es cantar y mover la cabeza. Dj tendría que ser.

Y como si el dj de la cabina me escuchó, cambio el tema a "Pa' mi" y dios, que ganas de estar con alguien, mi espalda pegada a su pecho y de mover el orto. Que ganas de que ese "alguien" sea Julián. Y, me parece que tengo poderes psíquicos, porque miro para la escalera, y Julián, Nahuel, Santiago, Cristian, Nacho Scocco y Pratto estaban ahí.

Busco a Agustina con la mirada y le señalo disimuladamente a los chicos, y si algo le falta a Agustina, es la disimulación.

Para tratar de olvidarme que el pelotudo de mi ex está en el mismo lugar que yo, compartiendo el mismo oxígeno, a menos de dos metros. Vamos con Agus a la pista a bailar. Ella sabe como sacar mí lado mas perra. Empezamos, hasta que siento que Agustina no está más conmigo y en vez de la espalda de mí amiga, hay unos brazos en mí cintura.

Rápidamente me doy vuelta, y mí plan de que Julián no me vea, se destruye. El es el dueño de las manos en mí cintura. Tiene una sonrisa de oreja a oreja, y el olor a perfume característico de Julián me mata.

Traté de sacar sus manos de mí cintura, pero el obviamente tiene más fuerza. Una vez que lo logro, busco a Agustina con la mirada.

Entre nos, todos sabemos que Nahuel y Agus se tienen las re ganas, pero son altos jeropas y no se animan a aclarar las cosas. Pero, estaban chapando como si se fuesen a morir mañana y no se ven más.

- ¿Podemos hablar?- Me pregunta Julián.

- Vamos.

Vamos a la parte donde sale la gente que quiere fumar. Mi vaso de fernet lo tengo en la mano derecha y en la izquierda el celular. En este momento, Instagram, a las 2:39am me parece más entretenido que ver como Julián no me dice absolutamente nada.

- ¿Me podés mirar?- Dice. Levanto la mirada del teléfono sus ojos hacen contacto con los míos por milésimas de segundos y después se encargan de mirar detalladamente mí cara- ¿Tan enojada estás?

- Sí, muy, muy enojada y muy dolida. ¿Vos entendés que te iba a decir de volver a intentar lo nuestro? Pero resulta que un par de horas atrás habías estado chapando con tu ex.

- Pero Pí, ¿Yo qué sabía que ibas a querer volver? Si lo sabía, obviamente que no me la chapaba.

- Bueno, ¿Podemos volver?

- No- Lo miro, y hago el amague de irme pero el me retiene.

- Vos no te vas de acá hasta que me des un beso- Asiento con la cabeza y, si se piensan que le voy a dar un beso en el cachete, estan equivocadas. Se ve que el no se lo esperó, porque apenas nuestros labios hicieron contacto, el se sobresaltó. Y como si fuese por inercia, puso sus manos en mí culo y lo apretó. Yo tenía mis manos es su pelo revolviendolo.

- Ahí tenes tu beso- Le digo mirando por mí teléfono si se me había corrido el labial- ¿Me dejas ir?

- No- Dice y bufo- Quiero otro beso.

- Y yo quiero tres millones de dólares, pero no puedo- Digo levantando mis hombros.

- Bueno, te dejo ir, pero primeros quiero que nos saquemos una foto.

River ; Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora