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Es increíble como tu mundo puede cambiar en un segundo, como podes pasar de estar súper feliz, a sentirte la persona más triste e incompleta del universo.

Es increíble como pasas de tenerlo todo a no tenerlo nada. Lo peor de todo, es cuando vos no sabés que lo tenés todo. Cuando no lo aprovechás, cuando para vos, era algo normal estar llena.

En ese momento, te das cuenta cuán importante son las personas que te rodean, cuanto las querés y cuán poco las valoraste.

Te das cuenta que te faltaron mil "Te amo" por decir, te faltaron millones de abrazos, besos, conversaciones, pavas de mate y felicitaciones. Te das cuenta cuán importantes eran esas personas en tu vida y vos, antes, no los valoraste.

Es feo, el mundo te da la cara contra el cemento más duro del mundo. Pero ahí, cuando caes, te cae la ficha; tenés que disfrutar a las personas. Tenés que decirles "Te amo" cuando realmente lo sientas, "Te odio" cuando lo creas necesario y "Perdón" si te confundiste.

La caída es durísima, pero, lamentablemente, es el golpe que necesitas para ver la realidad, para ver las cosas que haces, las cosas que haces mal y las cosas que te faltan por hacer.

Esa llamada; esas palabras y ese silencio infinito. En tan solo segundos, por tu mente, pasan miles de recuerdos, te pasan miles de palabras y echos que podrías haber dicho o echo que no dijiste o hiciste.

El no saber que hacer. Porque si estás en tu casa, pensás más de lo necesario, si salís a caminar, seguís pensando en ello. Y no estás de ánimos para irte de joda.

Lo que necesite en ese momento era un abrazo de la persona correcta. Y en ese momento, la persona correcta, era Julián.

Por suerte conté con él. Conté con su abrazo, conté con su hombro para mojarlo con lágrimas, conté con su oído, que escuchaba cada palabra que decía. Conté con sus brazos envolviéndome. Y conté con sus palabras de aliento, pero casi nulas ya que, en un momento así, un "Ya está" no es suficiente. No es suficiente un "Tené fe". No, "Ya está" nada y "La fe" tampoco, no me ayuda en nada.

Solamente necesito que Julián se quede al lado mío y que me diga que todo va a estar bien. Y una buena noticia, llegue.

- Amor- Dice Juli y yo me largo a llorar con todo, no lo puedo creer- Llorá gordita, te va a hacer bien eso, descargá- Me dice mí novio mientras soba mi brazo suavemente.

- Porfavor Juli, decime que es mentira, decime que esto no es verdad, decime que fue una simple pesadilla y están todos bien, porfavor- Le digo mientras lloro desconsoladamente.

- Gorda, sabés que no te puedo decir eso- Dice con pena y yo lloro mucho más fuerte.

- No, no, no, no, Juli, no, esto no puede ser verdad- Le digo tratando de autoconvencerme.

Me negaba a pensarlo, me negaba a tener que elegir, me negaba a imaginarme cualquier escenario que mí loca mente se hacía.

Se estarán preguntando ¿Qué pasó? Pero no quiero decirlo, porque al hacerlo, parece que lo acepto, y no, no lo acepto, no quiero, me niego.

No.

Estaba en el pasillo del hospital, llorando, hace más de veinticuatro horas que estoy acá, sin dormir, sin comer y sin parar de llorar.

Cada vez que un médico salía por esas puertas. Mí corazón se paraba un segundo. Me imaginaba lo peor.

Pero eran siempre falsas alarmas.

Por un lado lo agradezco, no estoy preparada psicológicamente para una mala noticia por parte de los médicos.

Es imposible no querer hacerme cargo de lo que esta sucediendo, venían por mí, y terminaron en una cama. Peleando por su vida.

River ; Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora