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Maratón 5/6

Al otro día nos levantamos a las tres de la tarde, unas ganas de seguir durmiendo, pero los besos de Julián es mi cuello me hacia la vida imposible. Que wacho que me re puede, pero así como me re puede, me hace poronga con todas sus actitudes.

- Basta Juli, me haces cosquillas boludo- Le digo por sus pelitos de la barba que hacían contacto con mi cuello. El se rie y sigue dando besos en ese lugar, succionando y lo más probable es que haya dejado una marca ahí, lo voy a matar- Me llegas a dejar una marca ahí Julián y te mato.

- ¿Por? ¿Porque te voy a cortar el chamuyo con Gianluca?- Dice y asiento solamente para joderlo, y la sonrisa arrogante que tenía automáticamente se borra y ahora yo me río. Se levantó y sacó su cara de mi cuello y se está por ir.

- ¿Te gusta joder pero no que te jodan? Dejame que te haga un chupón yo, así te corto el chamuyo con Sofía- Me dolía decirlo, pero no lo iba a admitir ni en pedo, creo que ya perdí bastante mi orgullo. No le iba a dar el gusto.

- No tenés que dejar una marca en mi cuello ni en ninguna parte para saber que sos la única mujer que me importa en este momento- Dice y mis comisuras se levantan. Me levanto de la cama y me siento arriba de el y lo beso, sin pedir permiso ni avisarle. Sus manos las pone en mí culo y lo aprieta como si fuese la última vez que lo va a hacer.

- Te quiero mucho Julián, ¿Porqué la tuviste que cagar?- Pregunto medio exasperada, y le dejo un beso en la punta de la nariz.

- Perdón bebita- Me agarró del cachete y lo acarició.

Me levanto y busco en mí placard y agarro mí casaca de River con el dorsal 30 y el nombre de Nacho y voy al baño a cambiarme.

- ¿Bajamos?- Le pregunto.

- Primero, date vuelta- Hago lo que me dice y el bufa.

- ¿Qué pasó?

- Pensé que tenías la 9 con Álvarez- Me dice y hace puchero y le doy un casto beso ahí.

- No la tengo, perdón- Ahora la que hace puchero soy yo- Además sabes que Nachito es mí debilidad.

- Cuando me pongan de titular y haga un gol, la casaca que use te la voy a regalar y más vale que no te la saques nunca. Te lo prometo.

Me río. Julían me llena el alma, pero también me la vacía a la vez con sus actitudes.

A eso de las tres y media de la tarde nos levantamos con más paja que ganas de respirar. Puse a calentar la pava, mientras ponía la yerba en el mate, las manos de Julián estaban en mí cintura y me apoyaba toda su humanidad en mí culo.

Tenía todo, menos pensamientos puros.

Decidimos no preparar nada para almorzar ya que Julián y yo eramos los únicos despiertos y los chicos intenciones de levantarse no tenían.

- Gorda, ¿Vamos a comprar facturas?

- Bueno, pero mínimamente, media docena tienen que ser si o sí de crema pastelera- Dice y el ríe.

- Si amor- Dice y me besa la punta de la nariz.

Me encanta estar así con él.

La panadería más cerca quedaba a veinte cuadras, y ni en pedo íbamos a ir caminando. Como Agustina estaba durmiendo y ayer Julián se quedo con las llaves, agarramos, sin el permiso de la duela, su ato. Somos conscientes que si algo le pasa al auto, Agustina nos pone a ambos en la parrilla con salsa barbacoa.

- ¿Pido yo las facturas?- Le pregunto, el asiente. Entro yo sola a la panadería y pido una docena y media de facturas. Conozco a los chicos y se que son unos muertos de hambre que comen banda. Más que nada el oso y nachito.

River ; Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora