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- Juli, hermano, ¿Cómo andas?- Escucho  a Federico atrás de la puerta en la que estaba yo. En todo este tiempo, que Julián llamó a Fede para que venga y ahora, que ya está acá, pensé miles de maneras distintas de poder decírselo.

- Pasa Fe, Pía está ahí dentro- Le dice mí novio a su cuñado. Lo siguiente que oigo, es la puerta abrirse. Lo veo y los ojos se me llenan nuevamente de lágrimas. Veo el cuerpo de Juli atrás del cuerpo de mí hermano y le pido que entre.

- ¿Qué pasa Pía? Me estás preocupando- Dice mí hermano- ¿Qué te pasó?- Pregunta- No parece que hayas lastimado.

- No, Fe, no me lastime. Te mentí pero necesitaba que vengas si o sí- Como habíamos hablado, Julián se puso atrás del cuerpo de Federico para sostenerlo en caso de cualquier cosa que pueda pasar- Necesito hablar con vos. Trae la silla esa que está ahí- Le digo mientras señalo la silla que está cerca de la otra cama.

- Me preocupas Pía, ¿Qué carajo pasó?- Me pregunta medio sacado.

- Ayer, tipo tres de la tarde, me llegó un llamado de la policía- Digo y el me mira- Me dijeron que papá, mamá y M habían tenido un accidente en la ruta- "M" o "Em", así le decíamos a Marina. Vi que tenía intenciones de interrumpirme pero me avivé y hablé rápidamente- Me dijeron que estaban graves y que pudieron hacer que Amira viva. Estuvimos todo el día de ayer y un poco de hoy esperando a que nos den noticias- Julián tenía los ojos llorosos nuevamente y Federico igual.

- ¿¡Y PORQUÉ NO ME AVISASTE ANTES PÍA ME ESTÁS JODIENDO?!

- Perdón Fede, pero entendeme, no sabía que hacer, apenas me avisaron, me vine para acá y me olvidé del mundo. Yo también la estaba pasando mal Federico- Digo- Entiendo tu planteo, te lo juro, que yo me sentiría igual si me ocultan, pero entendeme vos a mí, ¿Qué harías en mí lugar?

- Avisarte primero a vos Pía, ¿Me estas jodiendo?- Acota exasperado- ¿Dónde están los puedo ir a ver?- Me pregunta y se me hace un nudo en la garganta. Ya mis ojos no contienen las lágrimas, simplemente las sueltan. Nadie dice nada, y Federico sigue expectante por una respuesta. Pasan los minutos y no puedo articular una palabra, y creo que con mi silencio y mí llanto le dije todo a Federico- ¿Jodeme?- Pregunta llorando- No Pía, porfavor no- Dice, estábamos en la misma- Decime que están bien y donde los puedo ir a ver- No puedo articular palabra. Niego.

- Papá tuvo un fuerte golpe en la cabeza, que por lo que me dijo el doctor, si salía de esta, se iba a tener que someter a una operación y tenía el tres por ciento de posibilidades de sobrevivir- Digo como puedo. Y Federico niega con su cabeza simultáneamente. Se para y empieza a caminar, de un lado al otro- Mamá, tuvo un paro cardiorrespiratorio, la quisieron revivir pero no pudieron- Federico se agacho y lloraba mientras negaba con la cabeza. Y yo le tenía que seguir contando. Necesitaba que él sepa todo- y Mariana, tenía un problema en los pulmones, que no sabíamos. No nos había dicho nada y ya estaba bastante avanzado.

- ¿Y Amira?- Me pregunta como puede él.

- Está bien. Nació sietemesina, me ofrecieron que la adopte ya que vos no podés porque sos menor de edad- Se hace un silencio incómodo- Perdóname Fefe, perdoname perdoname perdoname- Pido reiteradas veces- Entendeme, fue re difícil para mí, no pude pensar en nada gordo- Le digo, mientras me mira- No le avisé a nadie, Julián supo porque estaba conmigo.

- ¿Entendés que no me pude despedir de ellos?- Me dice mientras a ambos se nos caen lágrimas como cataratas.

- Yo tampoco Fefe, yo tampoco- Le digo y él me abraza- ¿Qué vas a hacer con la gorda?- Me pregunta mientras sigue llorando.

- La vamos a adoptar, no la dejaría sola ni en pedo. Es lo único que nos queda de Mari- Digo mientras el me seca las lágrimas.

- Que lindo gesto Pía.

- Te quiero y perdoname- Le digo nuevamente.

- Basta, Pía, ya esta, me duele, sí, pero ya no podemos hacer nada y en este momento tenemos que estar más juntos que nunca. Te quiero muchísimo, nunca lo olvides.

Me abraza, y sus brazos eran lo que necesitaba en este momento. Un abrazo de él.

- ¿Pía Jankunas?- Me dice una voz varonil de la puerta del consultorio en el que estábamos.

- Soy yo- Digo secandome las lágrimas que habian salido hace un par de segundos.

- El velorio va a comenzar a las 20hs. En esta dirección- Dice y me tiende un papel con una dirección- Mañana a las 09hs van a sacar los cajones y los van a llevar a este cementerio- Me tiende otro papel- No se preocupe por nada que todo esto va por un servicio que tenían sus padres de sepelio.

- Gracias- Es lo único que puedo articular.

- Señorita Jankunas, necesitamos saber que va a hacer con la niña recién nacida- Me dice, ahora, una voz femenina- ¿La quiere ir a ver primero?- Me pregunta y yo asiento.

Federico, Julián y yo vamos escoltando a la enfermera que nos lleva a neonatología, ya que ahí es donde llevan a todos los bebés o bebas prematuros o prematura o con alguna falla grave.

- Es ella- Me dice la enfermera señalándome a mi sobrina- Hoy la revisamos y descartamos, por el momento, alguna complicación. Es muy chiquita, por eso tiene que seguir en observación un par de días más, pero sis sigue así, me atrevería a confirmarle que en tres días, esta beba va a estar en su casa- Mis ojos empezaron a derramar lágrimas por incontables veces en el día.

- Muchas gracias- Le digo a la enfermera- ¿Sabe con quién tengo que hablar por el tema de la adopción?- Pregunto y la empleada del hospital asiente.

- Tiene que hablar con el pediatra que atiende a la nena, es el doctor Cardozo. Él la va a ayudar en todo lo que necesite- Me dice mientras me da un apretón en la mano- Por cierto, creo que no hubiese mejor persona que usted para cuidar a la nena- Yo le sonrió, y, por primera vez, en muchas horas, es una sonrisa sincera. Medio falsa por el tamaño de la misma, pero sincera, porque me gustó el comentario que hizo.

- Gracias por la ayuda.

Pudimos entrar y tocarla con guantes.

La veías ahí, conectada a un par de máquinas, con un respirador artificial y súper chiquita. Sentías que sí la tocabas, se rompía, es de cristal. Con tan solo un par de días de vida, ya es la bebé mas valiente del mundo, la más fuerte. Nació sin una madre, y estuvo en la panza de la misma sin un padre y ahora, lucha por sobrevivir. Un ejemplo mi gorda.

Un ejemplo, mí Amira Marina Jankunas.

Un ejemplo, mí Amira Marina Jankunas

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Maratón 4/5

no les nuego ni afirmo haber llorado mientras escribía el capítulo

River ; Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora