Abrió los ojos perturbado por la luz del sol que se colaba por alguna de sus ventanas. Cuando se incorporó su cuerpo estaba molido y medio adormilado por haber permanecido toda la noche en la misma posición. Lo peor de todo es que apenas sí sentía que había descansado algo. Era como si toda la noche hubiese estado luchando con la misma pesadilla.
La pesadilla.
Su corazón se aceleró un momento cuando pensó en esa vieja pared ensangrentada que había varios metros más abajo. Hace tiempo que se había secado y la extraña criatura carnívora que vivía del otro lado había escapado el mismo día de su muerte. Ya no sabía dónde estaba. Ni quería averiguarlo.
Solo bajaría a echar un vistazo. A comprobar que el muro permanecía en las mismas condiciones en las que lo dejó. Y claro, tal vez encontraría a alguien a quien desmembrar antes del desayuno.
Pero un sonido perturbadoramente familiar lo detuvo.
Era el teléfono.
Se estremeció. Nadie lo llamaba desde... bueno, desde... desde que había provocado su propia muerte. Un descuido terrible.
Levantó la bocina con cuidado, aunque esa vez no había ningún arma que le volara la tapa de los sesos, ¿su última experiencia al contestar había sido traumarte. Provocarse un agujero en la cabeza del porte de un puño no era algo que quisiera repetir.
-¿Hola?
Su voz sonó áspera y sepulcral en ese cuarto desocupado por tanto tiempo.
Una voz odiosa y chillona contestó del otro lado.
-Este... si, disculpe. Señor, verá, le estoy llamando desde su proveedor de servicio telefónicos para comunicarle que su cuenta está a punto de vencer. Hemos enviado algunos cobradores desde el mes pasado, pero... bueno, no hemos sabido de ellos hasta ahora ¿Podría presentarse en nuestras oficinas antes del viernes a las cinco? Tenemos que reconsiderar su contrato. Buenas tardes, caballero.
La voz chillona dejó de hablar y Johnny colgó con violencia.
-Valla.- Se dijo a sí mismo en un suspiro.- Eso fue realmente molesto.
Luego de la interrupción bajó hasta el sótano.
La pared estaba seca, pero todavía había un hedor a muerte. No era agradable. Tocó el muro con la punta de sus dedos. Nada respiraba del otro lado, nada se movía. Silencio. Quietud. Mucho más aliviado ahora que hace unos minutos, el joven buscó una daga de buen tamaño y la escondió en la manga de su gabardina.
Salió al mundo exterior como una mariposa que acaba de dejar el capullo.
-El tiempo nos hace diferentes a todos.- Musitó con cierta amargura.
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Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)
Fanfiction"A veces...puedes llorar hasta que no te queden lágrimas por derramar; puedes gritar y suplicar hasta que tu garganta se desgarre; puedes rezarle cuantas veces quieras al dios que creas que te escuchará y aun así no habría diferencia, ni señales de...