Parte sin título 11

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Cuando Lucía abrió los ojos, estaba atrapada en lo que parecía ser un sótano. La intensa luz y el calor del parque habían sido reemplazados por una ampolleta lejana y una humedad que se impregnaba en las paredes. Jamás había visto un sitio tan espantoso como ese: habían manchas de sangre por todas partes, clavos, serruchos, martillo y otras herramientas oxidadas formaban una pila en un rincón y justo en medio de la habitación, tomando deliberadamente un protagonismo escalofriante, había una mesa de taxidermia.

-¡Despertaste! ¡Eso es estupendo!- Rió el homicida con auténtico entusiasmo cuando vio la Lucía abrir los ojos.- Te elegí la mejor habitación de la casa, así que espero que estés cómoda porque vas a pasar aquí mucho tiempo.

-¿Estás hablando en serio? ¿La mejor habitación de la casa? ¡Es un sótano, hijo de puta!


Johnny miró a su alrededor, fingiendo sorpresa.

-No es solo un sótano, es un lugar enorme.- Aclaró.- Metros y metros de excavación y decenas de escaleras. Pero bueno, estaba así cuando llegué, lo mejor es que tengo espacio suficiente para todos mis "amigos" que quieran visitarme. Por ejemplo, te traje hasta aquí porque me agradas.

Un poco más acostumbrada a la tenue luz de ese agujero, Lucía recorrió el cuarto con los ojos, las paredes eran de concreto sólido y estaban impregnadas de moho y sangre. Cuando reparó en que no eran los únicos en esa habitación, ahogó un grito de pánico. 

-¡Espera! Esa chica rubia de ahí... ¿Está...? ¿Está...?- Preguntó horrorizada mientras apuntaba con la mirada a un cuerpo que yacía a escasos dos metros.

-Se llamaba Estela, creo.- Dijo el homicida rascándose la nuca.- Era bonita, muy bonita, pero algo descortés.

Sin mucho interés, se acercó a la chica muerta como quien se acerca a un bulto cualquiera y con sus dedos larguiruchos y flacos acarició los mechones amarillos.

-Le gustaba vestirse bien.- Continuó dejando que la cabellera aún sedosa se resbalara de su mano.- Jamás se habría puesto un vestido horrible con flores. No te ofendas.

-¿Tienes a mucha gente aquí?- Preguntó Lucía con la voz entrecortada.

-No a tanta como antes. Me he puesto algo flojo...

Johnny dejó de lado a su antigua víctima para concentrarse en su más nueva adquisición. Sacó una mordaza de su bolsillo se la puso en la boca.

-No es necesario que hables.- Dijo, como queriendo explicar lo que hacía.- Solo relájate y disfruta.

La chica enfrentó a su captor con la mirada, en esos ojos profundos y negros no había un ápice de maldad o locura, mucho menos de miedo. Era como si amordazar y asesinar gente fuera algo tan cotidiano para él como lavar los trastes.

-Por lo general no mato gente tan joven.- Continuó el homicida asegurando las cadenas de su víctima. Para él esa era la rutina.- Creo que todo el mundo tiene derecho a decidir qué clase de persona quiere ser y para ello se necesita un poco de tiempo ¿no?


Cuando acabó levantó Los reglones torcidos de Dios y lo dejó sobre la mesa de taxidermia. Se había tomado la molestia de traer el libro.

-No te preocupes.- Dijo con una sonrisa en el rostro.- Seré yo quien te lo lea. Avanzaremos un par de páginas al día ¿te parece?

Lucía balbuceó algo detrás de su mordaza.

-¿Y luego? ¿Y luego? Y luego... pues, no estoy seguro.

Subió sin prisas las escaleras mientras meditaba la pregunta.

Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora