Parte sin título 17

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Al entra a su casa, un escalofrío recorrió la espalda de Johnny, casi como un mal augurio. Supuso que era la fuerza de algo sobrenatural e invisible que intentaba disuadirlo de lo que pretendía hacer. Pero titubear no era parte de su naturaleza. Seguiría hasta el final aunque eso significara la muerte (una horrorosa muerte) ya que para el amanecer, solo quedaría un monstruo en esa casa.

Bajó las escaleras muy lentamente y a medida que se acercaba al punto crítico, su ansiedad iba en aumento. Lucía lo seguía muy de cerca, cubriéndole la retaguardia y sin demostrar una pizca de miedo... Ella en serio creía que no había nada que temer, pero cambiaría de opinión en cuanto la bestia dantesca los mutilara a ambos.

Mientras descendía hacia su muerte, el joven iba recordándose a sí mismo cómo era que había tomado esa decisión suicida. Tal vez las emociones que había experimentado en el asiento de su auto cuando estuvo de lanzarse por el barranco seguían frescas y no le tenía ya ningún miedo a morir... o tal vez sí lo tenía, pero ese vacío insaciable que llevaba asfixiándolo las últimas semanas era motivo suficiente para inmolarse en las entrañas de ese pequeño infierno.

Se imaginó que era un condenado caminando sin prisa hacia el cadalso.

Los rodeaba el más absoluto silencio y la más estremecedora oscuridad. En aquel descenso maldito, solo podían escuchar sus pasos perezosos retumbar en lo profundo de la casa. Era como adentrarse en la negra y mojada boca de un lobo.

Había mucha humedad en el ambiente y los rayos del sol durante ese acalorado día no habían logrado penetrar ese agujero. El frío calaba los huesos en la medida que el camino se volvía cada vez más estrecho. Johnny jamás había sentido la claustrofobia que sintió entonces, supuso que la casa intentaba transmitirle un mensaje a medida que se acercaba, como si supiera lo que intentaba hacer.

No supo de donde venía la luz, pero era muy tenue. Solo bastaba para formar sombras aterradoras en las paredes. No pudo darles una forma con su mente y entonces supo que era los recuerdos retorcidos que su locura le había permitido rescatar. Cuando llegaron a la habitación en cuestión, la sangre en las paredes era el único recuerdo nítido.

Lo único de su pasado que le quedaba.

-Enciende la luz.

Cuando una ampolleta colgando del techo iluminó en cuarto, lo primero que Johnny pudo ver fue el hacha apoyada en la pared, exactamente donde la había dejado la última vez.

-Tal vez deberías retroceder.

El joven homicida se inclinó para recoger el hacha por el mango. Hubiese pensado que le temblaría la mano al coger el arma, pero no fue así, su mano era firme. Caminó un par de pasos hacia atrás mientras juntaba fuerza en sus brazos escuálidos, pero poderosos.

-Hazlo.- Lo animó Lucía con un éxtasis imposible de disimular en su voz.

Johnny no respiraba, su corazón latía tan rápido que parecía zumbar, el exceso de adrenalina que recorría sus venas a mil por hora hacía que sus órganos atolondrados funcionaran a medias. El organismo entero colapsaría lentamente.

Johnny se paró frente a la pared y la contempló desafiante. Se imaginó como todo un héroe dispuesto a pelear contra el más terrible de los demonios, aunque Johnny no podría engañarse mucho tiempo imaginando ser un héroe. Más bien debía considerarse como una sabandija esclavizada que mordería sus propias cadenas para liberarse.

-Hazlo.- Repitió Lucía a su espalda. La orden retumbó en toda la habitación e hizo estremecerse a lo que sea que había detrás del muro.

-Vale...

Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora