-Hace calor ¿No?- Preguntó una chica cualquiera que se había sentado en la misma banca del parque.
Johnny miró a la chica con el ceño fruncido mientras sorbía las últimas gotas de su bebida.
-Es verano, son las cuatro de la tarde... ¿Acaso quieres comenzar una conversación diciendo cosas obvias?
-Claro. No sé lo que esperaba, es solo que yo... Te vi saliendo del psiquiátrico. Y podría decirse que también pertenezco ahí. Así que puede que tengamos algo en común.
Johnny giró la cabeza y miro con un poco más de interés. Se trataba de una adolescente de estatura media, de mejillas redondas, de cabello ondulado, negro como el azabache y tez clara. Traía puesto un vestido con flores bordadas que más bien parecía un mantel de mal gusto y unas sandalias desgastadas.
-¿Qué estás leyendo?- Preguntó el joven interesado en el enorme libro que descansaba sobre el regazo de la chica.
-"Los Reglones Torcidos de Dios"- Contestó ella levantando el libro para mostrar la cubierta.
-Valla, que recomendable para alguien que salió de un hospital mental. Nunca lo he leído ¿de qué se trata?
-De una chica que desea enderezar su torcida mente, pero en realidad el que está torcido es el mundo... ya sabes, es de alguien que busca salvarse salvando a los demás, o en este caso, investigando un crimen.
-Claro. Suena interesante.
Johnny miró hacia otra parte, pero la chica, cada vez más embelesada con su interlocutor, se le acercó para tenderle una mano blanca y suave.
-Soy Lucía, pero todos me llaman Lucy.
-Johnny.- Dijo el homicida respondiendo al saludo su mano huesuda y reseca.- Pero si quieres, puedes llamarme Nny.
-Así que... Nny, disfrutas de la soledad ¿hay alguna razón en específico?
-La verdad sí.- Dijo él luego de meditarlo un poco.- Una parte del mundo me parece vacía e imperdonablemente desagradable, mientras que la otra mitad, la que efectivamente parece pensar, está firmemente convencida de que yo soy el problema.- Sonrió maliciosamente.- Dime, niña ¿A cuál de las dos partes crees que perteneces tú?
Lucía pensó en su respuesta unos segundos.
-Me gusta creer que soy de aquellos que piensan, salvo que no creo que haya ningún problema contigo.
-Entonces te gusta juzgar a las personas sin conocerlas ¿No es así?
Ella sonrió inocentemente.
-Al decir eso tú también me estás juzgando y tampoco me conoces.
-Touché, chica lista ¿Cuántos años tienes?
-Casi cumplo dieciséis.
Johnny rió un momento y luego se incorporó lentamente.
-Demasiado joven para morir ¿No te parece? Bueno, me tengo que ir.-Dijo mientras le daba la espalda a la chica.
Lucía dejó el libro en la banca y siguió a Johnny para intentar detenerlo, sin embargo, no se atrevió a tocarlo.
-¡Espera! No tienes por qué irte así.- Exclamó, no sin antes titubear un rato- ¿No quieres ir por un helado? ¿Un café? ¡Te invito otra soda!
Johnny dio media vuelta y la miró fijamente. En su entrecejo fruncido había una mezcla de ofuscación y sincera curiosidad.
-¿Por qué no quieres que me valla?- Gruñó- ¿Qué es lo que te llama tanto la atención de mí?
Lucía, con toda confianza e inocencia, se paró frente al homicida. Era mucho más bajita que él, aunque ella sí tenía algo de carne entre la piel y los huesos.
-Mmm.... Tal vez sea tu ropa.- Dijo luego de mirarlo de pies a cabeza.- O tal vez esos párpados color morado o negro... ¿Hace cuánto que nos duermes?
Johnny rió.
-¿Te parece que soy interesante? ¿Acaso quieres conocer mejor al sujeto desaliñado que se sienta solo en el parque? ¿Crees que soy uno de los locos atormentados de tu novela?- Levantó las manos como si esperara que del cielo despejado de nubes bajara un rayo y lo fulminara.
Lucía ensanchó la sonrisa, estaba emocionada.
-¡Pero que simpática eres! Una víctima perfecta.- Continuó.- ¿Te gusta la literatura? Pues te tengo una pequeña historia, dime si te gustaría oírla.
-Vale.- Dijo la chica asintiendo exageradamente con la cabeza.
-Se trata de una niña, imprudente y atolondrada, pero por sobre todo muy ingenua, que un buen día se encentra de paseo por el bosque, con un enorme lobo. Entonces la niña tiene dos opciones: una, dar media vuelta y volver por el sendero que le salvará la vida o...
-¿O?
Se llevó una mano a la parte trasera de su pantalón.
-O averiguar lo que tengo en el bolsillo.- Continuó el joven arrastrando maliciosamente las palabras.- ¿Qué eliges, Lucy?
-¡El bolsillo! ¡Quiero saber lo que hay en el bolsillo!- Contestó ella sin dudarlo un segundo.
-Eso pensé...
Disimulando una sonrisa cargada de maldad, el joven homicida sacó elpequeño artefacto que guardaba en su poder.
-¿Es un aturdido eléctrico?
-Exactamente. Pero no te preocupes, no está encendido... Hasta ahora.
Lucía miró maravillada la pequeña arma que el homicida sostenía con solo dos dedos. Parecía hipnotizada con la lucecita azul y con el zumbido constante de la electricidad.
-¿Te gusta?
-Sí.
-¡Atrápalo entonces!
Con toda naturalidad, como si fuera un juguete, Johnny le lanzó el arma a la joven y esta, cayendo irremediablemente en el rol de la luciérnaga que sucumbe ante la trampa eléctrica, la atrapó entre sus manos.
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Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)
Fanfiction"A veces...puedes llorar hasta que no te queden lágrimas por derramar; puedes gritar y suplicar hasta que tu garganta se desgarre; puedes rezarle cuantas veces quieras al dios que creas que te escuchará y aun así no habría diferencia, ni señales de...