Parte sin título 10

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-Hace calor ¿No?- Preguntó una chica cualquiera que se había sentado en la misma banca del parque.

Johnny miró a la chica con el ceño fruncido mientras sorbía las últimas gotas de su bebida.


-Es verano, son las cuatro de la tarde... ¿Acaso quieres comenzar una conversación diciendo cosas obvias?

-Claro. No sé lo que esperaba, es solo que yo... Te vi saliendo del psiquiátrico. Y podría decirse que también pertenezco ahí. Así que puede que tengamos algo en común.

Johnny giró la cabeza y miro con un poco más de interés. Se trataba de una adolescente de estatura media, de mejillas redondas, de cabello ondulado, negro como el azabache y tez clara. Traía puesto un vestido con flores bordadas que más bien parecía un mantel de mal gusto y unas sandalias desgastadas.

-¿Qué estás leyendo?- Preguntó el joven interesado en el enorme libro que descansaba sobre el regazo de la chica.

-"Los Reglones Torcidos de Dios"- Contestó ella levantando el libro para mostrar la cubierta.

-Valla, que recomendable para alguien que salió de un hospital mental. Nunca lo he leído ¿de qué se trata?

-De una chica que desea enderezar su torcida mente, pero en realidad el que está torcido es el mundo... ya sabes, es de alguien que busca salvarse salvando a los demás, o en este caso, investigando un crimen.

-Claro. Suena interesante.

Johnny miró hacia otra parte, pero la chica, cada vez más embelesada con su interlocutor, se le acercó para tenderle una mano blanca y suave.

-Soy Lucía, pero todos me llaman Lucy.

-Johnny.- Dijo el homicida respondiendo al saludo su mano huesuda y reseca.- Pero si quieres, puedes llamarme Nny.

-Así que... Nny, disfrutas de la soledad ¿hay alguna razón en específico?

-La verdad sí.- Dijo él luego de meditarlo un poco.- Una parte del mundo me parece vacía e imperdonablemente desagradable, mientras que la otra mitad, la que efectivamente parece pensar, está firmemente convencida de que yo soy el problema.- Sonrió maliciosamente.- Dime, niña ¿A cuál de las dos partes crees que perteneces tú?

Lucía pensó en su respuesta unos segundos.

-Me gusta creer que soy de aquellos que piensan, salvo que no creo que haya ningún problema contigo.

-Entonces te gusta juzgar a las personas sin conocerlas ¿No es así?

Ella sonrió inocentemente.

-Al decir eso tú también me estás juzgando y tampoco me conoces.

-Touché, chica lista ¿Cuántos años tienes?

-Casi cumplo dieciséis.

Johnny rió un momento y luego se incorporó lentamente.

-Demasiado joven para morir ¿No te parece? Bueno, me tengo que ir.-Dijo mientras le daba la espalda a la chica.

Lucía dejó el libro en la banca y siguió a Johnny para intentar detenerlo, sin embargo, no se atrevió a tocarlo.

-¡Espera! No tienes por qué irte así.- Exclamó, no sin antes titubear un rato- ¿No quieres ir por un helado? ¿Un café? ¡Te invito otra soda!

Johnny dio media vuelta y la miró fijamente. En su entrecejo fruncido había una mezcla de ofuscación y sincera curiosidad.

-¿Por qué no quieres que me valla?- Gruñó- ¿Qué es lo que te llama tanto la atención de mí?


Lucía, con toda confianza e inocencia, se paró frente al homicida. Era mucho más bajita que él, aunque ella sí tenía algo de carne entre la piel y los huesos.

-Mmm.... Tal vez sea tu ropa.- Dijo luego de mirarlo de pies a cabeza.- O tal vez esos párpados color morado o negro... ¿Hace cuánto que nos duermes?

Johnny rió.

-¿Te parece que soy interesante? ¿Acaso quieres conocer mejor al sujeto desaliñado que se sienta solo en el parque? ¿Crees que soy uno de los locos atormentados de tu novela?- Levantó las manos como si esperara que del cielo despejado de nubes bajara un rayo y lo fulminara.

Lucía ensanchó la sonrisa, estaba emocionada.

-¡Pero que simpática eres! Una víctima perfecta.- Continuó.- ¿Te gusta la literatura? Pues te tengo una pequeña historia, dime si te gustaría oírla.

-Vale.- Dijo la chica asintiendo exageradamente con la cabeza.

-Se trata de una niña, imprudente y atolondrada, pero por sobre todo muy ingenua, que un buen día se encentra de paseo por el bosque, con un enorme lobo. Entonces la niña tiene dos opciones: una, dar media vuelta y volver por el sendero que le salvará la vida o...

-¿O?

Se llevó una mano a la parte trasera de su pantalón.

-O averiguar lo que tengo en el bolsillo.- Continuó el joven arrastrando maliciosamente las palabras.- ¿Qué eliges, Lucy?

-¡El bolsillo! ¡Quiero saber lo que hay en el bolsillo!- Contestó ella sin dudarlo un segundo.

-Eso pensé...

Disimulando una sonrisa cargada de maldad, el joven homicida sacó elpequeño artefacto que guardaba en su poder.

-¿Es un aturdido eléctrico?

-Exactamente. Pero no te preocupes, no está encendido... Hasta ahora.

Lucía miró maravillada la pequeña arma que el homicida sostenía con solo dos dedos. Parecía hipnotizada con la lucecita azul y con el zumbido constante de la electricidad.

-¿Te gusta?

-Sí.

-¡Atrápalo entonces!

Con toda naturalidad, como si fuera un juguete, Johnny le lanzó el arma a la joven y esta, cayendo irremediablemente en el rol de la luciérnaga que sucumbe ante la trampa eléctrica, la atrapó entre sus manos.

Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora