Encendió el auto, el motor tosió un par de veces y avanzó hacia la calzada. Algo acababa de atorarse en la rueda. Se bajó con tranquilidad para ver lo que había arrollado y resultó ser una ardilla gorda y muy peluda. Johnny despegó al animalito muerto del tapabarro y lo arrojó dentro de su casa. Tal vez a Squee le gustaría otro rodeador aplastado a como regalo.
Una vez abajo del auto, decidió que sería una buena idea dejar el auto en casa y estirar las piernas, sin embargo, a pocas calles del centro, en una ancha avenida, Johnny recordó lo irritables que pueden ser los conductores cuando intentó cruzar por un paso peatonal justo delante de un convertible rojo.
-¡He! ¡Cruza más rápido, marica!
Johnny no se enojó tanto por estas palabras como por el penetrante bocinazo que el sujeto dio luego de pronunciarlas. El estridente ruido le provocó una jaqueca.
Con una actitud increíblemente pasiva para lo que pensaba hacer, Johnny se acercó al convertible. Lo manejaba un joven, iba sin acompañantes, con la radio sonando muy alto, y cuando vio que el tipo al que acababa de gritarle se acercaba, irguió la espalda tratando de parecer amenazante.
-Disculpa, pero es grosero hacer tanto ruido.- Dijo Johnny con una tranquilidad escalofriante en cuanto estuvo junto al conductor- ¿Te importaría guardar silencio la próxima vez?
El sujeto lo miró confundido. No contestó. Un segundo más tarde su instinto le dijo que debía salir de ahí. Pero era demasiado tarde. Antes de que pudiera mover su pie hacia el acelerador, Johnny sacó la daga de entre sus ropas y, con un único movimiento la clavó en el ojo izquierdo del condutor. El sujeto crispó sus dedos sobre el volante y lanzó un grito ahogado. El homicida contestó clavando con más fuerza el arma, sin cambiar la expresión de su rostro imperturbable, hasta que comenzaron esas horribles convulsiones que anteceden a la muerte.
La sangre que brotaba por el ojo destruido de su víctima, hizo que Johnny esbozara una sonrisa casi imperceptible. Le pareció incluso agradable que ese líquido palpitante y tibio mojara su mano helada y sumergida durante tanto tiempo en la oscuridad. Entonces, extasiado en su pequeño acto de muerte, giró la daga para sentir como la carne cerebral se revolvía dentro del cráneo. Solo cuando el mango le impidió seguir penetrando por la cuenca del ojo ya vacía, quitó el arma de la cabeza del sujeto.
Estaba de vuelta. Más vivo que nunca.
El sujeto herido de muerte, entre sus tantas convulsiones, colocó finalmente su pie en el acelerador. Solo que ya no estaba en condiciones para manejar su propio auto. El convertible salió disparado, como una bestia sin control, para estrellarse con un edificio unos cincuenta metros más allá.
Ruido, humo y gritos.
-¡Ups! Supongo que no habrá próxima vez.-Rió Johnny limpiando el filo de su daga con un pañuelo. Su pericia no lo había abandonado, el arma, sin ni una gota de sangre volvió a su manga en menos de dos segundos.
No se detuvo a contemplar el desastre que había dejado, simplemente se alejó a paso lento mientras tarareaba la canción que venía reproduciendo la radio del convertible que acababa de hacerse añicos.
Johnny volvió a casa con sándwich de atún envasado y con periódico bajo el brazo.
Había sido una salida muy corta, pero bastante provechosa. Incluso estaba de buen humor. Mientras se preparaba para comer, ojeó en la sección de entretenimiento en el periódico, tal vez había una película interesante en el cine local o una obra de teatro que valiera la pena. Le vendría bien armar un panorama para ese fin de semana.
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Johnny el Homicida Maníaco (Fanfic de la obra de Jhonen Vásquez)
Fanfiction"A veces...puedes llorar hasta que no te queden lágrimas por derramar; puedes gritar y suplicar hasta que tu garganta se desgarre; puedes rezarle cuantas veces quieras al dios que creas que te escuchará y aun así no habría diferencia, ni señales de...