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—Esto es una mierda.

—Te apoyo. Esta historia es una mierda aletargadora.

—Si al menos hubiera una ardiente MILF pidiendo un poco de amor...

—Te apoyo... Espera, no. No te apoyo. He tenido suficiente de mujeres durante la última semana.

—¿Una te apuñala y ya nos odias a todas? Eres fácil de traumar, Kyuntaro.

—Prueba tú a que te apuñale tu novia a ver si te quedas tan tranquila.

—En ese caso quedaría como coladera. Soy una amante egoísta y avariciosa, necesito de muchas mujeres para complacerme totalmente.

—Esa es una imagen mental que no voy a disfrutar.

—No te creo.

Tras una semana de “descanso”, rupturas sentimentales, paternidades sorpresa y una ligera tortura sexual, cualquiera estaría preparado para afrontar la aburrida realidad de la rutina. Después de todo, ¿qué es lo peor que podría pasar en un salón de clases?

El salón al estilo anfiteatro estaba a menos de la mitad de su capacidad y todos los estudiantes estaban desperdigados por aquí y allá, haciendo que donde quiera que se mirara hubiera grandes espacios vacíos.

Pero mirara donde mirara, no veía a Marina por ningún lado. Sin embargo, eso no era de extrañar, Marina estaba en todo su derecho de desaparecer después de todo lo ocurrido. Lo diferente en el lugar era la sensación de que algo, mejor dicho, alguien más faltaba.

—Hey, ¿dónde está Alexander? ¿Volvió a perder la conciencia?

—Quién sabe. Algunos dicen que escapó con la sombría chica de lentes, otros dicen que su amiga de la infancia lo asesinó y ahora duerme junto a su cadáver. El caso es que nadie sabe a ciencia cierta dónde está. Desapareció la semana pasada.

—Incluso la vida desapareció de este lugar.

El salón desde un principio fue sombrío, incluso con un hermoso día despejado asomando a través de las grandes ventanas, pero aun así, el ambiente al menos tenía vida. En cambió ahora, todos tenían caras demacradas y deprimentes, la mayoría no tenía ánimo siquiera para respirar y el resto, como Tatsuro, dormían en sus mesas, dejando un charco de baba a su lado. Por desgracia para él, era el único al alcance y a la vista del profesor.

El profesor avanzó cautelosamente hasta Tatsuro y azotó el grueso libro que llevaba consigo contra la mesa.

A lo que Tatsuro despertó rápidamente, se puso de pie, levantó al profesor por cuello y le gritó en la cara.

—¡¿No te jode que la víspera de Navidad sea en Miércoles?! ¡A mí sí! ¡Esta maldita universidad no hace ni siquiera una fiesta o lo que sea! ¡Además, ese austero y anoréxico árbol de navidad en medio del campus no le va a subir el espíritu navideño a nadie!

El profesor quedó tan atónito por la semejante reacción de Tatsuro que sólo pudo seguir su conversación sin que notara como lo agarraba por el cuello de su aparentemente carísimo traje.

—¿Es-Espíritu navideño? Pero sí la navidad es producto de la mezcla de la supuesta fecha del nacimiento de Cristo y un mito nórdico que después comercializó una conocido marca de refrescos.

—¡¿Y eso qué carajo importa?! ¡Siempre hay una excusa para celebrar, pero este maldito lugar me quita todo el ánimo!

—Tatsuro...

La voz de Elena resonó suave desde dos asientos más atrás.

—¡¿Qué?! —gritó en respuesta.

Yandere ImoutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora