月曜日/moon's day

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Han pasado cinco días desde que lo apuñalaron, ahora está saludable y tranquilo. Por lo menos saludable. Por ahora.
Esto podría ser un resumen de lo que pasó en los días en que se debatía su vida y otras cosas.

Lunes

Veintiséis horas después de que su ex-novia trató de matarlo de una sola estocada. Lo hubiera logrado si hubiera apuntando más al centro.

Los médicos le dijeron que el cuchillo había pasado muy cerca de algo llamado "vena cava inferior", y había dañado en parte su hígado. Por suerte para él, no había sido algo tan grave como si el cuchillo le hubiera atravesado el hígado por completo.

Eso sin duda sorprendió a su madre y a su hermana, pero lo que estaba por venir las iba a sorprender aún más.

Como era lógico, después de perder una cantidad considerable de sangre, necesitaban hacerle una transfusión. Pero, debido al raro tipo de sangre que tenía por herencia de su padre, ni su madre ni su hermana podían ser donadoras y se les acababan las opciones. Entonces, según palabras del mismo apuñalado, sólo había alguien que podía ayudarlo.

En un principio, la que más se negaba era Chika, pero ella no tenía ni voz ni voto en esta decisión. Además del conflicto emocional que sentía por querer que su hermano fuera salvado, pero no por esa mujer en concreto.

Marina, que se encontraba en el principio de un juicio por el cargo de homicidio frustrado en primer grado, había expresado que estaba dispuesta a "donar toda la sangre necesaria". El juicio iba a ser relativamente rápido, ya que la acusada había confesado y se habían encontrado sus huellas en el cuchillo; sólo restaba dictar la sentencia. Eso sería mañana.

Esa misma noche, Marina estaba en el hospital dándole su sangre en un transfusión directa. Tuvieron la oportunidad de hablar por un momento, sin embargo, la oficial a cargo de Marina parecía esperar a cada momento que ella terminara de quitarle la vida.

Marina estaba sentada al lado de su cama mientras se llevaba a cabo la transfusión.

—No luces muy bien, Marina.

—Bueno, yo podría decir lo mismo de ti.

—Me pregunto por qué será que me veo así.

—Si... yo me pregunto lo mismo.

Notando el solitario tono de voz que tenía Marina, recordó todo el problema con la justicia por el cual estaba pasando, así que trató de hacerle pensar en otra cosa haciéndole una pregunta.

—Marina... ¿Recuerdas lo que te pedí ese día?

La mirada de Marina se centró en su rostro con algo de sorpresa. Al ver su expresión seria, supo que hablaba sobre ese día en particular.

—Apenas fue ayer, idiota. ¿Cómo podría olvidarlo?

Estúpidamente, su pregunta solo le hizo pensar más en lo que iba a pasarle en el futuro.

—Yo, definitivamente no dejaré que vayas a la cárcel, Marina.

La oficial de pie a un lado de la puerta hizo una expresión extrañada. Para distraerla, esta vez hizo una pregunta totalmente fuera de lugar.

—Marina, ¿por qué me dejaste?

Más sorpresa se sumaba a la mirada de Marina, quien tenía que responder una pregunta que ya le habían hecho.

—Ya te lo dije, ¿no es así? Te falta romanticismo.

—Entonces, permíteme cambiar mi pregunta. ¿Por quién me dejaste?

Yandere ImoutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora