¿sᴛʀᴀɴɢᴇ ʟᴏᴠᴇ? [ᴇʟᴍᴀx] (ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ)

13.

Arte:@ikimaru

Pov_Eleven

—Fue un día divertido.— Dije caminando junto a Max, quien había estado algo callada.

—Claro que lo fue.— Sonreímos y seguimos nuestro camino rumbo a mi casa, obviamente la pelirroja insistió en llevarme de nuevo.

Al llegar a casa busqué las llaves en mi bolsillo. Gire Para ver a Max que seguía detrás de mi. Se acercó a mi, tanto que tuve que retroceder hasta chocar levemente con la puerta.

—Ten una linda noche.— Acercó su rostro al mío y sentí sus labios en mi mejilla, dejando en ella un suave beso.

La vi irse con lentitud mientras yo estaba pasmada recargada en la puerta.
Ésta misma se abrió haciéndome perder equilibrio y si no fuera por Jonathan habría caído al suelo.

—¿Qué hacías a fuera? ¿Olvidaste las llaves de nuevo?— Preguntó.

—Eh...no...yo...¿dónde está Will?— Jonathan me miró con extrañeza.

—En su habitación...¿te encuentras bien?— Solamente asentí y corrí al cuarto de mi hermano.

—¡William Byers necesito tu ayuda!— Grité una vez que entre a su habitación de un portazo.

—¡Dios mío El! ¿¡No puedes ser más delicada!?— Gritó de vuelta colocando una mano en su pecho.

—¡Chicos no griten en casa!— Se escuchó la voz de papá desde el primer piso.

—¡Lo siento!— Gritamos al unisono.

Will soltó un suspiro e hizo un ademán para sentarme a su lado.

—¿Qué pasa, El? ¿Te hicieron algo? ¿Mike te hizo algo? ¿La chica de la tienda? ¿Te molestan?— Lo detuve.

—La penúltima opción.—

—¿La chica de la tienda?— Volvió a preguntar. Asentí.— ¿Te peleaste con ella?— Preguntó.

—No.— Negué.

—¿Te trata mal?—

—No.— Volví a negar.

—¿Es algo malo?— Preguntó la voz más relajada. Me sentía nerviosa.

—Si...no. No lo sé, depende de como lo veas...— Ni siquiera yo lo entiendo.

Will se quedó callado por un segundo, luego abrió la boca sorprendido y volvió a hablar.

—¿Te gusta?— No había malas expresiones, al contrario, una expresión relajada.

—No lo sé... Creo que si, o no. Agh! No lo entiendo, Will.— Él tomó mi mano y sonrió.

—No es nada malo, es tan normal como respirar. O al menos para mi lo es.— Me miró con una sonrisa.— No tengas miedo, no te voy a juzgar, solo quiero el chisme completo.— Me reí.