Capítulo 1: Los Primeros Días

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El primer día luego de que la barrera cayó, los villanos invadieron Auradon.

Y... Hubo sangre. Demasiada. La magia negra invadió el ambiente, magia poderosa, magia que estuvo esperando por más de veinte años para ser liberada. No hubo rastros de una posible resistencia. Todo fue tan repentino que ni siquiera los héroes lograron prepararse para un contraataque.

El segundo día, Maléfica erigió su trono y hubo una especie de ceremonia oficial donde se le reconoció nuevamente como la Emperatriz del Mal, la única y más poderosa líder de villanos. A esa ceremonia asistieron grandes anti héroes como Jafar, la Reina Malvada, Cruella De Vil, Úrsula, el Doctor Facilier, entre otros. Nadie se atrevió siquiera a cuestionar eso. También se renombró el territorio como Los Estados Unidos del Mal.

El tercer día ya no quedaban rastros de lo que algún día fue ese hermoso lugar.

Ese día, el cuarto día, Mal, Evie, Jay y Carlos están siendo celebrados en el nuevo y espectacular Castillo de Grimhilde donde se les reconoce por su importante contribución al mal.

—¿Cómo pueden estar bien con esto? Yo ya no puedo soportarlo más— suelta Carlos cuidando de que nadie más que sus amigos escuche—. Es horrible.

—Cállate, Carlos— le detiene Mal—. Esto es lo que siempre quisimos, ¿lo olvidan? Fue nuestro propósito en primer lugar.

Evie desvía la mirada a su bebida, Jay se encoge de hombros. Ninguno está de acuerdo con Mal pero se niegan a enfrentarla. Mal sonríe forzosa cuando nuevamente un hijo de villano la felicita por sus actos.

—Es verdad. Esto es horrible— acepta la pelimorada minutos después—. Pero lo hecho hecho está. Y si alguno dice algo similar frente a un villano las consecuencias serán atroces.

—¿Dices que debemos conformarnos con ver todo sin hacer nada? — pregunta Evie.

—Digo que no podemos hacer nada ya. Es tarde. Es eso o morir.

Las dos amigas comparten una mirada llena de resignación. Es cierto. Un simple acto de rebeldía y sus vidas terminan. Ni por ser los que hicieron todo eso posible se libran de los códigos villanos.

—Escuché que Doug terminó en las minas. Con su familia— informa Evie triste—. Vigilados por los Caballeros Oscuros de mi madre. Sé que está sufriendo. Y me odio a mi misma por condenarlo a esa situación.

—Al menos sabes dónde está. Ben desapareció sin dejar rastro.

—¿Y qué me ganó? Ir a visitarlo sería como demostrar con libertad que siento algo por él. No lo voy a arriesgar más.

—¿De verdad quieres al enano? — cuestiona Jay, incrédulo, alzando ambas cejas—. ¿Tú, Evie Grimhilde, sientes algo por él?

—Sí, Jay. Lo quiero— contesta con firmeza.

Jay se toma de un trago el contenido de su vaso y hace una mueca cuando el ardor característico del alcohol se hace presente.

—Mala suerte para ti, entonces. Enamorarte sabiendo lo que haríamos fue demasiado masoquista, ¿no, Evie? — le dice quitandole el vaso a Carlos y tomándose el contenido igual de rápido que el anterior—. Mucha, mucha mala suerte— repite.

Jafar le grita a Jay para que vaya con él y éste les sonríe antes de irse con su padre. El título de visir había sido regresado al hombre de Agrabah, por lo que Jay ahora es un príncipe. Lo ven alejarse y los tres se quedan pensativos. De todos, Jay es el que menos ha mostrado remordimiento. Regresa a ellos minutos después con más contenido desconocido en su vaso y una enorme sonrisa.

—¿Entonces qué hacemos? — les pregunta Jay.

—Fingir. ¿Somos malos?— pregunta Mal.

—Desde la cuna— responden los tres.

—Eso es, chicos. Juntos nada nos afectará. Cuatro corazones son más fuertes que uno.

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Capítulos cortos por ser introductorios. Serán más largos luego de éste👌

Un mundo de oscuridad ¦ Descendientes [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora