Nadie adivinó. Nombraron prácticamente a todos los personajes y no le atinaron. Ya revisé como cinco veces los comentarios, ¿eh?
¿Acaso nadie la recordó porque no la consideran importante?
****
Cuando la espada atraviesa a Maléfica, no pierde tiempo y se deja ver en la arena. A todos les cuesta reconocer a la chica que ha aparecido. No es hasta que Ben sale de su asombro que es capaz de pronunciar su nombre en un susurro.
—¡Es Audrey!—grita alguien más.
La que alguna vez fue la primorosa princesa Audrey está irreconocible. No solo su aspecto físico es diferente. Hay tanto rencor en ella y tanto enojo... pero sobre todo una sombra de dolor que oscurece su rostro y que la hacen ver realmente atemorizante. Su mirada viaja hasta las dos chicas y con calma se agacha para juntar el cetro que la Emperatriz del Mal ha dejado caer.
Mal y Evie no pueden creer que lo que ven. Maléfica lleva la vista a la herida mientras siente la sangre brotar y sus manos teñirse de rojo. Saca la espada de su cuerpo y el dolor aumenta.
Sus ojos se iluminan de verde y una nube comienza a rodearla. Abre la boca lanzando un jadeo agónico.
Está comenzando a transformarse en dragón.
—¡¿Qué has hecho?!
(...)
El día de la coronación
Cuando el rey Bestia cae muerto Audrey ni siquiera es capaz de procesar lo que sucede a continuación. Su abuela toma su mano pero cuando el caos se desata se sueltan.
—¡Abuela!
La reina Leah es alejada cada vez más de ella. Audrey se remueve luchando por llegar nuevamente hasta ella. Puede sentir a su madre tirando de su brazo para ponerla a salvo, Aurora llora. Sabe que no podrá hacer nada por su madre y el rey Felipe también lo sabe.
Ese día fue la última vez que se vio a la reina Leah con vida.
Su paradero fue desconocido desde entonces.
Audrey, Aurora y Felipe no perdieron tiempo. Huyeron. Con ayuda de Flor, Fauna y Primavera huyeron hacia un lugar recóndito en las montañas. No hubo tiempo para llevar muchas cosas, solo las necesarias. El cambio abrupto no le cayó nada bien a Audrey.
El frío extremo la hizo enfermar. Los cambios de temperatura, la mala calidad del agua y comida que debían ingerir solo empeoraba su estado. Pero contra todo pronóstico sobrevivió.
No fue fácil adaptarse a ese ambiente. No después de haberlo tenido todo y perderlo gracias a la misma mujer que había arruinado la vida de su madre y abuelos.
Así transcurrieron los primeros meses.
—Enséñame a pelear, padre— le dijo una noche especialmente fría a Felipe.
Una fogata encendida era lo único que les proporcionaba calor.
Algo que sí habían llevado con ellos eran un par de espadas que les servían para cazar su comida. Felipe era un ávido cazador, pero lastimosamente ninguno de los tres sabía cocinar de la misma manera que los chefs que alguna vez tuvieron a su disposición. Aurora mejoraba el sabor con lo que podía.
—¿Pelear? Mientras yo siga vivo y tu madre y tú me tengan a mí para luchar, no hará falta eso— respondió el hombre avivando el fuego.
Fue casi como una sentencia de muerte.
El rey Felipe murió dos meses después.
Cuando unos Caballeros Oscuros descubrieron su escondite hubo un enfrentamiento de cinco contra uno en el que inevitablemente el padre de Audrey murió.
Murió, sí, pero no sin antes ofrecerles la oportunidad de escapar a su familia.Sólo quedaron Aurora y Audrey en ese mundo de oscuridad.
Una mujer que cada noche lloraba la muerte del amor de su vida y una apenas adolescente que tuvo que ver por ella y su madre sin tener más opción. Aurora se descuidó tanto a ella como a su hija. Se volvió loca de dolor.
Audrey aprendió a ser fuerte por las malas. No tuvo tiempo para llorar la muerte de su padre.
Todo se volvió demasiado para ella. Se asfixió tanto de sentimientos reprimidos que muy pronto explotó cuando la situación se volvió imposible de sobrellevar.
—Ya es suficiente, mamá— le dijo con la cabeza recostada en su regazo, lloraba libremente por primera vez en mucho tiempo—. Regresa conmigo, por favor. Te necesito.
Aurora pasó los dedos por el cabello de Audrey una y otra vez cantando una canción de cuna. Audrey lloró con más fuerza.
Luego de eso Audrey asumió un rol protector. Un rol maduro para su edad.
Ella cuidaba a su madre, se cuidaba a sí misma y las protegía de todos los peligros a los que constantemente se enfrentaban dos mujeres solas. Audrey cambió su aspecto, su carácter, su forma de ser.
Pero no fue suficiente. Ni toda su entrenamiento con las espadas, ni el estar al pendiente de su entorno impidieron que una desgracia más las atacara.
Audrey recordaría ese día como el peor de toda su vida.
Aurora se había quedado en su campamento improvisado, Audrey tuvo que ir por leña para proporcionarles calor al menos por esa noche más.
Un grito la obligó a tirar los leños y a sacar la espada. Corrió entre la espesura del bosque con el corazón en la garganta. Al regresar se encontró con una escena que la dejó sin aire apenas la miró.
Tres hombres estaban ahí. Haciéndole cosas a su madre que no estaban bien. Haciéndole daño. Abusando de ella.
Audrey no está muy segura de lo que sucedió después. La ira controló su cuerpo, su vista se nubló y hasta puede jurar que vio rojo.
Cuando regresó en sí estaba bañada en la sangre de esos asquerosos hombres, llorando a los pies de su madre disculpándose una y otra vez por no haber podido evitar que le hicieran lo que le hicieron.
Aurora no sobrevivió al ataque.
Audrey limpió su cuerpo, cada herida, cada suciedad. Mientras enterraba su cuerpo la bruma del dolor, la necesidad de buscar a un culpable para las desgracias que han sucedido en su vida surgió.
Mal. Evie. Carlos. Jay. Maléfica.
Gracias a ello su vida era un infierno.
Juró venganza frente a la improvisada tumba de su madre.
No descansaría hasta que cada uno sufra al menos una parte de todo lo que sufrió.
Y partió un viaje de regreso a los Estados Unidos del Mal.
El único propósito que la mantuvieron con vida desde el momento en que dejó la tumba de su madre hasta encontrar la oportunidad perfecta para atacar fue ese. El pensar en lo mucho que ellos sufrirían le dio las ganas de seguir adelante aun cuando se sentía vacía por dentro. Vacía y rota.
Ya no le importa nada más. Ya no quiere saber nada más de la vida.
Quiere provocar dolor, sufrimiento, angustia.
Y nada ni nadie la detendrán.
(...)
Tiempo actual.
—¡Ahora pagarán!
Audrey estrella la punta del cetro en el suelo y la tierra comienza a estremecerse.
—Es momento de impartir mi justicia.
****
Audrey ha sido mencionada en contadas ocasiones. Nunca se supo exactamente lo que había pasado con ella.
Y bueno... ¿Qué les pareció?
ESTÁS LEYENDO
Un mundo de oscuridad ¦ Descendientes [COMPLETA]
أدب الهواة💥Mundo Alterno💥 Maléfica había ganado la varita, que junto con su cetro, la volvían prácticamente indestructible. La Isla ya no existe, los villanos están sueltos. Un mundo lleno de maldad y oscuridad. No hay quien los detenga, quien les ponga un...