Epílogo.

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1 de enero de 1499

— Produce una extraña sensación ver el salón tan vacío — bromeó Uryu al tiempo que observaba a las veinticinco personas que acababan de terminar la opípara cena, y entre las que se incluían los quince hombres que formaban la guardia personal de Ichigo.

— ¿Dónde están esta noche los osos bailarines, cariño? — dijo Ichigo con una sonrisa dirigiéndose a Rukia, sentada a su lado.

A pesar de su broma sobre los osos, Ichigo nunca había disfrutado tanto de unas Navidades como en esta ocasión.

— Pues yo parece que me hubiese tragado a uno —dijo ella, y, llevándose una mano al vientre, se echó a reír. A pesar de su avanzado estado de gestación, Rukia había insistido en que World Hollow y todos sus habitantes celebraran a la manera tradicional los catorce días desde la Nochebuena hasta la Epifanía, lo que significaba mantener «la casa abierta».

Como consecuencia de ello, y durante los ocho días anteriores, los festines habían continuado uno tras otro, y cualquier viajero que llegara y franqueara las puertas de World Hollow era automáticamente bienvenido e invitado a compartir la mesa con la familia.

La noche anterior se había celebrado una gran fiesta en el castillo, organizada especialmente para disfrute de los siervos y vasallos de Ichigo, así como para los aldeanos. Hubo música y villancicos interpretados por los juglares contratados, actuación de osos, de trovadores, acróbatas e incluso la representación de una obra sobre la Natividad. Rukia llenaba la vida de Ichigo de risas y de amor, y en cualquier momento llegaría la hora de ofrecerle su primer hijo.

La satisfacción del duque no conocía límites, hasta el punto de que ni siquiera las travesuras de Mizuhiro le molestaban ahora.

De acuerdo con la decisión de Rukia de celebrar las fiestas del modo más tradicional posible, a Mizuhiro se le había asignado el papel de Señor del Desgobierno, lo que significó que, a lo largo de tres días, fue él quien presidió la mesa y, en el ejercicio de su papel, se le permitió imitar a su señor, dar toda clase de órdenes estrafalarias y, en general, arreglárselas para hacer y decir cosas que, en cualquier otra ocasión, habrían sido suficientes para que el duque lo expulsara de World Hollow.

En estos momentos, Mizuhiro se hallaba repantigado en la silla de Ichigo, en el centro de la mesa, con el brazo tendido sobre el respaldo de la silla ocupada por tía Momo, en una cómica imitación de lo que hacía Ichigo con Rukia.

— Vuestra gracia —dijo Mizuhiro, imitando el tono áspero que utilizaba el duque cuando esperaba que se lo obedeciese al instante—. Algunos de los que nos encontramos sentados a esta mesa deseamos encontrar la respuesta a un enigma.

Ichigo enarcó una ceja al mirarlo, pero luego esperó resignadamente a que se le hiciera la pregunta.

— ¿Es un hecho, o es falso que se os llamó Lobo porque matasteis a una de esas bestias a la edad de ocho años y os comisteis sus ojos para la cena?

Rukia no pudo contener la risa, e Ichigo, fingiéndose ofendido, dijo:

— Madam — dijo—, ¿os reís porque dudáis de que fuera lo bastante fuerte para matar a un animal semejante a tan tierna edad?

— No, milord —contestó Rukia entre risas, al tiempo que intercambiaba una mirada de connivencia con Hisahi, Urahara y Keigo—, sino por un hombre que prefiere perderse una comida antes que comer algo pobremente cocinado. ¡No os imagino devorando los ojos de nada!

[+18] [AU ICHIRUKI] ★Noche estrellada★ BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora