En la semana que siguió, Ichigo debió hacer frente al primer muro que no consiguió vencer, el muro de hielo que Rukia construyó en torno a ella para aislarse de él.
La penúltima noche Ichigo acudió a la habitación de su esposa pensando que, si le hacía el amor, la pasión la aplacaría. Pero no funcionó.
Ella no opuso resistencia. Sencillamente volvió la cara hacia un lado y cerró los ojos. Cuando él abandonó el lecho, se sintió como el animal que ella le había dicho que era. La última noche, frustrado y furioso, intentó discutir con ella acerca de Ukitake, pensando que el calor de la pelea podría alcanzar el éxito que no había tenido en la cama. Pero Rukia no estaba dispuesta a discutir, sumida en un distante silencio, entró en su dormitorio y cerró la puerta con cerrojo. Ahora, sentado a su lado, durante la cena, la miró, pero no se le ocurrió nada que decir, ni a ella ni a nadie. No es que necesitara hablar, pues sus caballeros eran tan conscientes del silencio entre Ichigo y Rukia, que trataron de encubrirlo con una forzada jovialidad.
De hecho las únicas personas que parecían no darse cuenta del ambiente reinante en la mesa eran tía Momo y Chad.
— Veo que habéis disfrutado de mi cocido de venado — dijo tía Momo muy contenta las bandejas y platos vacíos, aparentemente indiferente al hecho de que tanto Rukia como Ichigo apenas hubieran probado bocado. Su sonrisa, sin embargo, desapareció al mirar a Chad, que acababa de devorar otro pato—. Excepto vos mi querido muchacho— añadió con un suspiro—. ¡Sois la última persona que debería comer pato! Eso no hará sino complicar vuestro problema, ya sabéis, que es exactamente el que ya os he dicho. He preparado ese buen cocido de venado para vos, y ni siquiera lo habéis tocado.
— Que no os importe eso, milady —dijo Sir Hisahi, que apartó a un lado su bandeja y se dio unas palmaditas en el vientre—. Nosotros sí que lo hemos comido, y estaba delicioso.
— Delicioso— proclamó Sir Urahara con entusiasmo.
— Maravilloso— tronó Sir Keigo.
— Exquisito— afirmó Uryu Kurosaki de corazón, dirigiendo una mirada de preocupación a su hermano. Sólo Chad guardó silencio, como siempre.
En cuanto Lady Momo abandonó la mesa, sin embargo, Hisahi se volvió hacia Chad enojado.
— Lo menos que podrías hacer es probarlo. Lo ha preparado especialmente para vos.
Muy lentamente, Chad dejó en el plato el muslo de pato que estaba comiendo y volvió la enorme cabeza hacia Hisahi; sus ojos cafés eran tan fríos que Rukia, sin darse cuenta lo que hacía, contuvo la respiración a la espera de alguna clase de enfrentamiento físico.
—No le prestéis atención, Lady Rukia — dijo Hisahi al observar su expresión de angustia.
Después de la cena, Ichigo abandonó el salón y pasó una hora, sin necesidad alguna, hablando con el sargento de la guardia. Al regresar, encontró a Rukia sentada cerca del fuego, entre sus caballeros, con el perfil vuelto hacia él.
El tema de la conversación que mantenían era, evidentemente, la obsesión de Mizuhiro por Lady Ryu, e Ichigo emitió un suspiro de alivio al advertir que Rukia esbozaba una sonrisa. Era la primera vez que la veía sonreír desde hacía siete días. En lugar de unirse al grupo y arriesgarse a echar a perder el estado de ánimo de su esposa, Ichigo apoyó el hombro contra un arco de piedra, fuera de su vista, y le hizo señas a un sirviente de que le trajera una jarra de cerveza.
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[+18] [AU ICHIRUKI] ★Noche estrellada★ Bleach
RomanceDos muchachas de la nobleza escocesa son raptadas por un temible guerrero inglés. Para sorpresa de ambas, el atroz enemigo es un hombre comprensivo y amable. Cuando una de ellas enferma, él accede a liberarla a cambio de los favores de la otra, Ruki...