Capítulo 32

1.8K 243 12
                                    

Los invitados empezaron a llegar, hoy se celebraría la boda, vanirios y berserkers habían llenado el castillo para ver a la hermana de Eiden emparejarse con Remses y así terminar la rivalidad entre los clanes, en la habitación Remses tenía una discusión colosal con Sharik que se oponía al matrimonio.

—Ya te dije que nada me hará cambiar de opinión, me voy a casar y no lo discutiré más, —Le respondió mientras terminaba de ponerse el traje—.

—Pero Remses, no te puedes casar con esa zorra.

— ¿Pero de qué hablas?

—Yo me entiendo, —Respondió recordando la noche que la vio en la habitación de Kilian teniendo sexo con él—.

—Ya no hay marcha atrás.

—Te estás condenando, dime, ¿qué harás cuando encuentres a tu cáraid?, — ¿Qué, que haría cuando la encuentre?, esa pregunta ni siquiera se la tenía que hacer, porque él ya la había encontrado, era Scarlet, pero no estaba dispuesto a reconocerlo—.

—He esperado mucho tiempo por ella, no esperaré más.

—Pero la profecía decía...

—Me importa una mierda la profecía, —La interrumpió—, no esperaré más, —Salió de la habitación dejándola con la palabra en la boca, no quería hablar de cardáis ni de amor, él solo quería terminar con todo de una vez—.

Sentía un dolor enorme en su pecho, cada segundo lejos de su lado era como una daga apuñalando su corazón, escuchó abrirse la puerta y se levantó de inmediato pensando que era Remeses, pero estaba equivocada, no era él quién había ido a verla, era Eleonor.

—Vaya, —Dijo sonriendo al ver el deterioro en el que se encontraba Scarlet-, pero miren nada más a quién tenemos aquí, veo que no te va bien asesina—.

—Yo no soy ninguna asesina.

—Si claro, sabes, puedes engañarte a ti misma, pero no engañaras a los demás, porque igual van a matarte, y yo, —Dijo girándose sobre ella misma, traía un vestido de novia corte sirena que se ajustaba a su delgado y estilizado cuerpo—, seré la esposa de Remses.

—No importa que te cases, él no te ama y jamás te amara, porque yo soy su verdadero amor.

—Por favor, no me hagas reír, ¿es que acaso no te has visto en un espejo?, no eres más que un despojo, ¿enserio pensaste que él te amaba?, que ingenua y que tonta eres, jamás serás lo suficientemente buena para él, él necesita una mujer, no una niña, —Le sonrió de forma burlona—, disfrutaré viéndote arder mañana, bueno, si es que Remses deja que me levante de la cama, —Le guiñó el ojo y caminó con coquetería sintiéndose superior y dejando a una Scarlet envuelta en llanto, pasaron unos diez minutos para que su supuesto príncipe azul apareciera, traía un traje negro con corbata y el pelo en un moño algo desarreglado—.

—Rem, —Se levantó emocionada de verlo y quiso abrazarlo, pero este la frenó en seco—.

-No se te ocurra tocarme.

—Rem por favor, te necesito, no quiero morir, tengo miedo —Se abrazó a él suplicando piedad, estaba muy asustada—.

—No me interesa lo que necesites, porque no lo tendrás, hoy me casaré y no volveré a verte más.

—No Rem, por favor, no te cases, no me hagas esto, te lo suplicó.

— ¿Sabes suplicar?, dime, ¿mi hermano también te suplicó que no lo mates?, contéstame, —Dijo sacudiéndola de los brazos—.

—Yo no lo mate, —Intentó zafarse de su agarre, pero él no se lo permitió—, suéltame, me lastimas.

—Tu dolor en nada se compara al mío, mataste a mi hermano y has desaparecido a más vanirios y berserkers, eres detestable.

—Jamás he matado a nadie y algún día te arrepentirás de todo lo que me estás haciendo.

—Eso no pasará nunca, —La soltó en la cama como si tocarla le quemara y salió de la celda. A las siete en punto la ceremonia empezó, ambos se encontraban frente al altar, mientras Scarlet miraba todo por orden de Eleonor que le había dicho a los guardias que la obligaran a asistir, nadie se había percatado de su presencia ni siquiera Remses, los votos fueron dichos y Eleonor se apresuró a dar un sí, pero cuando él iba a hablar, una destrozada Scarlet gritó llamando la atención de todos los presentes—.

—Juraste que siempre me protegerías, has roto tu promesa, —Le soltó entre lágrimas llamando su atención—, jamás perdonaré tu desprecio.

— ¿Qué hace ella aquí?, —Preguntó enojado viendo a Eleonor—.

—Es nuestra invitada de honor cariño, —Miró furioso a Eleonor y caminó con dirección a los guardias, no quería que esté ahí, sentía su dolor y eso lo estaba matando-, llévensela—.

—Cobarde, —Dijo acercándose a su rostro—, no eres más que un maldito cobarde, —Le golpeó el pecho varias veces—, lo tenías todo conmigo, eras mi sol, eras mi vida, pero lo has arruinado , tal vez mi cuerpo arda mañana, pero tú me has matado hoy, esto, —Dijo sacándose el anillo que él le había regalado y aventándoselo al rostro—, no significa nada para mí, tú, ya no significas nada para mí, —Se giró para que los guardias la llevaran, pero él la tomó del brazo y la acercó a él con la clara intención de besarla, sentía tanta desesperación en ese momento que lo único que quería era cargarla y huir lejos de ahí—.

—No te atrevas, —Lo alejó de ella de una bofetada, tenía la cara empapada en llanto—, me has condenado al infierno, pero puedes estar seguro de que lo compartirás conmigo Remses y eso será lo único que tú y yo compartiremos por toda la eternidad, te di una oportunidad para arrepentirte de todo esto, pero lo único que has hecho es reírte en mi cara, no has valorado mi amor, y te juro que lo pagarás muy caro, —Los guardias la tomaron de los brazos y se la llevaron de nuevo a la celda, y aunque Remses intentó seguirla, Eleonor no se lo permitió—.

— ¿Dónde crees que vas?

—Suéltame.

—Ahora mismo vas a regresar conmigo y nos casaremos.

—Aquí no habrá boda, —La respuesta tomó a todos por sorpresa, pero eso poco o nada le importó a Remses, se retiró del lugar con Sharik siguiéndole los pasos—.

— ¿Qué haces?

—Me voy, —Contestó mientras metía de mala manera la ropa en la maleta—.

— ¿Dónde?

—Donde sea, necesito salir de aquí.

— ¿Es por Scarlet?, ¿verdad? ¿Por qué no me dices de una vez por todas que es lo que está pasando?

—No pienso hablar contigo de esto.

—Maldición Remses, necesito saber que pasa, ¿Te enamoraste de ella?, ¿es eso?, contéstame por favor.

—Es mi cáraid, —Le soltó enojado—.

— ¿Qué?, no, no, esto no puede ser.

-—Su sangre sabe al más dulce de los chocolates, puedo olerla a kilómetros, y ahora mismo su dolor me mata y acaba con la poca humanidad que tengo en mi alma.

—No Rem, —Lo miró angustiada entre lágrimas—.

—Tengo que irme o no soportaré ver el que la maten.

— ¿Irte?, ¿acaso estás loco?, la necesitas, tenemos que sacarla, hacer que escape, te la tienes que llevar lejos, hay que...,

—No haré nada —La interrumpió—, ella pagará su castigo, y yo pagaré el mío.

—Si ella mure tú también morirás, —Reconoció horrorizada—, no puedes dejarme sola.

—No estás sola, tienes a Kilian, yo ya estoy muerto, esa mujer es mi vida y cuando muera yo me iré con ella.

—Por eso, hay que salvarla.

-No, aunque la salvará nos perseguirían y yo no podría vivir con la mujer que asesinó a nuestro hermano.

—Por favor.

—Lo siento hermanita, siento hacerte esto, pero así tiene que ser, sé que Kilian cuidara siempre de ti, sé feliz linda, y no olvides que te quiero, —Le besó en la frente y se marchó sin un rumbo fijo, él solo quería huir de ahí—.

Entre El Amor  Y El Odio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora