Capítulo 93

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Dejó que la amara, que la engañara con sus falsos sentimientos, había caído por completo en los engaños de aquel cruel hombre, ¿pero como no hacerlo?, si tenía un rostro angelical y un cuerpo de demonio capaz de tentar a cualquier mujer, la primera vez que lo vio se quedó sorprendida por la valentía que mostró al defender a Scarlet, se había comportado como todo un caballero, su caballero, su príncipe azul al fin había llegado para sacarla del mundo de oscuridad en el que ella se había sumergido par olvidarse de su cruel pasado.

Mordió levemente sus labios para así dar paso a un recorrido de besos, la lengua se deslizó por el cuello mientras sus manos recorrían sus caderas y llegaban a sus pechos, los acarició de forma muy delicada, no quería lastimarla, no en su primera vez, ya habría tiempo para hacerlo en otro momento, hoy solo se encargaría de disfrutar de ella, sin quitar sus ojos de su mirada bajó su boca hasta uno de ellos y lo atrapó dándole suaves succiones buscando así estimular el cuerpo de la primeriza vaniria, supo que sus jugueteos empezaban hacer efecto en Lilith cuando la escucho sollozar, era un sollozo leve y algo bajo, sabía que su chica se estaba reprimiendo, le dio la misma atención al otro pecho y aprovechó su docilidad para deslizar lentamente las yemas de sus dedos hasta su intimidad, el índice y medio se rozaron vagamente por la fina línea que guardaba la pureza de su joven cáraid intentando entrar en ella, pero esta lo detuvo.

— ¿Qué pasa linda?, —Preguntó mirándola, ¿todo bien?

— ¿Lo harás con los dedos?, ¿me dolerá?

—No linda, yo solo quiero estimularte, eso hará que no duela tanto, ¿de acuerdo?

—Sí.

—Dime linda, ¿hay algo en especial que te guste?, ¿has tocado tu cuerpo alguna vez?

—No, —Respondió avergonzada—.

—Está bien, tu solo confía en mí, —Besó su frente para que se calmara un poco, sabía que estaba asustada, lo sentía—, ¿Puedo beber de ti?

—Sí, —La miró y le sonrió para volver a su pecho, trató de continuar con lo que había pasado y en un descuido mordió su pecho haciendo que se sobresaltara por la impresión, sentía como bebía de ella y aunque su mordida había dolido un poco, le gustaba—.

Bebió de manera moderada, no quería dejarla inconsciente como la primera vez, paseó la lengua por el pezón sellando las incisiones y lamiéndolo, succionándolo de nuevo, se quedó de rodillas entre sus muslos, observándola, grabándose cada parte de su cuerpo.

Intentó cerrar las piernas, su mirada de deseo la ponía nerviosa, y se sentía muy vulnerable en esa posición, intentó cubrirse.

—No lo hagas.

—Nunca antes me habían visto, esto es nuevo para mí, yo...

—Eres preciosa, —La interrumpió—, tu cuerpo es maravilloso, no hay de qué avergonzarse, —Se levantó de la cama y buscó uno de los aceite florales que usaba Lilith, y que a él le gustaba, jazmín, volvió a colocarse en posición y tomó a Lilith por la cintura para acercarla a él, dejándola expuesta a sus caricias, dejó que el aceite bajara por su intimidad para luego deslizar sus dedos en lentos rozamientos que buscaban darle placer—.

—Eres tan suave, —Le susurró fascinado al ver cómo reaccionaba a sus atrevidos roces, ascendió entre besos por sus pechos hasta llegar a sus labios como tratando de distraerla de lo que sus intrusos dedos querían hacer, los hundió con total delicadeza hasta llegar a su himen, pero no lo atravesó, estaba muy estrecha, y aunque empezaba a lubricar le dolía—, tranquila, solo quiero estimularte, confía en mí, —Volvió a repetir besándola y ella obedeció, estaba nerviosa, pero no podía negarse que le gustaba todo lo que estaba haciéndole, el pulgar tomó posición en aquel túmulo rosa que dispararía su placer y lo rotó haciendo suaves círculos—.

Quemaba, su cuerpo, todo ella, ese hombre la tocaba de una forma descomunal y ella sintió que su interior explotó, estaba teniendo un orgasmo, su cuerpo reaccionó a sus estímulos y se intento mover, pero él no se lo permitió.

—César por favor, —Rogó—.

—Te vas hacer daño, deja que yo me encargue, —Pasó sus brazos por su cintura y la rozó descaradamente en su erección, de arriba abajo, una y otra vez, estimulándola, llevándola a los límites, la tomó por las manos y las pasó sobre su cabeza controlándola, el orgasmo fue arrollador y esta vez el no paró hasta que ella terminara—.

— ¿Estás bien?

—Sí, —Contestó con la voz aún entrecortada por el placer que había experimentado, había logrado que se corriera dos veces más al estimularla con más juegos, pero él seguía duro como una piedra, aún no había podido desfogar lo que su cuerpo pedía, colocó la punta de su miembro en la entrada de su intimidad y se hundió en ella poco a poco, topándose con una barrera que lo detuvo—.

—Te amo César, —Le confesó sellando así su condena, le besó los labios sin contestar a su declaración y entrelazó sus manos con la suya, hundiéndose por completo en su interior, sintió un leve dolor, la verdad su cáraid la había estimulado muy bien, su interior lo engullía tratando de acoplarse a él, las penetraciones eran lentas, pero profundas y sin poder contralarse más el término por estallar también, se sintió descontrolado y volvió a beber de su pecho mientras seguía penetrándola, llegando así a otro orgasmo, los sollozo de placer invadieron la habitación, ya no podía callarlos más, ese hermoso hombre se había apoderado de su cuerpo y nada podía hacer, le ofreció el cuello para que bebiera de él y ella gustosa lo aceptó, la subió a su regazo disfrutando de la sensación que le causaba haber sido el primero en la vida de la vaniria, se sentía como un animal, un animal que jamás se sentiría saciado de ella, volvió a sumergirse en su interior, a disfrutar de su calidez, de su docilidad llevándola a los extremos nuevamente, haciéndola suya repetidas veces. Un gemido intentó escapar de sus labios al experimentar el placer de beber de él mientras este le hacía el amor, pero él la calló con sus labios hasta que juntos volvieron a experimentar el éxtasis de ser una sola piel—.

Agotado así lo había dejado, jamás imaginó tener una experiencia así, esa mujer sería su perdición, su pase directo a la locura, la estrechó entre sus brazos haciendo que se recostará sobre su pecho, dándole algo de descanso a esa experiencia tan alucinante que ambos habían experimentado. 

Entre El Amor  Y El Odio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora