Capítulo 14

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En el castillo la situación era incómoda, Iol empezaba a perder la paciencia, no habían encontrado a Remses y los vanirios seguían desapareciendo al igual que los berserkers.

—Ya ha pasado mucho tiempo y tu hermano no ha vuelto, ¿tienes idea de dónde está?

—No Iol, no lo sé.

—Remses estaba muy descontrolado y pudo haber cometido alguna locura.

—Él volverá Iol, tenlo por seguro.

—Espero que así sea, —Se retiró dejando a Sharik y a Kilian solos en el enorme salón, habían pasado seis meses ya desde que su hermano huyó con aquella muchacha en brazos y hasta ahora era el día en el que no aparecía.

—Tal vez ya está muerto, —Molestó Kilian—.

—Cállate Kilian, no digas eso ni en broma.

-—Pues es lo que les pasa a los locos.

—Él no está loco.

—Si claro, ¿sabes?, siempre me pregunté por qué eras tan despreciable, pero ahora que veo a tu hermano me doy cuenta de que lo tuyo es de familia.

—No más Kilian, ¿es que acaso no te das cuenta de que tus palabras me lastiman?

—Claro que lo sé, por eso lo hago tontita, —Le acarició la mejilla—, ya que tú me condenaste a vivir un infierno, yo haré lo mismo contigo querida, así que acostúmbrate, —Besó su frente en forma de burla y se fue dejándola al borde de las lágrimas—.

Eran las cuatro de la tarde y Scarlet esperaba por Remses en casa, habían pasado 6 meses ya, seis maravillosos meses en los que ella había vivido la más dulce de las mentiras. La puerta se abrió dejando ver a su paso a aquel hombre que la tenía enamorada por completo, se levantó feliz del mueble en el que estaba y corrió hacía sus brazos para llenarlo de besos.

—Rem, volviste, —Dijo a la vez que se impulsaba para que la cargara como hacía siempre, le rodeó la cintura con las piernas y lo tomó del rostro para plantearle un beso en los labios—.

—Ya veo que me extrañaste, —Correspondió a sus mimos—.

—Mucho Rem, no estoy completa si no estoy contigo, —La miró a los ojos sintiéndose agradecido por sus palabras, era ilógico, pero aunque todo lo que vivían eran una mentira, él había llegado a encariñarse con ella, ¿pero cómo no hacerlo?, si ella era toda ternura, muchas mujeres habían pasado por su longeva vida, mujeres con las que no tenía ninguna conexión especial, todas habían sido solo desliz de una noche, ninguna de ellas habían llegado a derretirle el corazón como lo hacía Scarlet, era tan dulce y amorosa que a veces quería olvidarlo todo y quedarse por siempre con ella—.

— ¿Tienes hambre?, ¿Estás cansado?, ¿Quieres que te prepare el baño?, —Lo bombardeó con preguntas mientras seguía llenándolo de besos—, dime, ¿Qué quieres mi amor?

—Lo que quiero ya lo tengo, —La miró a los ojos—, y creo que me lo comeré, —Le apretó los muslos. Se soltó de su agarre y arrancó a correr entre risas con él siguiéndola por toda la casa—.

—Mientras más corras, va a ser peor, —Logró acorralarla en la esquina de la habitación y la cargó en brazos para llevarla a la cama—, te tengo, —Le dijo cubriendo su cuerpo con el suyo—.

—Te amo Rem, —"Te amo", le gustaba tanto oír esa palabra de sus labios, le daban calidez a su atormentada y vacía alma—.

Esperó una respuesta, pero esta nunca llegó, jamás lo había escuchado decir que la amaba o la quería, pero eso poco o nada le importaba, para ella las palabras no tenían sentido si estas no eran acompañadas de acciones, y para ella Rem siempre le había demostrado su amor, dejó que la acariciara como solo él sabía hacerlo, que la besará, que la hiciera suya, que se fundiera en su cuerpo hasta ser una solo piel. 

Entre El Amor  Y El Odio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora