Capítulo 74

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Ya había perdido la cuenta de todas las veces en que César la había rechazado, pero ahí iba ella otra vez a llevarle el desayuno, en los días que llevaba viviendo con su recién aparecido cáraid, Lilith había notado que no estaba contento con su nueva vida, siempre la veía con odio, como si fuera su enemiga, como culpándola por estar en la situación en la que se hallaba. Abrió la puerta topándose de inmediato con los ojos acusadores de su adorado tormento que ahora lucían de un precioso color plata, gracias a la transformación, la miró con desdén y le dio la espalda ignorándola por completo.

—Te traje el desayuno.

—No te he pedido que lo hagas.

—Pero debes comer.

—No tengo hambre.

—Pero...

—Escúchame bien, —Dijo acercándose a ella—, cuando te digo que no tengo hambre, es que no tengo hambre, además, —Continuó—, de que me sirve esto, —Señaló la bandeja—, si nada me llena.

—Si bebieras de mí, tal vez...

— ¿Beber de ti?, ¿acaso te has vuelto loca?, yo no soy un asqueroso vampiro, no beberé de ti, ni de nadie.

—Pero...

—Sin peros, sal de aquí y déjame en paz, ¿de qué manera te lo tengo que decir?, —Respondió ofuscado—.

—Lo siento, —Se disculpó y pronto obedeció la orden, saliendo así de la habitación, dejándolo solo, solo con los demonios que poco a poco acababan con el Cesar amable y dulce que alguna vez Scarlet había conocido, se sentía desesperado y hacía un esfuerzo sobre humano por no saltar encima de Lilith y morderla para beber de ella hasta la saciedad, sentía tanta impotencia al estar así, lo último que había sabido de Scarlet es que había desaparecido y hasta ahora no se sabía nada de ella, no salía de su habitación y evitaba en lo posible tener cerca a Lilith, no entendía porque, pero cuando esa chica con cuerpo de mujer y cara angelical se le acercaba lo mantenían en una excitación constante, era como si fuera un animal en celo que deseaba saciar en ella sus más bajo instintos, La puerta volvió abrirse, era Lilith otra vez—.

—Ya te dije que quiero estar solo.

—Yo,... —Guardó silencio, no sabía cómo decirle lo que Kilian le había informado y prefirió callárselo—.

— ¿Tu qué?

—Kilian necesita hablar contigo.

—Dile que venga entonces.

—No, es mejor que vayas al salón, el consejo también está ahí.

—No iré, que venga él, —Le dio la espalda para irse a su habitación—.

-—Es acerca de tus padres.

— ¿Qué pasa con mis padres?

—Es mejor que vayas, —Salió en precipitada carrera con Lilith siguiéndole los pasos y ambos entraron en el salón, la reacción de los ahí presentes fue inmediata y la sala no tardó en quedarse en el más sepulcral de los silencios, frente a Cesar yacían dos cuerpo cubiertos por un par de sábanas negras—.

— ¿Qué pasa con mis padres?, —Preguntó descontrolado—.

—Cesar, —Intervino Iol—, necesitamos que reconozcas a unas personas.

— ¿A unas personas?, ¿qué personas?

—Ven, —Lo acercó hasta los dos cuerpos y les descubrió el rostro para que él los reconociera—, Eiden encontró a estas personas y Brok reconoce a uno de ellos como el director del orfanato, los mataron lo lobeznos.

Sintió que el mundo a su alrededor desaparecía y se dejó caer de rodillas en el suelo rompiendo en llanto como si de un niño se tratase, sus padres habían muerto, se cubrió el rostro para acto seguido golpear el suelo con los puños lastimándose al hacerlo, un grito desgarrador salió a viva voz desde su garganta y pronto el sentimiento de desolación lo invadió, matándolo por dentro y dando vida a un ser que se convertiría en alguien vil y despreciable, ahora ya nada sería como antes, los vanirios murmuraron y Lilith no tardó en acercarse.

—Cesar, —Acarició su espalda tratando de darle calma, pero esto solo lo enfureció, haciendo que lo alejara de él de mala manera—.

—Tú, —La señaló a la vez que la tomaba por la fuerza del brazo-, tu eres la única culpable de esto, —La acusó—, por tu culpa mis padres están muertos, maldita seas Lilith, te aborrezco, maldigo la hora en que apareciste, —La sacudió completamente fuera de sí, hasta que Kilian hizo que la soltara, estaba furioso y no le quedó más que sedarlo para que se calmara—.

Entre El Amor  Y El Odio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora