Capítulo 52

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Había corrido con dirección hacia el lugar donde había compartido los mejores momentos de su longeva vida, su cuerpo volvió a la normalidad recuperando su forma humana, fue entrar por la puerta para que todos los recuerdos lo invadieran, siempre que llegaba en las tardes Scarlet lo recibía con besos y abrazos, le gustaba sentarla en su regazo para que le leyera y amaba la forma tan tierna en que lo trataba, se dirigió hasta el baño y se sumergió en la bañera, necesitaba darse un baño, cerró los ojos tratando de olvidarse de todo, pero fue en vano, no se la podía sacar de la cabeza, la tenía marcada en su piel y en su corazón, sabía que nada volvería hacer igual, esa mujer lo llevaría a su perdición, salió frustrado de la bañera con dirección a la habitación solo para encontrarse con la bata de Scarlet que aún seguía en la cama, en esa cama en la que tantas veces le había hecho el amor, la tomó entre sus manos y aspiró el delicioso perfume que aún conservaba la pequeña prenda y se acostó a dormir.

Había roto en llanto luego de que Remses se había ido, se sentía tan confundida, pero sobre todo se sentía traicionada y dolida por todo lo que ese demonio disfrazado de príncipe azul le había hecho creer, pero lo que más la carcomía era esa necesidad enfermiza que sentía hacia él, se había asustado cuando le había sacado la ropa de esa forma tan brusca, pero al mismo tiempo había deseado que la tocara y la calmara con sus caricias, escuchó la puerta abrirse y tontamente pensó que era él que había regresado.

— ¿Interrumpo?, —Preguntó Sharik entrando a la habitación—.

—No, no interrumpes, —Se secó las lágrimas de mala manera tratando de evitar que ella le viera—.

—No tienes que fingir conmigo, puedes secar tus lágrimas, pero no puedes quitar la irritación de tus ojos.

—No quiero hablar con nadie, quiero estar sola.

—A veces es bueno desahogarse.

—No necesito desahogarme, y si lo necesitara, no serías tú con quién lo haría.

—Sé que no confías en nadie aquí, pero no soy tu enemiga.

— ¿Enserio?, —Preguntó en tono sarcástico—, porque fuiste tú quien me golpeó cuando intentaba huir, —La acusó—.

—Lo sé y te pido perdón por eso, no debí hacerlo.

— ¿No debiste hacerlo?, tú ayudaste a que tu hermano me condenara a vivir una vida que no quiero, —Volvió a llorar—.

—Siento todo lo que estás pasando, lo siento de verdad, sé que esto no es fácil, —La tomó de la mano—, pero puedes contar conmigo para lo que necesites, —Salió dejándola sola, sabía que necesitaba tiempo para poder acostumbrarse a todo lo que le estaba pasando, pero sobre todo necesitaba tiempo para perdonar a su hermano—.

En la oficina de Cretswell se organizaba todo para la emboscada que harían dentro de dos días, tenían que llevarse a Scarlet y esta vez no había espacio para errores.

Entre El Amor  Y El Odio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora