Capítulo 14

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La mañana llegó muy de prisa, la luz en la ventana comienza a lastimarme, y esta vez no es un sueño, no sé qué hora es, tendré que correr las cortinas antes de dormirme para evitar molestias, por lo menos en un tiempo.

No me quiero despertar, por primera vez, después de mucho tiempo, quiero seguir durmiendo, como si todo hubiese sido una pesadilla, un mal sueño, me cubro mi cara con la almohada, no soporto la luz, y tampoco quiero levantarme a correr las cortinas.

–Ya puedes ver y no lo disfrutas –escucho la voz de Yukito–

–Tengo sueño... como no a ti te torturaron ayer –me quejo, toda la noche recordaba los gritos que pegaba y las ganas de llorar por no poder tallar mis ojos, me hicieron sufrir mucho–

–Tú solita te torturaste, te recuerdo que sí hubieses dicho desde un principio tus dolores, nada de eso hubiese ocurrido –me reprende, eso es raro en él–

–El hubiera no existe –apunto– ¿puedes correr las cortinas? Me lastima mucho la luz.

Aun sigo con la almohada en mi cara, escucho que suspira, mi audición sigue al máximo, espero que no cambie esa parte.

–Listo, cerecito, ¿qué te traes con Eriol?

Su pregunta me sorprende, aparto poco a poco la almohada, la habitación está un poco iluminada, pero no me lastima que es lo más importante.

–¿Qué me traigo de qué? –entorno un poco los ojos para mirarlo–

–Es demasiado cariñoso contigo, aunque te lo tomes a broma, hay algo que no termina de gustarme –está serio–

–Es un amigo, y para que estés tranquilo, a él le gusta Tomoyo –tal vez ese dato no lo debí decir– le he dejado en claro que solo seremos amigos –me encojo de hombros, es la verdad, creo haber sido clara con él–

–Bien, por cierto, te está esperando el amigo de Touya, aunque para serte sincero, creo que dejará de serlo, le está dando unas miradas matadoras que si fueran navajas estaría muerto el pobre –bromea Yukito, porque está bromeando o al menos eso espero–

–¿Amigo de Touya? –me quedo pensando un momento, no obtengo respuesta por su parte, se levanta y se va–

No me llevo con ningún amigo de Touya, no que yo recuerde, me ha dejado consternada por lo que dijo, tomo mi celular y veo la hora, ¡son las diez y treinta! ¡quedé con Shaoran a las diez! Esto no puede estarme pasando.

Me levanto de la cama y corro a mi vestidor, como lo supuse, todo en él son vestidos, la ventaja es que ya podré cambiarlo, en otro momento porque ahora se me hace tarde, tomo el primero que encuentro, un vestido de manga larga color beige con algunos detalles rosas, las mallas son color piel y me pongo unas botas bajas, a pesar de que el vestido tiene mangas, tomo un abrigo, más vale prevenir.

Tomo los lentes oscuros y me los pongo antes de salir, hasta donde recuerdo, la casa siempre ha estado muy bien iluminada, así que no me puedo arriesgar, espero que a Shaoran se le haya echo tarde, de lo contrario me estará esperando y ni siquiera he desayunado, claro está, que me puedo llevar el licuado, una de las ventajas de la dieta.

–¡Buenos días! –digo apenas entro a la cocina, a pesar de los lentes, la luz me lastima–

–Tú licuado de avena, plátano y leche, tu plato de fruta y un panqueque –miro a mamá emocionada, uno porque no me canso de mirarla es hermosa y dos, porque es la primera vez que me da un panqueque entero, siempre lo parte a la mitad, lo siento por Shaoran, pero tendrá que esperarme–

A Través De Tus Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora