EPÍLOGO 2

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¡Cuidado!

El grito de mi mamá retumba en mi cabeza, todo me está dando vueltas, escucho voces amortiguadas, seguida de un zumbido molesto, me duele la cabeza, me duele el cuerpo, no entiendo ¿qué pasa?

Las sirenas, escucho sirenas una y otra vez, más zumbidos, más voces amortiguadas, ¿por qué no me puedo mover? Escucho mi nombre una y otra vez, puedo reconocer la voz, es la de mi mamá, me duele todo, quiero decirle que estoy bien, pero no puedo.

–¡Sakura!

No sé cuánto tiempo ha pasado, ya no escucho el zumbido molesto, solo escucho un constante "beep" y algunas voces, mis ojos dejan de pesar, puedo abrirlos, todo es blanco, los sonidos van teniendo sentido, estoy en un hospital.

Toco mi cara, tengo una mascarilla de oxígeno, miro a mi alrededor, muchos hombres con batas blancas, uno de ellos es Touya, aun no entiendo qué hago aquí, tengo demasiadas preguntas y ninguna respuesta.

–Despertaste –se ve cansado, quiero hablar, la mascara me lo impide– nos tenías muy preocupado.

Las ojeras en sus ojos no me gustan, toco la máscara, quiero quitármela para hablar, sin embargo, mi hermano no me deja, hace que baje las manos.

–En un momento te lo quitan –lo escucho–

Miro a mi alrededor, sigo sin comprender qué es lo que hago en este lugar, no recuerdo nada. Una enfermera se coloca a mi lado y comienza a desconectarme unos tubitos y la máscara de oxígeno.

–¿Qué me pasó? –tengo la garganta seca–

–¿No recuerdas? –miro hacia la puerta, entran un médico con una carpeta– ¿Sakura?

–No ¿qué me pasó? –me acomodo en la cama, miro al médico, está anotando algo–

–Kinomoto, fuera de aquí, yo me encargo –dice con autoridad–

Veo a mi hermano salir, no me agrada, no quiero que se vaya, lo quiero conmigo.

–Hola Sakura, soy el doctor Hien Li... ya escuché que no recuerdas nada, me puedes decir ¿cuántos años tienes? –pestañeo varias veces, él debe de tener la respuesta en esa carpeta, no entiendo para qué me pregunta–

–Dieciocho, hoy cumplo dieciocho –miro al médico, lo he visto en algún lado–

–¿Hoy? ¿Sabes qué día es hoy? –comienzo a dudar en mi respuesta–

–Primero de abril, es mi cumpleaños, iba a Tokio con mis papás y no recuerdo más.

Sin decirme nada, el médico sale de la habitación, los nervios pueden conmigo, no entiendo qué pasó, y por qué me pregunta el día, ¿en dónde están mis papás?

–Cerecito, que bueno es verte despierta –escucho la voz de Yukito–

–¿Tú me vas a decir qué me pasó? –detrás de él, veo entrar a mis papás–

–Tuvieron un accidente hace seis meses –escucho a Touya– has estado en coma.

–¿Un accidente? ¿Seis meses? Pero si yo quedé ciega, empiezo a recordar, tengo veintiun años, durante cuatro años estuve ciega, recuperé la vista luego de bailar en un recital de ballet –todos me miran como si estuviese loca–

–Sakura, has estado en coma durante seis meses, tienes dieciocho años, no quedaste ciega, seguramente lo soñaste –comenta Touya–

¿Todo fue un sueño? ¿El ballet, la oscuridad, él? ¿Quién era? Trato de hacer memoria, no pudo haber sido un sueño, fue tan real, aunque ya no recuerdo mucho, es como si todo se estuviese desvaneciendo.

A Través De Tus Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora