Capítulo XXXIV

35 3 0
                                    


Acabábamos de llegar al castillo. Nos bajamos de los caballos los cuales se los llevaron los guardias.

Todo era precioso, había una fuente en medio, mucho jardín y un camino de rocas con flores....

-Venir por aquí - dijo mi padre señalando por donde ir.

Mi madre se puso al lado mía y me empezó a hablar de cosas del reino sus costumbres etc.

Entramos al castillo y todo estaba muy limpio, precioso, tenía unos colores azules y blancos que me recordaban a mí en todo los sentidos.

-Te gusta cariño? - me pregunto mi padre al ver mi cara.  Yo asentí rápido.

Entramos al salón y nos sentamos.

Unos pasos corriendo se empezaron a escuchar de fondo y una voz hablo.

-Mami, papi, mirar hice un dibujo de una flor. - una niña con el pelo dorado apareció corriendo en dirección a mis padres.

La niña se sentó en las piernas de mi padre y entonces me miró.

-Hola, soy Roxana. Tu eres Zaroa, mi hermana no? - me pregunto la niña acercándose a mi.

-Si soy yo, y tu debes ser mi pequeña hermanita no? - ella asintió sonriendo y se acerco a darme un gran abrazo. Que preciosa niña.

-Mi amor, luego en la cena hablas todo lo que quieras con tu hermana pero ahora tenemos que hablar de cosas importantes vale? - la niña me soltó y asintió, y como vino, se fue corriendo a lo que imagino que será su habitación.

-Bueno lo primero- empezó a hablar mi padre. - Alaix, Dain, Sally, muchas gracias por traer a mi hija a salvo. - los nombrados hicieron una reverencia. - Hija mía- me llamó a mi - bienvenida a casa..

...

La tarde pasó volando, estuve con mis padres toda la tarde y con Roxana también. Los chicos se tuvieron que ir pero esta noche los vería en la cena de bienvenida dentro del Palacio. Ya mañana por la noche invitaremos a otros reinos para que me conozcan, los cuales solo me importa uno. Melodia, para ver a Kim. Tengo tantas cosas que contarle. Y el día de mi cumpleaños, el cual es dentro de 4 días me presentarán al Principe Castiel. A el no tengo muchas ganas de verle. Esta tarde mis padres me explicaron lo del matrimonio un poco por encima y lo sentían tanto, se les veía muy tristes..

...

Ya era de noche, estaba en mi cuarto, el cual es en la parte más alta y es muy bonito y grande, y estoy preparándome para la cena de bienvenida, unas chicas me querían ayudar a vestirme pero no quise y al final tuvo que venir mi madre. Y aquí estamos.

-Hija en que piensas, estás en las nubes. - me dijo mi madre  arreglandome el pelo.

-Mamá, es que... Tengo miedo, y si no le gusto al pueblo cuando los conozca mañana en la tarde en el paseo. Por mi culpa hay una guerra...

-Hija mía, no es tu culpa ni de nadie, bueno si, serían de los malos esos que solo quieren poder. Y no te preocupes que a todos les caerás muy bien..

-Confío en ti - le dije levantandome de mi asiento.

-Y ahora hablame de ti y de Alaix. Vi como te miraba todo el rato y como tu le mirabas a el. Se nota que os quereis pero no podéis estar juntos. Y siento mucho eso Zaroa.. - me dijo mi madre triste.

-Da igual, al final la culpa no fue vuestra, os tendieron una trampa. Y lo de Alaix, en el viaje hemos tenido una relación se podría llamar y si, lo quiero mucho pero lo dejamos por lo de la boda..

(toc toc)

-Reina Dunya, Princesa Zaroa, les esperan en el comedor. - dijo una voz al otro lado de la puerta.

-Muchas gracias ya bajamos. - contesto mi madre.

-Bueno, tenemos que bajar ya pero hija, escúchame, hasta que no cumplas los 18 aún puedes hacer lo que quieras. - mi madre dijo eso y sin dejarme hablar abrió la puerta y salió con una sonrisa en su cara.

A qué se refiere con que haga lo que quiera?

Agg..odio que me dejen con la duda.

Bajamos por las escaleras al comedor, las puertas de esta estaban cerradas y como en una película hicieron sonar una trompeta y mi madre y yo entramos junto a mi padre que ya nos estaba esperando.

Nos acercamos todos a la mesa y nos sentamos cada uno en su sitio. Yo estaba en medio de mi padre y mi madre junto a Roxana.

La cena transcurrió bien, Roxana me hablaba de ella y de su vida, yo le hablaba un poco de la mía y así hasta conocernos mejor.

Cuando la cena terminó, nos despedimos y cada uno se fue por su lado.

Ya estando en mi cuarto me puse mi pijama que se trataba de un pantalón corto olgado color morado y la parte de arriba de tirantes con la costura negra de encaje. Eso más mis zapatillas para andar por casa.

Me hiba a meter a la cama, aunque no tengo sueño y llamaron a la puerta.

-Quién es? - pregunté acercándome a la puerta.

-Soy Alaix - se escucho por el otro lado un susurro. Abrí la puerta y ahi estaba Alaix, aun con su traje. Le deje pasar y cerré la puerta.

-Que quier... - me di la vuelta y no pude terminar de hablar ya que tenía los labios de Alaix sobre los míos. El se separó para dejarme respirar pero junto nuestras frentes.

Susurrando empezó a hablar.

-Tu madre, me lo ha dicho. Lo que hablasteis, tenemos 4 días para hacer lo que queramos - dijo con una sonrisa. Yo no hable y le volví a besar.

El beso fue subiendo de tono y empezó a hacer más calor. Sentía mi cuerpo arder, note que Alaix estaba igual que yo.

Alaix se volvió a separar y habló.

-Zaroa te deseo tanto, mira lo que causas en mi... - mire hacia abajo y vi su ya marcada ereccion, hizo que mi excitación creciera más y más.

Si dejarme hablar Alaix volvió a atacar mis labios.

Fuimos andando hacia atrás asta que me sentí caer en la cama con Alaix encima pero sin aplastarme.

Al cabo del rato nuestra ropa empezó a sobrar asique la fuimos tirando a saber donde.

Ahora los dos estamos expuestos al otro.

Seguimos con los besos hasta que de golpe nos volvimos uno solo.

Estuvimos toda la noche disfrutando el uno del otro hasta que el sueño nos venció y nos dormimos abrazados como otras veces...

Princesa HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora