CAPITULO 50: DESPIERTA

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 - nn... - frunciendo el ceño mientras tenia un sueño. - no... - susurrando. 

En su sueño se veía a él mismo corriendo por los largos pasillos de la mansión en las que paso los peores años y días de su vida, huyendo evidentemente de ese hombre de tenebrosa sonrisa, quien lo seguía a paso lento y por más que el corriera a toda velocidad no podía moverse tan rápido como esperaba. Últimamente solo había abierto sus ojos tres veces durante una larga semana, el resto solo había sido pesadilla, tras pesadilla, recuerdo tras recuerdo. Lo que lo alimentaba era el suero intravenoso que tenia conectado a su brazo derecho y si bien podía respirar por su inconsciencia lo tenían de todas formas conectado a una maquina de oxigeno artificial. De vez en cuando era visitado por Kanda, el cual lo miraba dormir entre pesadillas y trataba de calmarlo, diciéndole un "todo estará bien" mientras acariciaba su cabello. Ryuichi también lo visitaba y le sonreía, y las veces que había despertado por unos pocos minutos, el había estado ahí para acompañarlo, le tomaba su mano y lo miraba con alegría porque estuviera vivo, pero también mostraba un tristeza enorme en ellos. Una tristeza que le transmitía al semi inconsciente Allen antes de volver a dormir.

...

... - abriendo sus ojos lentamente, mirando la blanca habitación. Estaba tan acostumbrado a eso que no le presto importancia al techo, desviando sus ojos semi abiertos hacia el lado derecho de esta donde usualmente sus visitas se sentaban a mirarlo. No ve a nadie y vuelve a cerrar sus ojos. 

OTRA SEMANA DESPUES.

... - un triste y cansado pelinegro estaba sentado en una de las bancas del hospital que estaban en el jardín, con su cabeza agachada evitando volver a llorar como lo había estado haciendo continuamente durante esos días.
ahí estas... - se acerca a el su amante, sentándose a su lado. – ten - dándole un café.
- gracias - recibiéndolo sin levantar su cabeza ni cambiar su expresión.
deberías ir a tu casa y dormir un poco - le sugiere el pelilargo.
aunque quisiera no podría dormir... -
- solo has dormido 2 horas todos los días, te enfermaras. - 
- estoy bien - dice secamente.
uff... - suspirando y tomando café.
- el... - dice de repente llamando la atención del otro - ¿despertara algún día? - triste.
... - mirándolo fijamente.
¿volverá a sonreírme? - apretando la lata de café que estaba en sus manos. - ¿volverá a abrazarme? - comenzando a llorar nuevamente.
no llores... - abrazándolo desde el hombro apoyándolo en él.
nghh... - llorando más audiblemente.
- se pondrá bien... - tratando de subirle el animo.
¿por qué? ¿por qué tuvo que suceder todo esto? - entre lagrimas.
... - solo se dedico a acariciar su cabello.

...

¡¡¡LAVI!!! - el cuerpo del pequeño se movía para todos lados, gritando sin abrir sus ojos. - ¡¡LAVI!! - los doctores entran sin saber que hacer con él, tratando de estabilizarlo. - ¡¡NOO!! ¡¡¡LAVII!!! -
¿qué le sucede? - dice el pequeño de los Bookman mirándolo preocupado.
es solo una pesadilla... - dice el doctor. - ¡Tráiganme el tranquilizante! - ordenándole a los enfermeros.
- ¡¡SII!! - 
- si es solo una pesadilla ¿¡por qué lo van a sedar!? - 
- debemos tranquilizarlo... - preparando las agujas.
- ¡¡¡LAVIIIIIIIII!!! - sigue gritando sin abrir sus ojos.
pero... -
- no pueden estar aquí ahora - 
- aquí tiene... - dándole el tranquilizante.
- ¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡LAVI!!! - descontrolado mientras los enfermeros lo detienen para que no se hiciera daño así mismo.
¡¡Doctor!! -
por favor, Ryuichi-san... - pinchando al albino con la aguja.
- salgamos de aquí - le dice el samurái, tomándolo desde los hombros para guiarlo a la salida
- Lavi, por favor... - perdiendo el conocimiento lentamente, cayendo una lagrima por su triste y cerrados ojos. - no... me dejes... - quedándose dormido nuevamente.

POR FAVOR , TOMA MI MANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora