La Trampa de la Duquesa

Capítulo 8

No esperaba que los ataque de los estudiantes fueran tan rápidos, Thais insistió para que aceptara que sus sombraras me cuidaran. Si no fuera por ellas en este momento estaría en el piso sangrando.

El acoso comenzó cuando iba por los pasillos, un grupo de estudiantes me empujaron violentamente mientras pasaban corriendo, realmente no me preocupo eso sino hasta después de la primera hora que me dirigía al salón, las sombras cubrieron mi cuerpo cuando notaron peligro. Un florero cayó del primer piso mientras pasaba.

No vi quien lo hizo pero sabía que no sería lo último que harían. Regina se unió a mí en la segunda hora, cuando nos encontramos con Thais su semblante parecía vibrar con la oscuridad.

No estábamos seguros de lo que pasaría pero mantuvimos los días en calma, sabía que no se mantendrían quietos hasta que saliera lastimada. Queríamos pensar que las cosas que sucedían eran a causa de Iliane pero después del incidente ella había desaparecido de la escuela, no volvió a asistir a ninguna de las clases.

Se expandió el rumor de que ella pronto se convertiría en la esposa del príncipe heredero.

Aun con todo lo ocurrido, no podía creer que aun faltaban seis meses para que el año terminara. Malik también estaba al tanto de lo que sucedía así que mantuvo un acuerdo conmigo para las horas de prácticas. Como suponíamos varios ataques se dirigieron a nosotros pero entre su magia de fuego junto mis escudos de hielo pudimos practicar y mostrar que éramos más hábiles y temibles que ellos en la magia.

—Es increíble como los profesores alaban tus pobres habilidades con la magia, cuando no puedes ni protegerte tu sola Izarne.

Una joven de nuestra clase junto con otras tres chicas detrás de ella, se acercaron a mí después de que el profesor llamo a Malik.

Suspire desinteresada y la ignore mientras caminaba a un lugar con más gente.

—¡Sabía que no eres más que una cobarde! —gritó la chica altanera—¡Vimos como el duque tuvo que salvarte por tu incompetencia!

Su risa arrogante fue seguida por sus amigas.

Voltee a verla con una sonrisa orgullosa.

—Y se supone que me dices por qué tú... ¿eres?

Mis palabras arrogantes me costaron caras. Su magia fluyo rápidamente contra mí. El elemento era tierra con ataques lentos pero certeros.

Estaba segura que si no esquivaba o me defendía ella terminaría lastimándome. Así que opte por lo más fácil. Hice que sus ataques llegaran hasta el profesor.

Mi agilidad no era la mejor pero podía mantener su ritmo tan bajo. Tomé una distancia prudente de ella, realmente nunca me había puesto a pelear enserio con alguien así que ella seria quien se llevara el castigo sin que yo hiciera algo.

Cuando sus ataques se formaban en el aire me movía para dirigirlos a los espectadores, atraer la atención del maestro era lo primero. Sus ataques eran puntas así que tenía que cuidar de que no lastimara realmente.

Cuando el ataque pasó frente a mí con un movimiento de hielo hice que los picos se cortaran pero no pare el trayecto así que los demás estudiantes corrieron de los ataques.

El ruido hizo que comenzaran a llamar la atención de los demás, corrí un poco evitando los ataques y me acerque más a la entrada donde desapareció el profesor. Sus ataques eran los mismos pero ahora parecía que una de sus amigas con manejo de aire dirigía mejor los ataques.

Antes de que me atacaran logre deslizarme por el piso logrando salir de su vista. Al pararme con rapidez note que el profesor junto con Malik corría hacia la sala. Las sombras intentaron levantarse pero antes que lo lograran alce un muro de hielo lo suficientemente grueso para atorar el hielo y al mismo tiempo que traspasara mi escudo para demostrar que me atacaban.

El maestro parecía sorprendido pero segundos después su semblante pasó a furia pura.

Malik iba atrás de él de igual manera se vio sorprendido y preguntó cuando estábamos los dos solos caminado de regreso al salón, lo único que pude hacer fue sonreír gratamente.

—¿Qué es todo esto? —exigió saber el profesor mirando a todos.

Algunos de los estudiantes se hicieron los desentendidos pero otros, quienes estaban cerca de los ataques recién hechos solo se miraban preocupados.

—Tienen diez segundos para decirme que sucedió antes de que todos sean reportados.

Las exclamaciones de quejas sonaron por todo el salón, para decir verdad, no esperaba que llegara tan lejos.

—¡Izarne! —me llamó mientras me miraba—. ¿Qué sucedió?

Me encogí de hombros incomoda mientras intentaba mostrar inocencia.

—Unas compañeras comenzaron a atacar.

Desvié lentamente y con timidez la mirada, si bien mi juego no era limpio, no debía ser yo quien perdiera todo.

—¿Por qué comenzó el ataque?

—No lo sé —fingí indecisión en mis palabras—. Supongo que les ofendí al no saber su nombre.

El profesor alzo una ceja en forma de confusión. Miró a las otras jóvenes quienes me veían desesperadas y con rabia.

—Ahora ustedes, ¿qué fue lo que sucedió?

—¡Ella nos ataco primero!

Una de las jóvenes que manejaba el elemento viento fue quien hablo con rapidez.

—¡No mientas!

Antes de darnos cuenta una de las jóvenes que fueron atacadas por su culpa salió en mi defensa.

—¡Nosotras no mentimos!

Su rabia iba en crecimiento así que la joven simplemente se dirigió al profesor.

—Ella no tiene la culpa —aclaró la joven sin verme—. Ellas comenzaron el ataque verbalmente, cuando Izarne les dijo que no las conocía parecieron ofendidas y la atacaron. Un acto muy infantil por cierto. Además ella nunca regreso el ataque, simplemente se defendió.

La joven parecía ser de una familia noble, su fácil actuar y su voz melodiosa lograba crear un ambiente relajado. Su cabello platino amarrado en una coleta revoloteaba elegantemente en su caminar, mientras que la seriedad en sus ojos de color verde profundo que parecían brillar con tanta intensidad asegurando la veracidad de sus palabras.

Nunca vi a esa joven antes pero parecía que ella conocía mi nombre, a decir verdad tampoco sabía si me defendía desinteresadamente o solo por salvar su expediente de un reporte.

—Ustedes tres vengan conmigo —añadió el profesor mencionando solo a las chicas —. En cuanto ustedes, vuelvan a sus salones, si algo ocurre deberán responder de inmediato.