IV

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Capítulo 4: Lo poco que se habla.

Se había mantenido callado en su mismo lugar ante la burla. Quería guardar la compostura.

—Nueva España no ha tenido oportunidad de asistir a ninguna escuela.—México sentía la presión en su hombro, como si sus intenciones fueran tratar de abrir una de tantas heridas que tiene.—Pero sí aprendió cosas esenciales que ahí no le podrían enseñar, como este maravilloso mundo de los negocios, por ejemplo, tratar con gente que forma nuestra clientela y darles lo que quieren, trabajando en nuestro principal producto para mantenerlos felices; él nos ayuda a mantenerlos felices.—España había acercado su cabeza hasta estar casi por encima del hombro de México en el que reposaba su mano.—Y para él no hay mayor placer que ése... el hacer felices a los demás, ¿No es así?

México sentía la respiración de su patrón un poco por encima de su oreja, estaba asustado, no lo quería demostrar pero sí que lo estaba, casi como si la presencia de esos dos, la amenaza de su patrón y la desconfianza que le tiene a ese tal Usa, aplastasen todo su ser hasta sentir que no puede hablar siquiera, la gran presión que siente le hace pensar uno de ellos lo matará o algo peor, como una pequeña presa entre dos depredadores que arrancarán y pelearan por su carne, talvez estaba exagerando eso en su mente, o se encontraba demasiado angustiado, pero sea como sea el trauma que tenía con su patrón España no lo dejaba tranquilo, aún más ahora que estaba a centímetros de él, sentía rara esa cercanía hasta algo de ganas de vomitar por el revoltijo que tenía en su mente.

—S-sí.—afirmó.—No necesitó nada más que eso.—era una gran mentira, España siempre lo había privado de tener algún tipo educación que podría ser primordial, como leer... o escribir.

—Oh really? (Oh ¿de verdad?)—se inclinó un poco en su silla. —A mí no me parece. —hablaba un español bastante fluido, aunque con un acento algo extraño que no se notaba mucho; México no sabía si aquel tipo hablaba así como un favor para que el pudiera entenderle. Podía ver a detalle cómo le sonreía, deseaba poder saber qué era lo que le veía, ¿Acaso con curiosidad? ¿Curiosidad de encontrar a un niño que no se quiso tomar las molestias de cambiarse antes de venir?

—Dime Mexicou. —¿Es que acaso ninguno de esos dos sabía decir bien su nombre? No podía ver nada a través de esos lentes oscuros, y mirarlo así no le agradaba mucho. —¿Cómo te trata España?

¿Cómo?

—Usa...—habló España. —¿Por qué algo como eso te interesa? —sonaba tan autoritario como confuso. —¿Insinúas que le doy malos tratos a mis propios trabajadores?

—Insinúo tal vez. —aquel hombre algo egocéntrico ahora miraba directamente a España. —¿Por qué la evasiva? ¿Piensas que usaría eso en tu contra? —decía mientras soltaba una leve risa. —C'mon Spain...(Vamos España...) es por curiosidad. —ahora tenía un tono de voz un poco más grave. —¿Por qué no confías en tu amigo?...

México se había quedado en blanco. Jamás esperó una pregunta similar de parte de ese tipo. Él ya podía deducir todo eso con solo mirar el estado de la ciudad y las personas. El, como alguien que parecía estar en lo más alto, podía saber el lado oscuro de todo eso.

¿Qué beneficio quería sacar de él?

Pero ahora mismo, su patrón y Usa parecían estar en una clase de pelea de miradas, de la que no podía descifrar qué era lo que demostraba cada una...

¿Solo un dólar? || UsaMex ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora