Recuerdos |1|

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"Las cicatrices que te hacen tan hermosa"

"Era un niño. Un inocente niño. Si tan solo pudiera..."

El cansancio se hacía presente en su débil cuerpo. La fría y tormentosa noche ya pasó, pero la tensa atmósfera que se estrenaba en aquella habitación no la dejaba respirar tranquila para calmarse y descansar, no dormirá esa noche hasta que llegue a un buen acuerdo.

Tenía grandes bolsas oscuras bajo los ojos, y un rostro tan pálido, hasta incluso algo deforme por el trato que ha tenido que recibir, pero aún se podía apreciar una sombra de la belleza que una vez fue en su juventud, sin que la actual fuese despreciable.

Estaba cansada, tan herida y atemorizada, sentía sus piernas flaquear por el grandísimo esfuerzo que hizo un par de horas antes. Así como el miedo que padecía e incrementaba en ese momento, ¿Cómo iba a llevárselos? ¿Cómo iba a lograr mantener lo único que le quedaba en este podrido mundo? ¿Acaso el deseo de una madre desesperada no se puede cumplir ahora que tiene la opción de salvar a los demás?

"¿Qué estoy haciendo...?"

Pero con todo el esfuerzo que hizo para poder hablar sin caer rendida al suelo, y no mostrarse débil frente a él, ya no ahora que tiene la oportunidad de vivir tranquila finalmente.

—Míralo... se parece a ti. —casi pudo sonreír por eso... casi.

—Me mira con miedo. —observaba ahora la figura contraria.

—Tal vez si sonrieras un poco...

—Tienen terror de mí...

—No digas eso. —nunca fue una persona muy accesible.

—Lo diré porque es verdad.

—¿Pero estos si me los puedo quedar? —pero, aunque no pudiese ver su expresión, todavía mantenía fe en lo que quería.

—Solo uno. Es la condición.

—No quiero imaginarme a donde llevaras a los otros. —imaginarlo era algo que quería evitar para no atormentarse a sí misma.

—Solo uno. —repitió con sequedad.

—Por favor...—no podía ver otra opción más que suplicarle. —Solo dejam–...

—No me hagas repetirlo.

—¿Acaso mi opinión no te importa ya? —un nudo en su garganta y las ganas de llorar no le ayudaban. —Bien, si eso quieres, pero volveré por los demás.

—Estarás muerta para ese entonces. —odiaba que eso fuera un hecho... su realidad.

—No me importa los salvare.

—De quién precisamente? —tenía un tono bastante frio, pero en el fondo sabía que solo le gustaba jugar así con ella, de una forma cruel.

—De todos.

Pero contrario a la determinación que mostraba en su mirar, su cuerpo le traicionaba haciéndole flaquear cada vez más.

Una leve sonrisa sarcástica fue lo único que no pudo notar en su inexpresivo rostro ante lo anterior dicho. —No puedes.

—A sí? Ya verás que soy una mujer con suerte. —y le dolía aguantarlo.

—No parece que lo tengas ahora.

Y de pronto, la atmosfera tensa y hasta algo incomoda fue interrumpida por un repentino llanto.

La mujer tragó en seco, y el contrario simplemente se fastidió.

—Está llorando, haz tu trabajo y cállalo.

—Se que te afecta verlo, pero no tienes qu–

—No me afecta en lo absoluto

—¿Y por qué lo llamas así? —había tratado de disimular el flaqueamiento de sus piernas que casi le hacen caer, y apoyo sus brazos en la pequeña cama en el que se encontraba al bebé llorando.

—...—hubo un corto silencio de su parte. —Eso no tiene nada que ver.

—Tal vez en un futuro cambies de parecer. —sentía unas grandes ganas de llorar, por la lástima que se tiene a sí misma, por su impotencia, por la pasividad con la que aceptó todo lo que él le hizo. Ya no le quedaba nada, nada excepto aquella criatura en sus brazos que apenas puede llevar.

—Sería un futuro en el que no estarías presente para confirmarlo.

—No necesito estar presente en ese momento, estoy segura de que así será y eso me tiene tranquila. —pero sabía que algún día, ese pequeño superará lo que sea, porque todos tienen el mismo espíritu de lucha.

—No estés tan confiada.

—Pasará, lo sé.

Y así, entre la oscuridad de la habitación, y el fuerte ruido de la tormenta, la mujer fue dejada ahí, nada más que acompañada de aquel infante junto a la culpa de no poder salvar a más.

...

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