Al principio sus labios se mostraron fríos y me aterré al pensar que iba a distanciarse de mí. Estoy seguro que un torrente de emociones recorrían su cuerpo, y estaba entre el sigue y el detente.
Pero yo la necesitaba como un loco, no era capaz de pensar en anda más que en sus besos y sus caricias. No me detuve a pensar lo que esto significaba para ella, porque necesitaba su cuerpo tanto como la tierra necesita al sol.
Y al fin, terminó por ceder lo que su cuerpo también pedía.
Su boca, su dulce boca cobró calor y aceptó lo que la mía pedía a gritos. Un dulce vals entre ellas. La entreabrió un poco dándome paso para recorrer cada rincón de su boca que ya había olvidado.
Sus brazos tímidos rodearon mi cuello con extremo cuidado, y luego comenzó a jugar con mi cabello. Maldición, ____ sabe perfectamente cómo hacer que pierda la cabeza como un loco. Deslizaba sus manos suave y salvajemente sobre mis ya despeinados rulos. Yo gozaba con cada momento; mi cuerpo era conciente de cada pequeño movimiento del suyo.
Cada vez que tomaba mi cabello entre sus dedos para tirar del, yo la apegaba aún más a mí –si es que eso fuese posible-, mis piernas temblaban y era capaz de oír los latidos de nuestros corazones como si fueran un tambor africano.
No aguantaba más, así que con algo de esfuerzo logré apartar mi temblorosa mano de su cintura para apoyarla suavemente en su espalda, por debajo de su camiseta, sintiendo cómo se curvaba levemente ante el contacto de mi piel; la suya seguía siendo tal cual la recordaba: tersa, suave… cálida. Me sentía en casa nuevamente.
Con mi otro brazo acomodé su cabeza entre mi mano inclinándola sólo un poco para intensificar el beso. Mientras lo hacía, una de sus manos bajó desde mi nuca hasta mi cuello, y en el centro de éste presiono suavemente su dedo pulgar haciendo que una verdadera corriente eléctrica llegara hasta mi garganta haciéndome soltar un gruñido, que fue respondido por una leve y sensual risita de su parte.
Ya era demasiado tarde para detenernos. El fuego ya se había desatado entre nosotros.
El beso se hizo salvaje. Probaba su boca como un desquiciado. Estaba embriagado de deseo, deseaba cada ínfima parte de su cuerpo. ______ era mi perdición, y lo único que quería en ese momento era perderme en ella.
Avanzamos a tientas en la oscuridad tirando un montón de reliquias en el camino, pero no me importaba, no me importaba nada más que no fuese ella y su cuerpo.
Finalmente, su espalda chocó contra la pared.
-¿Estás bien? –le pregunté entre jadeos. Pero ella sólo me respondió con un asentimiento de su cabeza. Abrí un poco mis ojos mientras recorría como un energúmeno su cuerpo, y me encontré con el rostro más radiante que en mi vida me ha iluminado.
No sé cómo, pero fui capaz de separarme solo un poco de ella –había una especie de magnetismo entre nosotros que no me dejaba ir más allá que un par de centímetros de su boca
-Dime que no te detendrás… dímelo antes de que sea tarde –me costaba trabajo hablar, incluso pensar me resultaba difícil; pero necesitaba saber que no me dejaría con el corazón en la boca
-Cómo quieres que me detenga… si-ni siquiera-me puedo apartar-de ti –su voz sonaba suplicante y excitada. Iba a decir algo más, pero me calló de un solo beso.
-Te necesito Harry… te necesito como una estúpida
-Y yo te deseo como un desquiciado
Juntamos nuestras lenguas y exhalamos aire como si de eso dependieran nuestras vidas. No quería separarme ni un segundo de su boca, pero finalmente lo hice para comenzar a marcar un camino que iba de sus labios hasta su hombro, pasando por su cuello.
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Storm {H.S} ×Terminada×
Hayran KurguÉl había sido mi primer amor. Nuestras familias se conocían de algo así como... décadas. Lo conozco desde que se hizo pipí en sus pantalones en el kindergarden -tal vez desde mucho antes, pero ése es mi primer recuerdo que tengo de Harry. Siempre lo...