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Halo~ 💙💜 Bye~ 💜💙

Pov Nayla:

Salí corriendo de mi apartamento para llegar a tiempo a la estación; tuve que saltarme el desayuno... no puedo seguir llegando tarde en esta semana, ya van cuatro veces y sé que el jefe es capaz de despedirme sin remordimientos.
El tren llegaría en tres minutos. Suspiré aliviada y fui a una máquina expendedora para sacar café; mientras echaba las monedas en la ranura, desvié por un momento mi mirada y vi unos mechones azulados. Sentí cómo se hundía mi corazón, metí la última moneda y asomé mi cabeza fuera de la máquina, a ver si esos mechones provenían de quién yo pensaba.

Resultó ser un chico punk con sus pelos en punta.

Suspiré nuevamente, escogí el café que deseaba y en un minuto lo tuve; me alejé de la máquina para pararme en el andén y esperar al tren como cualquier ciudadano normal.
De repente, noté un escalofrío seguido de un aliento caliente por mi cuello haciendo que se me pusieran los pelos de punta. Giré mi cabeza ante la procedencia mezclada del escalofrío más el aliento, y ahí estaba, el chico sexy de anoche.

― Tú... ―dije en un susurro.

El tren llegó y el peliazul desapareció entre la multitud de personas que entraban al vagón; de vez en cuando, ya dentro, me ponía de puntillas para ver si conseguía divisar a ese dichoso hombre, sin embargo, no hacía más que fracasar en la búsqueda.
Me bajé en mi estación, miré hacia atrás y nadie con cabellos azules salió de los vagones. Suspiré. ¿Se me estará yendo la cabeza? Miré la hora en el reloj de la estación y corrí hacia el semáforo para pasar a la otra acera.

Rojo para coches, verde para peatones.
Corrí como si fuera Usain Bolt hacia el trabajo y llegué a tiempo. Menos mal...

Las horas de la mañana pasaron bastante rápidas entre desayunos y antes de darme cuenta, ya era la hora de la comida y la multitud.
Mi compañera y amiga Alissa llegó, saludó a todos y me abrazó fuertemente.

― ¿Cómo está mi mejor amiga? ―preguntó con una bella sonrisa.

― Si yo te contara, Ali ―respondí sin ganas.

Ésta me miró sorprendida― ¡Ahora lo harás!

Fue como un rayo a los vestuarios y salí a la terraza para atender a nuevas mesas. En lo que recogía cosas sucias de una mesa, me acerqué a una que estaba más alejada de las demás para tomar nota; había alguien sentado con un periódico más largo que su cabeza.
Bajó el periódico y mis ojos se abrieron tanto que parecía que se iban a salir de las órbitas.

― ¡T-T-TÚ! ―susurré añadiendo unos cuantos decibelios.

Sonrió dulcemente― Hola, Nayla... ¿Cómo has amanecido? ―soltó una risa encantadora― No hace falta que contestes, sé que despertaste confusa pero sin dolor.

Me callé por un momento cuando mencionó "dolor" recordando lo de anoche, pero no tardé en recobrar mi compostura.

― Tú, ¡¿c-cómo se te ocurre emborracharme para hacerme lo que me hiciste anoche?! ―pregunté histérica.

― Estaba escogiendo a la chica perfecta y apareciste ―sonrió de lado― Te he elegido para engendrar a mis hijos, Nayla.

Mi boca se abrió de tal manera que no sabía cómo no se desencajaba de la mandíbula.

― ¿Qué dices? ¡¿Qué hablas?! ¡Te pienso denunciar!

Fijó sus cuencas en mis ojos― Si te gustó... y en ningún momento me paraste... ―volvió su mirada al periódico― Tuvimos sexo, querida.

HIM (2dle) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora