HIM (2dle) [+18]

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Pov Nayla:

Ya por la noche, volví a mi apartamento. La sonrisa que llevaba en mi rostro no desaparecía con nada y eso, me agradaba mucho.
Al abrir la puerta de mi casa, me encontré con todo ordenado y casi brillando; resulta que un demonio sabe limpiar mejor que yo. Negué sonriendo y cerré la puerta detrás mía. Acto seguido, caminé hacia mi habitación encontrándome con un hermoso peliazul mirando por la ventana.

― Se te ve más relajada ―murmuró sin apartar su mirada.

― Espero que no te haya molestado... ―hice una mueca rara― Necesitaba salir y hablar con mi amiga.

Stuart negó― ¿Por qué iba a molestarme? ―finalmente se giró mostrando tan coqueta sonrisa― Lo que quiero es tu felicidad, nada más...

Suspiré enamorada― ¿Cuándo llegaste?

― No hace mucho ―se acercó a mí para abrazarme con fuerza― Te extrañé de todas formas ―susurró en mi oído.

Correspondí a su abrazo sintiéndome más amada que nunca.

― Yo también te extrañé... ―nos miramos fijamente por unos segundos y juntamos nuestros labios en un dulce beso.

¿Estaba bien enamorarse tanto del Diablo? ¿Caer tan profundo en sus redes? ¿Amarlo como si nada? ¿Estaba bien? Porque he llegado a tal punto que ya, no me importa nada ni nadie salvo él. Él es todo lo que necesito en mi vida. Solo él.

― Stu ―dije en un suspiro.

Lamió sus labios y asintió― Yo también lo hago, Nayla... yo también te amo ―besó mi frente― ¿Tienes hambre? Ya es hora de cenar.

Se alejó sonriente, hacia el marco de la puerta, y lo miré boquiabierta.

― ¿Acabas de decir lo que creo que has dicho? ―pregunté emocionada.

Se encogió de hombros― No sé, tal vez ―sonrió de lado― Ponte cómoda en lo que hago la cena, ¿de acuerdo?

Corrí a sus brazos― ¡Te amo! ¡No sé cómo, ni cuándo! Pero... ¡Te amo!

Un tierno beso fue dado por el ser más temido en esta tierra. El beso más tierno de toda mi vida.
Al separarnos, soltó su aliento caliente sobre mis labios y me sonrió con dulzura.

― Me encanta verte tan feliz ―me abrazó una vez más― Me haces el ser más feliz y... hacía siglos que no me sentía así ―suspiró― Gracias, Nayla.

Rodeé su espalda con mis brazos, aceptando su cómodo calor corporal.

― ¿Por qué me agradeces nada? Yo debería ser quién te agradeciera...

Posó su mentón sobre mi hombro― Por hacerme tan feliz, por hacerme recordar ese plácido sentimiento... por amarme a pesar de... ya sabes... ser el Diablo y tal.

Solté una risita tonta― Gracias a ti, idiota ―apoyé mi frente en su pecho― Me estás demostrando lo que es el verdadero amor y no simple obsesión.

― Piensa bien lo de la boda, cariño ―besó mi cuello con delicadeza― Te has vuelto irreemplazable para mí.

Me sonrojé notoriamente. Éste rió ante mi reacción, me dio un último beso en mi nariz y se fue hacia la cocina, dejándome a solas en mi habitación.
Mordí mi labio inferior inconscientemente. Este hombre me iba a volver loca, sin duda alguna.