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Halo~ 💙💜 Bye~ 💜💙

Pov Nayla:

Me dirigí hacia la estación pensando en todas las sensaciones que me ocasionaba ese ser, era increíble cómo consiguió cambiar lo que pensaba de él. Era... bastante lindo y dulce; tenía sus momentos raros, creepies e incluso terroríficos, pero me sorprendió con su caballerosidad y su galantería.
Esperando al tren, el cuál llegaría en seis minutos, fui como de costumbre a una máquina expendedora de café y me pedí un expreso tras echar las monedas exigidas. Suspiré atontada pensando en sus movimientos pélvicos, su ancha espalda, sus fuertes brazos, sus grandes manos, esos gruñidos que tanto me encendían, su sudor, sus caricias... sus besos.

Un jadeo salió inconscientemente de entre mis labios. Necesitaba a Stuart, me daba igual lo que fuera en estos momentos, como si era un fantasma. ¡Lo necesitaba!
Tomé el café caliente que me esperaba, soplé un poco para enfriar el trago que iba a tomar y bebí de ese ardiente líquido; hecha esa acción, noté cómo mis ansias de cierto peliazul se calmaban... menos mal.

Todo estuvo normal. Volví a mi lugar para esperar al tren, tan solo quedaban unos tres minutos, y un caliente abrasador me envolvió. Era extraño pues estábamos a inicios de octubre, mes oficialmente frío en Londres; intenté girar mi cabeza pero algo me lo impidió, un cálido beso en mis labios.
Ahí estaba la persona que rondaba en mi pensamiento... Stuart.

Se alejó de mí y sonrió― Preciosa, no tenías por qué llamarme con tanta insistencia.

― En... en ningún momento dije nada ―lo miré extrañada.

Me dio otro beso haciendo que me derritiera en el sitio. Sus manos ardientes hicieron su viaje hasta mi cintura, mis brazos rodearon su robusto cuello para profundizar tan dulce contacto, pero no duró mucho ya que el peliazul, el señor del infierno, rompió el beso sonriendo de oreja a oreja.

― Puede parecer perturbador, pero escucho todo lo que dicen las personas muertas y no muertas... ―acarició mi mejilla con una de sus manos― Cada vez que piensan en mí, oigo sus pensamientos y sus llamadas. He de agradecer que lo que fuera el pelimarrón para el albino esté tan presente en los humanos con su propia religión... sino no daría a basto con tantas personas en mi cabeza.

Mordí mi labio inferior con suavidad― ¿Tengo que suponer que con pelimarrón te refieres a Jesús?

Soltó un gruñido en desagrado― Odio ese nombre ―selló sus labios con los míos― No quiero que esa linda boca tuya vuelva a pronunciar tales letras... sino, tendré que castigarte hermosa y... no quiero adelantar las sorpresas para la cama~

Un claro sonrojo se formó en mi rostro. ¿Castigo? ¿Sorpresas para la cama?
Éste volvió a besarme haciendo que me olvidara del resto de las personas a mi alrededor y metió su lengua para lamer la mía, profundizando el beso como a mí me gustaba.

― Stu ―gemí sin darme cuenta, con los ojos llorosos de lo bien que besaba este ser lujurioso.

Sonrió satisfecho― Guarda esos dulces sonidos para esta noche, mi querida Nayla. Tu tren ha llegado.

― ¿Huh?

El pitido de cierre de las puertas se escuchó. Mi instinto de correr me puso recta y salí disparada hacia una de las puertas que se encontraba a mi frente, entré y a los pocos segundos, se cerró; suspiré aliviada por poder tomar el tren y vi por las ventanas la vacía estación que había. Stuart había vuelto a desaparecer sin dejar rastro. ¿Decía que era teletransportación? Debe ser cool el poder ir a dónde quieras cuándo quieras...
Llegué a mi parada, me detuve en el semáforo de siempre, el cual se encontraba en rojo para peatones cada vez que salía de la estación. Su color cambió y fui rápida como un rayo al trabajo. Puesto que nos encontrábamos en las primeras semanas de octubre y el frío se notaba más, el horario de las terrazas al aire libre se acabaron. A partir de hoy, todo sería dentro del local y, no era tan malo como sonaba. La verdad es que el aura que emitía este bar-restaurante es bastante familiar y te hacía sentir como en casa.

HIM (2dle) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora